Sandra Lado - Lun, 16/01/2023 - 12:20
Croquetas caseras de jamón.
La croqueta se define como la porción de masa hecha con la salsa densa bechamel, (basada en aceite o mantequilla, harina y leche) y un picadillo de diversos ingredientes, que posteriormente es rebozada en huevo y pan rayado y freída en abundante aceite para que su consistencia exterior sea crujiente.
Esta exquisitez culinaria tiene tradicionalmente forma ovalada y se sirve como entremés o guarnición en caliente.
El 16 de enero es el Día Internacional de la Croqueta. Para muchos un auténtico manjar característico de la cocina española. Sin embargo, su origen en la cocina moderna es francés, "croquette", del verbo “croquer” (crujir) y el sufijo disminutivo “ette”, lo que hace referencia a algo crujientita. Es en el siglo XVIII, en la corte de Luis XIV cuando se populariza, pero, en aquel entonces, se servía dulce.
Daniel Aquillué desvela los orígenes del Día de la Croqueta.
La croqueta salada, como la conocemos, surge en España, en la Guerra contra Napoleón (1808-1814), momento en el que se adoptaron muchas costumbres de la élite francesa, entre ellas, la comida. De ello da cuenta el testimonio de un oficial británico al que sirvieron un “frito de croquetas” y las primitivas se servían como base de patata o arroz y no se parecían a las actuales con bechamel. Lo que sí estaba en su ADN del plato es que se utilizaban trozos de sobras para su elaboración.
La croqueta se consagra durante el reinado de Isabel II. En 1833, el 'Diario de Avisos de Madrid' se ofrecían menús de distintos restaurantes con “croquetas de aves” o “croquetas de bacalao”. Y la primera vez que se recoge en un recetario se atribuye a François Massialot, cocinero del duque de Orleans en la obra ‘Le cuisinier royal et bourgeois’ (1691).
Así pues, debemos las croquetas al siglo XIX español. Nombradas por el escritor Leandro Fernández de Moratín, en 1819, que recomienda en una carta a un amigo suyo “engullir ricas croquetas” para lidiar con el aburrimiento. Y la escritora Emilia Pardo Bazán habla de una adaptación de la tradicional receta francesa al gusto español en la obra ‘La cocina española moderna’ de 1917.
Esta delicia culinaria se ha hecho popular en varios países tanto de Europa como Bélgica, Alemania, Italia o Países Bajos y América, en países como Argentina, Cuba o Paraguay. Las recetas se repiten igualmente en Asia en países como Japón, China, Taiwán o Corea, adaptadas, a sus productos locales y llevadas a este continente de la mano de comerciantes europeos.
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