Andrés Seoane Fuente - Mié, 02/08/2017 - 14:05
¿Qué es el Big Data? Por elemental que pueda resultar, en esencia es precisamente eso, una gran cantidad de datos. Pero el concepto engloba tanto ese gran tamaño de información, su complejidad y su velocidad de crecimiento –esta última variable se traduce según Eric Schmidt, CEO de Google, en que ahora generamos en dos días más datos que en toda nuestra historia hasta 2003-, como las herramientas para utilizarlo. La capacidad de gestionar estas variables proporciona a las empresas una fuente información que responde a preguntas que ni siquiera sabían que tenían. Y es ahí donde reside su papel protagonista en el marketing.
Dos términos clave resumen la importancia del Big Data en relación con las ventas: identificación y eficacia. Gracias a un acertado análisis del incesante y creciente flujo de información que llega a los negocios, y su traducción al idioma empresarial, se pueden reducir los costes, aumentar la eficiencia en la toma de decisiones, y orientar la creación de nuevos productos o servicios a las necesidades o demandas de los clientes.
Y lo que es aún mejor: nos permite ofrecer una experiencia de compra personalizada al consumidor. El mercado deja de verse dividido en segmentos y se acerca a la individualización, y las acciones comunicativas ya no se ‘sueltan’ en masa, sino que se realizan en tiempo real y se dirigen a cada persona. El cliente no es el receptor del mensaje, sino un protagonista que participa en el proceso de compra, con una opinión que se tiene en cuenta y unas preferencias que la marca considera a la hora de ofrecerle sus productos.
Tuitéalo: "El Big Data es importante en marketing porque se traduce en identificación y eficacia"
Entre los desafíos que se plantean a una compañía que haga uso del Big Data aplicado al marketing, hay tres esenciales:
- Qué información recopilar
- Cómo analizarla
- Qué producir con ella
Si una marca es capaz de desarrollar un sistema de trabajo que le permita rentabilizar estos retos, tendrá la capacidad para conocer mejor a su público objetivo y estar informado de sus preferencias y necesidades; gracias a ello podrá diseñar una estrategia de marketing adaptada a cada consumidor, ofreciendo un contenido, un producto y una experiencia personalizada y, por tanto, efectiva; y, por último, estará incluso en disposición de predecir posibles imprevistos y anticiparse a ellos con un tiempo de reacción suficiente.
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