La profesora Tania Vidal en el Laboratorio de Criminología de la Universidad Isabel I.
9 de enero de 2025. La violencia vicaria es una realidad alarmante en España, una forma de maltrato en la que los menores son utilizados como instrumentos para infligir sufrimiento emocional a sus madres. Este fenómeno, ampliamente estudiado por Tania Vidal López, profesora del Grado en Ciencias de la Seguridad de la Universidad Isabel I, revela una faceta extrema de la violencia de género que ha pasado desapercibida durante mucho tiempo.
En su reciente investigación titulada "La realidad de la violencia vicaria en España: el menor como el instrumento más poderoso de un maltratador de género", publicada en la editorial Marcial Pons, la profesora Vidal López describe cómo los agresores utilizan a los hijos no solo para dañar físicamente, sino para ejercer un control emocional devastador sobre sus parejas o exparejas. "La violencia vicaria es una forma de maltrato en la que los menores son instrumentalizados para causar daño emocional a la madre", explica la profesora. Este tipo de violencia no solo busca causar sufrimiento inmediato, sino perpetuar el control y el dolor a largo plazo.
El estudio detalla que el agresor, al utilizar a los hijos, busca mantener su influencia sobre la víctima incluso después de que la relación haya terminado. "El menor se convierte en el medio más poderoso del maltratador para seguir ejerciendo control sobre la víctima", señala Vidal López. Esta manipulación puede manifestarse de diversas maneras, desde el chantaje emocional hasta la alienación parental, y tiene consecuencias graves tanto para los menores como para las madres.
Casos Mediáticos: Del Caso Bretón a Sueca
El caso de José Bretón en 2011 marcó un punto de inflexión en España. Bretón asesinó a sus dos hijos como venganza hacia su exmujer, un crimen que desató una oleada de indignación y llevó a la inclusión del menor como víctima directa en la Ley de Violencia de Género en 2015.
Más recientemente, en 2022, otro caso en Sueca (Valencia) evidencia la brutalidad de esta forma de violencia. José Antonio asesinó a su hijo de 11 años, permitiendo que su exmujer escuchara la agonía del niño por teléfono. Este caso llevó a la imposición de la pena de prisión permanente revisable.
Impacto psicológico en los menores y mayor protección
Uno de los aspectos más preocupantes que destaca el estudio es el impacto psicológico en los menores. Los niños que son utilizados como instrumentos de violencia vicaria sufren un daño emocional profundo que puede afectar su desarrollo y bienestar a largo plazo. "Estos menores no solo son testigos de la violencia, sino que se convierten en partícipes involuntarios de la misma", explica la profesora Vidal López. Esto puede generar en ellos sentimientos de culpa, ansiedad y trastornos emocionales que perduran en el tiempo.
Además, el estudio subraya la necesidad de una mayor concienciación y acción por parte de las instituciones. La docente de la Universidad Isabel I insta a que se implementen políticas públicas más efectivas para proteger a los menores y a sus madres de este tipo de violencia. "Es fundamental que se reconozca la violencia vicaria como una forma de violencia de género y se tomen medidas concretas para combatirla", afirma. Esto incluye desde la formación de los profesionales que trabajan con víctimas hasta la creación de programas de apoyo específicos para los menores afectados.
La profesora también resalta la importancia de la educación y la prevención. Según ella, es esencial educar a la sociedad sobre los peligros de la violencia vicaria y fomentar un entorno en el que las víctimas se sientan seguras para denunciar. "La prevención es clave para erradicar este tipo de violencia. Necesitamos crear una cultura de respeto y apoyo en la que las víctimas no tengan miedo de hablar y buscar ayuda", señala.
Enfoque multidisciplinario
El trabajo de Vidal López también pone de manifiesto la necesidad de un enfoque multidisciplinario para abordar la violencia vicaria. Esto implica la colaboración entre diferentes sectores, incluyendo el judicial, el social y el educativo, para garantizar una respuesta integral y efectiva. "Solo a través de un enfoque coordinado y comprensivo podemos ofrecer la protección y el apoyo que las víctimas necesitan", asegura la profesora.
En cuanto a las propuestas específicas, el estudio sugiere la creación de unidades especializadas en violencia vicaria dentro de las fuerzas de seguridad y el sistema judicial. Estas unidades estarían encargadas de identificar y atender los casos de manera rápida y efectiva, garantizando que las víctimas reciban la protección necesaria. Además, se propone la implementación de programas de rehabilitación para los menores afectados, que les permitan superar el trauma y reconstruir sus vidas.
Tania Vidal López concluye su investigación instando a la sociedad y a las instituciones a no permanecer indiferentes ante esta realidad. "La violencia vicaria es una forma de violencia de género que no podemos ignorar. Es responsabilidad de todos nosotros proteger a los más vulnerables y trabajar juntos para erradicar esta forma de maltrato", afirma.
Con su estudio, Vidal López no solo aporta un análisis exhaustivo del fenómeno, sino que también abre un debate crucial sobre la protección de las víctimas de violencia de género en España. Su trabajo es un recordatorio de que, aunque la violencia de género adopte diferentes formas, todas ellas requieren una atención y acción urgentes. La investigación de Vidal López es un paso importante hacia la visibilización y el combate de la violencia vicaria, recordando que el cambio es posible si todos nos comprometemos a trabajar juntos.