Marcos Terradillos - Mié, 06/10/2021 - 10:51
Montaje de Marcos Terradillos para demostrar la similitud con otros primates.
Serie: 'Haciendo Historia' (LIV)
Por causa de la pandemia, todos los ciudadanos hemos pasado más tiempo en nuestras casas. Muchos hemos aprovechado para trabajar, ver alguna película y, cómo no, volver a leer esos libros que nos marcaron.
Portada del libro 'Aún no somos humanos' y representación de la evolución e involución humana.
Entre los libros que he devorado, he recuperado uno escrito por el catedrático y director de Atapuerca, Eudald Carbonell, y el director del Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social Rober Sala. Tiene el sugerente título de 'Aún no somos humanos'. Aunque se escribió en el año 2001 el debate que plantea este ensayo sigue estando de plena actualidad, quizá ahora más que nunca.
He recuperado este ensayo porque la pandemia del COVID nos ha recordado lo frágil que es nuestro modelo de vida, lo importante que es respetar nuestro contexto natural y lo esencial que es socializar al mundo entero los avances científicos, por ejemplo, la vacuna.
El libro plantea que el progreso de la tecnología nos ha ido humanizando y nos ha ido separando de otros primates y de otros homininos. También nos ha permitido poco a poco, muy poco a poco, doblegar la selección natural.
Pero esta obra propone además que, a pesar de la evolución y de los grandes avances científicos y técnicos, aún no podemos calificarnos a nosotros mismos como plenamente humanos. ¿Por qué? ¿Qué nos faltaría para llegar al grado de humanos? Pues que tenemos los medios necesarios para que todos y cada uno de los habitantes del planeta puedan vivir de una forma digna, pero, la realidad es que no lo hacemos; y tampoco socializamos la ciencia y la tecnología. Todo esto nos mantiene aún en un nivel de pre-humanización.
Iniciamos la carrera para hacernos humanos al comenzar la elaboración de cuchillos de piedra y al usarlos de forma cotidiana. Hace entre 3 y 2,5 millones de años a la selección natural le surgió una competidora temible, la selección cultural.
Primer salto tecnológico
Este primer gran salto tecnológico nos aportó claras ventajas en la vida. La tecnología lítica permitió a estos homininos consumir carne con una mayor eficiencia, así como trabajar otro tipo de materiales como la madera. Nadie se imagina afilar la punta de una jabalina sin un instrumento afilado. Igualmente, la tecnología mejoró las relaciones entre los homininos, ya que desde ese momento cada persona le tiene que preguntar a su compañero/a cómo y dónde se encuentran las materias primas, cómo se tallan, cómo se usan y cómo se abandonan.
Algo esencial que desembocó en la utilización de estos recursos extracorporales fue la cooperación y la socialización de los alimentos. La producción de cuchillos garantizo la supervivencia humana en un momento de cambio ambiental. De hecho, gracias a los cuchillos somos los únicos homininos que hemos sobrevivido.
Otra gran revolución tecnológica fue el fuego. Las ventajas del fuego son mucho más evidentes que las de los instrumentos de piedra:
- Nos da luz: así se pudieron explorar las cuevas y realizar las manifestaciones artísticas.
- Proporciona calor: con el fuego se pudieron superar de una forma más confortable los duros inviernos.
- Alarga las horas del día (la actividad ya no quedaba restringida a las horas diurnas).
- Nos permite cocinar: el fuego también produjo una mejora en la nutrición al incorporarse proteínas cocidas a la dieta alimenticia. Además, se aligera la digestión.
- Ahuyenta a los depredadores.
- Endurece la madera de lanzas y flechas.
- Mejora las cualidades del sílex: el tratamiento térmico del sílex permite una talla más homogénea y desarrollar instrumentos más finos.
- También mejora las relaciones sociales: los grupos siempre se han reunido alrededor del fuego para conversar y compartir alimentos.
El Neolítico
Pero, posiblemente, una de las mayores revoluciones tecnológicas fue la del Neolítico. El Neolítico fue un periodo crucial de la historia de la humanidad, pues supuso el salto de las sociedades cazadoras-recolectoras a las sociedades agrícolas y ganaderas.
¿Por qué se produce este importante salto económico, social y tecnológico? Los sapiens de la fase final del paleolítico habían alcanzado una gran adaptación al entorno y un gran conocimiento de la naturaleza, que se tradujo en una pequeña revolución demográfica. Llega un momento es que somos tantos los humanos que poblamos determinadas áreas del planeta (alguna con escasos recursos) que no nos queda otro remedio que asociarnos, trabajar en equipo para domesticar la naturaleza y producir alimentos de una forma artificial (a través de la agricultura y la ganadería).
Junto a la agricultura y la ganadería se desarrolló el sedentarismo, la cerámica, la conservación de los alimentos, el comercio y la capacidad de producir excedentes. Pero, estas dos últimas revoluciones no se socializaron y provocaron la aparición de las divisiones sociales, las jefaturas y las jerarquías.
Estas revoluciones y, obviamente, otras muchas desarrolladas en la historia nos han ido alejando progresivamente del resto de primates, pero no desembocaron en un proceso de humanización completo. Así, podemos ver cómo los avances científicos y tecnológicos que se han ido produciendo a lo largo de la historia se han desarrollado a costa de parte de la humanidad.
Continuará.
Editor: Universidad Isabel I
Burgos, España
ISSN: 2659-398X
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