Álvaro Romero Barriuso - Mar, 23/08/2022 - 10:45
Arquitectura e informática.
Si bien cabría pensar, al menos en primera instancia, que se trata de campos de conocimiento poco parejos, inclusive dispares, se debe señalar que tienen más puntos de comunión que diferencias insoldables. A la hora de diseñar el hardware de cualquier dispositivo, ya sea concebido para ser portátil o fijo, se tienen cada vez más en consideración “las tripas” de dicho aparato, al igual que su exterior o carcasa. No sólo se trata de colocar los componentes necesarios para que el dispositivo funcione correctamente, sino que se procura ir un paso más allá, generar una armonía dentro del espacio disponible, destinando “un lugar para cada componente y cada componente en su debido lugar”, optimizando en el proceso el área útil disponible.
Este proceso de optimización no sólo se aplica sobre el espacio disponible (el lienzo), sino sobre el material o sobre los recursos que se tienen que emplear en su manufactura, lo que permite abaratar costes y rentabilizar en mayor medida el producto final. Por ejemplo, si se analiza una placa base, se pueden observar patrones similares que se asemejan a los que se encuentran en el diseño de la planificación urbanística y arquitectónica, que tratan de optimizar el espacio disponible de la manera más eficiente posible. Esto se puede apreciar claramente en las siguientes imágenes, que muestran una placa base y la planimetría de la ciudad de Barcelona, concebida por el urbanista Ildefonso Cerdá.
Placa base con procesadores y módulos RAM.
Planimetría de la ciudad de Barcelona, diseñada por el urbanista Ildefonso Cerdá.
Aplicar conceptos clásicamente asociados a la arquitectura y al arte (en donde el diseño es un elemento implícito), ha permitido la mejora en otros campos, como el tecnológico o el informático. Cabe reseñar, entre otros statements, el conocido “Menos es más” (que da paso al minimalismo), del arquitecto y diseñador industrial Mies Van der Rohe, perteneciente al movimiento moderno (junto con Gropius, Frank Lloyd Wright o Le Corbusier como máximos exponentes de este estilo). A día de hoy, esta premisa se aplica desde la fase de concepción hasta el posterior diseño de cualquier producto industrial o tecnológico. Junto a este, se encuentran ejemplos de otros conceptos que han calado en el diseño de producto, ya sea que se aplican en fases previas o en la fase del diseño final de producto, como pueden ser: el uso de las proporciones (la proporción áurea se encuentra presente en muchos de los productos que actualmente se comercializan, así como en el diseño de marcas), la esbeltez, la simetría, la silueta, la curvatura, las formas rectilíneas, etc.
Al igual que el Modulor de Le Corbusier (Figura 2), concebido como un sistema de medición que aplica la escala humana (representada mediante un hombre levantando el brazo, que trata de actualizar al hombre de Vitrubio de Leonardo Da Vinci), en relación con las matemáticas, a los edificios y a los elementos que los integran. Es decir, funciona tanto a la escala macro (planeamiento urbano de una ciudad) como a la micro, siendo de utilidad, por ejemplo, a la hora de concebir un espacio concreto dentro de un edificio (se ha de hacer alusión a la Unidad Habitacional de Marsella), o a la hora de diseñar el propio edificio que contenga dicho espacio (el interior o la escala doméstica y el exterior o la escala urbana dialogan y convergen a través del uso del Modulor). Esta herramienta, elevada a su máxima expresión, se tradujo en el diseño y concepción a escala macro, por parte de Le Corbusier, de la ciudad de Chandigarh, nueva capital de dos estados de la India: Punyab y Haryana.
Figura 2. Modulor concebido por el arquitecto Le Corbusie.
Al aplicar estos conceptos al diseño tecnológico, se consigue que se produzca una mayor conexión entre el interior y el exterior, no pudiendo olvidar el icónico diseño del iMac G3 llegados a este punto, que rompió con lo establecido y que mostraba el interior del ordenador con una carcasa de colores (Figura 3). En concreto, Apple ha sido una marca que ha apostado por el cuidado diseño en sus productos, asignando un papel muy importante al mismo en su diseño y consolidación como marca tecnológica.
Figura 3. Evolución en el diseño de los iMac de Apple.
Al igual que con el hardware, el software ha sufrido de una transformación similar, cuidando, cada vez más, la interfaz del usuario, el aspecto visual de una web o de un videojuego, la tipografía que se emplea, la escala de colores, etc.
Estas directrices han permitido a la industria de la tecnología poder diseñar aparatos electrónicos cada vez más esbeltos y finos, aligerando el peso de los mismos y permitiendo una mejora sustancial en su diseño y funcionalidad. Es por ello que, arquitectura e informática, resultan en una dupla indivisible en la concepción y diseño tanto de hardware como de software.
Editor: Universidad Isabel I
ISSN 2792-1794
Burgos, España
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