Elena Rocío Serrano Ibáñez - Lun, 23/03/2020 - 12:19
La situación actual provocada por el COVID-19 puede generarnos sentimientos como miedo, incertidumbre, inseguridad, inestabilidad o, incluso, tristeza o enfado, entre otros. Todas estas emociones, si no nos generan un gran malestar, son normales, válidas y aceptables en estos momentos. Se producen porque hemos tenido que romper nuestra rutina diaria, dejar a un lado nuestros hábitos y afrontar un nuevo reto, todo ello, de manera precipitada y sobrevenida.
Sin embargo, es conveniente ayudarnos a nosotros mismos a manejar la situación de la mejor manera posible. Por ello, os proponemos algunas ideas para no solo cuidar nuestra salud física sino, también, la salud emocional a la que hacíamos referencia.
1. Debemos pararnos a pensar sobre las emociones que a cada uno de nosotros nos genera esta situación, reconocerlas y aceptarlas. Además, es bueno compartir con las personas cercanas.
2. Si bien es importante estar informados, es prioritario no estar constantemente buscando información sobre el coronavirus, andar escuchando todo el día noticias sobre el mismo o hablar constantemente sobre él. Esto lo único que hará será aumentar nuestro nivel de malestar. Debemos actualizar nuestra información una o dos veces al día. Eso sí, siempre consultando fuentes oficiales.
3. Hay que ser realistas, sin minimizar ni maximizar la amenaza. Debemos no ponernos en el peor futuro posible, pensando en la ocurrencia del mismo. No sabemos si este pasará o no, y con ello solo aumentamos nuestro malestar. Si nos “cogemos” a nosotros mismos pensando sobre ello, debemos posicionarnos en el presente, en las cosas reales que podemos hacer para manejar la situación.
4. Es necesario establecer una rutina en casa (y, si es de forma escrita, mejor), en la que no nos podemos olvidar de introducir las tareas diarias o el teletrabajo, el aseo e higiene personal, cosas que teníamos pendientes de realizar y que nunca teníamos tiempo de ponernos a ellas y actividades agradables.
5. Estar en casa, no significa no divertirse o no tener contacto social. Como hemos indicado, vamos a planear actividades que nos gusten, si el posible, para realizarlas con todas las personas de casa. Además, dentro de nuestra rutina vamos a introducir, por ejemplo, videollamadas con familiares y amigos (aspecto aún más importante si estoy solo en mi hogar).
¿Qué le diríamos a una persona querida para ayudarla a manejar, de la mejor manera posible, esta situación? Digámonoslo a nosotros mismos.
En caso de que sintamos que las emociones nos desbordan y que no las podemos manejar con estas pautas, es conveniente consultar con un psicólogo para que nos ayude en este proceso.
El equipo de Psicología de la Universidad Isabel I.
Añadir nuevo comentario