Sandra Lado - Jue, 05/12/2024 - 09:45
Evolución de los derechos de la mujer en España: el tortuoso camino del sufragio universal.
El sufragio universal en España ha sido una de las conquistas más significativas en la lucha por la igualdad de derechos, particularmente para las mujeres, cuya participación en la vida pública y política del país experimentó una evolución tardía y compleja. Este recorrido histórico refleja los desafíos de una sociedad marcada por el analfabetismo, las desigualdades de género y las tensiones políticas de los siglos XIX y XX. Coincidiendo con la fecha en la que la sociedad española conmemora cada 6 de diciembre el día en el que se proclamó la Constitución Española en 1978, 46 años después, reflexionamos sobre la aparición de la mujer en la vida pública conquistando derechos que durante siglos le fueron vetados.
La sociedad española en el siglo XIX
En el siglo XIX, España era una sociedad predominantemente agraria, con un acceso limitado a la educación, especialmente para las mujeres. Según datos históricos, el 70% de las mujeres eran analfabetas, un porcentaje significativamente mayor que en el resto de Europa. Las normas sociales y las estructuras patriarcales relegaban a las mujeres al ámbito doméstico, negándoles la posibilidad de participar en la vida pública o política. La educación de las mujeres se limitaba, en su mayoría, a habilidades domésticas, perpetuando una brecha de género que se reflejaba en el acceso a derechos fundamentales.
Primeras figuras y actividades públicas femeninas
A pesar de este contexto adverso, surgieron mujeres pioneras que comenzaron a cuestionar su rol tradicional y abogar por su participación en la sociedad. Concepción Arenal (1820-1893) destacó como una de las primeras mujeres en irrumpir en la esfera pública. Arenal, conocida por su labor como jurista y reformadora social, abogó por la educación de las mujeres y la reforma de las cárceles, mostrando una temprana conciencia sobre los derechos humanos.
Durante el primer tercio del siglo XX, figuras como Clara Campoamor y Victoria Kent se convirtieron en referentes del feminismo español. Clara Campoamor fue una de las principales defensoras del sufragio femenino durante la Segunda República, argumentando que la igualdad política era indispensable para alcanzar la justicia social. Por su parte, Victoria Kent, aunque también comprometida con los derechos de las mujeres, se opuso inicialmente al sufragio femenino, temiendo que las influencias conservadoras perjudicaran los avances democráticos.
El hito de la Constitución de 1931
La Segunda República marcó un punto de inflexión con la promulgación de la Constitución de 1931, que reconoció el sufragio universal, incluyendo por primera vez a las mujeres. El artículo 36 de esta constitución otorgó a las mujeres el derecho al voto, un avance que las situó en igualdad política con los hombres. Este logro fue impulsado por debates parlamentarios liderados por Campoamor, quien argumentó:
“El derecho al voto no se otorga a las mujeres como un regalo, sino porque es su derecho y porque una democracia no puede existir sin igualdad”.
En las elecciones de 1933, las mujeres ejercieron por primera vez este derecho, marcando un hito en la historia española. Sin embargo, este avance fue efímero.
El sufragio femenino durante el franquismo
El régimen franquista, instaurado tras la Guerra Civil (1936-1939), restringió los derechos de las mujeres, revirtiendo muchos de los avances logrados durante la Segunda República. Aunque formalmente las mujeres cabeza de familia podían votar en ciertos referéndums, este derecho estaba profundamente limitado y condicionado por el sistema autoritario y la ideología conservadora del régimen, que promovía un modelo de mujer subordinada al hogar y la familia.
La restauración democrática y la Constitución de 1978
La muerte de Franco en 1975 y la posterior Transición Democrática supusieron el renacimiento de los derechos civiles en España. La Constitución de 1978 consolidó el sufragio universal sin distinciones de género, garantizando la plena igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos. El artículo 14 presentó:
“Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.
Además, la Constitución sentó las bases para políticas de igualdad y la participación activa de las mujeres en la vida pública. Durante esta etapa, se impulsaron leyes para garantizar los derechos laborales, educativos y sociales, fomentando la integración de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad.
Las mujeres en la política hoy en día
Aunque España ha avanzado significativamente en la inclusión de las mujeres en la política, todavía está lejos de alcanzar la paridad. Actualmente, las mujeres representan aproximadamente el 40% del total de los cargos políticos, excepto en VOX, con una presencia del 27,3%, señala el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta cifra, si bien ha crecido en las últimas décadas, pone de manifiesto las barreras persistentes.
La Ley de Igualdad de 2007, que introdujo medidas como las listas electorales paritarias, ha contribuido a visibilizar a las mujeres en la esfera política, pero la representación efectiva sigue siendo limitada. Los techos de cristal, las dificultades para compaginar la vida familiar y profesional, y la discriminación indirecta son algunos de los retos que enfrentan las mujeres para acceder a posiciones de liderazgo. Alcanzar la paridad no solo es una cuestión de justicia, sino también de calidad democrática, ya que una representación equilibrada garantiza que las decisiones políticas reflejan mejor la diversidad y las necesidades.
Conclusión
El camino hacia el sufragio universal en España y la participación política de las mujeres ha sido largo y lleno de obstáculos. Desde las primeras reclamaciones de Concepción Arenal hasta la consolidación de los derechos fundamentales en la Constitución de 1978, las mujeres han desempeñado un papel crucial en la transformación de la sociedad española. Aunque queda trabajo por hacer, los logros alcanzados demuestran la importancia de la lucha por la igualdad y la justicia en la construcción de una democracia inclusiva.
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