Carmen Fernández Aguilar - Mié, 30/11/2022 - 09:56
Metáfora visual de los tramos del IRPF.
Serie: A Vueltas con la Economía' (XCII)
La reciente escalada de la inflación ha generado un intenso debate sobre si los tramos del IRPF deben “deflactarse”, es decir, ajustarse con la inflación. Los partidos de la oposición argumentan que no hacerlo es equivalente a una subida de impuestos encubierta. Desde el Gobierno defienden que este ajuste no es conveniente en estos momentos porque beneficiaría especialmente a las rentas más altas y potenciaría, aún más, la inflación. Este es uno de esos debates económicos en los que ambos lados llevan parte de razón, pero la refriega política hace que se torturen los argumentos (y los datos), haciendo el debate más confuso y polarizado. En esta entrada trataré de explicar cuáles serían las consecuencias de deflactar los tramos del IRPF, las distintas formas de hacerlo y las ventajas e inconvenientes de cada opción.
La inflación
El origen de este debate es bien conocido: cuando suben los precios, los consumidores pierden poder adquisitivo a no ser que su renta nominal se incremente. Dado que el IRPF tiene una escala progresiva, aquellos contribuyentes cuya renta nominal crece terminarán soportando un tipo impositivo medio más alto (bien porque saltan a un tramo superior del impuesto, o simplemente porque una mayor parte de su renta se grava a un tipo más alto). Esto se llama “progresividad en frío”: un aumento del tipo impositivo medio sin que se haya producido una subida de la renta en términos reales. Las preguntas clave son: ¿deberían ajustarse los tramos con la inflación para evitar la progresividad en frío? ¿Debería este ajuste basarse en la tasa de crecimiento de la renta, o en la tasa de crecimiento de los precios (es decir, la inflación)?
Para analizar los efectos de las distintas opciones, es útil considerar un ejemplo sencillo. Supongamos que la tarifa progresiva del IRPF es la que se describe en las dos primeras columnas de esta tabla:
Con esta tarifa progresiva, una persona con una renta de 20.000 paga 1.000 en impuestos y su tipo medio (impuestos sobre renta total) es del 5%. Supongamos que durante el año en curso la inflación es del 10%. Es interesante analizar varios escenarios que se pueden dar en el año siguiente: la renta del contribuyente podría (a) mantenerse igual, (b) crecer un 5% o (c) crecer un 10% (lo mismo que los precios). Por otro lado, el Gobierno podría (i) no actualizar los tramos del impuesto, (ii) actualizarlos con la tasa de crecimiento de la renta (asumamos que crece un 5%) o (iii) actualizarlos con la inflación (10%).
Esta combinación de tres valores de renta y tres escalas del impuesto da lugar a nueve escenarios posibles, que se reflejan en la segunda tabla. Para cada escenario, calculo los impuestos que pagaría el contribuyente (T), su tipo impositivo medio (TM) y la renta disponible después de impuestos (Yd).
En esta tabla observamos varios hechos interesantes:
- Si la renta no cambia y los tramos del impuesto no se deflactan, el tipo medio se mantiene igual que en la situación inicial (5%) y la renta disponible también. Sin embargo, el contribuyente ha perdido poder adquisitivo porque ahora puede comprar menos bienes con la misma renta nominal.
- Si la renta aumenta, pero los tramos del impuesto no se deflactan (o se deflactan por debajo de la inflación), el tipo medio sube. El contribuyente pierde poder adquisitivo incluso cuando su renta crece un 10%, porque para mantener el poder adquisitivo necesitaría alcanzar una renta de disponible de €20.900.
- Si los tramos se deflactan según el crecimiento medio de la renta (5%), se elimina la progresividad en frío hasta cierto punto: el contribuyente promedio--cuya renta crece lo mismo que la media--sigue soportando un tipo medio del 5% como el año anterior. Sin embargo, su renta disponible cae en términos reales. Los contribuyentes cuya renta crece por encima de la media soportarán un tipo medio más alto.
- Si los tramos se deflactan según la inflación, aquellos cuya renta haya crecido menos del 10% se benefician de un tipo medio más bajo, aunque pierden poder adquisitivo. Solo aquellos cuya renta crece lo mismo que los precios mantienen el mismo tipo medio. Aunque pagan más impuestos que antes (€1.100 vs. €1.000), mantienen su poder adquisitivo.
Por lo tanto, deflactar los tramos del impuesto según el crecimiento medio de la renta evita parcialmente la progresividad en frío tal como la he definido al principio. Sin embargo, para que los contribuyentes mantengan el poder adquisitivo (después de impuestos) intacto en términos reales, sería necesario deflactar los tramos de acuerdo con la inflación.
¿Qué se hace en otros países avanzados? ¿Y qué opinan los expertos? Una muestra de que no hay consenso sobre esta cuestión es la variedad de enfoques entre distintos países: en Estados Unidos se deflacta el impuesto anualmente con la inflación desde los años ’80. En la Unión Europea, algo menos de la mitad de los países deflactan los tramos de manera automática con la inflación. En España no se hace regularmente (excepto en Navarra y el País Vasco), pero en la práctica las sucesivas reformas del IRPF a lo largo de los años han ido ajustando los tramos del impuesto a la inflación acumulada.
A modo de conclusión: hay argumentos sólidos para defender que los tramos del IRPF se deflacten regularmente, y hacerlo en función del crecimiento de la renta tiene algunas ventajas sobre hacerlo con la inflación. Sin embargo, en la coyuntura económica actual esta medida podría tener efectos negativos sobre nuestra economía. Se trata, por lo tanto, de una decisión en la que se deben considerar varios pros y contras, que espero hayan quedado más claros con esta entrada.
Editor: Universidad Isabel I
Burgos, España
ISSN: 2659-3971
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