Marcos Terradillos - Vie, 12/02/2021 - 09:00
La evolución de las especies basada en la Teoría de Darwin desde el Lucy hasta el hombre de hoy en día.
Cada 12 de febrero celebramos el Día de Darwin (aniversario de su nacimiento). Con ello queremos resaltar y conmemorar su obra científica, una de las más relevantes de la humanidad. Es necesario que recordemos y resaltemos la obra de este autor cada día, y más, cuando podemos leer en un titular de un medio del S XXI que 'la mitad de los universitarios no conoce la Teoría de la Evolución de Darwin' (EFE. 21 de septiembre de 2020).
'El origen de las especies' (1859) es el libro científico más importante de la historia. En este libro, dirigido al gran público, Darwin genera un gran impacto con sus nuevas teorías, cuestionando las convicciones religiosas. Organiza y descarta todas las hipótesis precedentes elaborando una teoría coherente que demostraba que los organismos evolucionan, que los seres vivos actuales proceden de antepasados muy diferentes, y que las especies guardan relación entre ellas al tener antepasados comunes. El motor de dicha evolución es la «selección natural o la supervivencia de los más aptos», según la cuál, sobreviven y se reproducen aquellos individuos mejor adaptados a las circunstancias de cada especie. Algo muy importante de esta obra de Darwin es que la evolución estaba carente de finalidad y que era absurdo hablar de que un animal fuera superior a otro. Así, su obra nada tiene que ver con la justificación de las diferencias sociales y raciales.
Darwin a la hora de formular su teoría se apoyó en el estudio de los fósiles. En esos momentos aún predominaba en el campo de la paleontología la vieja idea de que los fósiles eran vestigios del diluvio universal u otras catástrofes similares (paradigmas diluvista y catastrofista). Frente a estos, Darwin defendió que las especies desaparecen de forma gradual (sin cambios súbitos) como consecuencia ineludible de la evolución, al no poder ciertas especies adaptarse a los cambios producidos en su medio (selección natural).
Los procesos de extinción se producen lentamente
Darwin sostuvo que los procesos de extinción, al igual que los cambios geológicos, se producen lentamente y durante largos invervalos de tiempo, señalando que aquello que a nosotros nos parecen extinciones repentinas, en realidad son simples lagunas de información, defendiendo, así, el carácter incompleto del registro fósil.
Este libro generó un intenso debate científico, filosófico y religioso. Pero, pese a esto, no fue hasta casi un siglo después, en torno a 1930 y 1940, cuando la teoría de Darwin fue aceptada de forma casi universal.
Esta obra no solo fue relevante para los biólogos, también, por ejemplo, para los arqueólogos y antropólogos. Durante los años centrales del siglo XIX, el reconocimiento de la antigüedad humana, la aplicación de los planteamientos uniformistas a los yacimientos arqueológicos, la publicación 'The origin of species' y 'The geological evidences of the antiquity of man' (Lyell, 1863) permitieron la consolidación de la biología, la arqueología y la antropología.
A partir de la obra de Darwin se ha podido analizar que la supervivencia del ser humano se debe fundamentalmente a nuestra capacidad para producir tecnología, a nuestra inteligencia, nuestro lenguaje complejo, a ser gregarios, nuestra dieta particular, nuestro bipedismo, nuestras características sexuales particulares, la retención de la tasa fetal de crecimiento neuronal durante la primera infancia, y un largo etcécera.
Charles Darwin en 1880. Fuente:Wikipedia.
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