María del Mar Martín García - Lun, 30/12/2024 - 09:20
Infografía de un cerebro de inteligencia artificial.
Serie: 'Digital Engagement' (XLII)
La tecnología que utiliza datos existentes para generar contenido original, la Inteligencia Artificial Generativa (IAG) está transformando todas las esferas de nuestra realidad a una velocidad vertiginosa. Esta herramienta digital está revolucionando también el mundo académico y puede llegar a ser una poderosa herramienta al servicio de la docencia y la investigación. Si bien es cierto que su adopción está ocasionando más tensiones que otras tecnologías anteriores, quizá debido a su naturaleza disruptiva, impedir a los estudiantes el acceso y el uso de la IAG es dar la espalda a la realidad.
Hoy le he preguntado al ChatGPT qué hago con un alumno que me ha entregado un trabajo con el 100% de IA. Me ha contestado indicándome los pasos que debería llevar a cabo para realizar mi evaluación, pero lo que más me ha sorprendido es cómo ha comenzado su respuesta, “manejar una situación como esta requiere tacto y enfoque educativo”.
Tacto, algo tan humano, que de repente he tenido la sensación de que me encontraba inmersa en alguna novela de Isaac Asimov. Y confieso que también he sentido una especie de vértigo hacia algo que no controlo lo suficiente. Creo que esta es una de las razones que está generando en el ámbito educativo una mezcla de desconcierto, duda e inseguridad a la hora de utilizar esta herramienta digital.
Hacer un uso adecuado de la IA
Habría que preguntarse qué es hacer un uso adecuado de la IAG por parte de todos. El criterio de uso ético no solo es para el alumno, también debe serlo para el docente. Y, sobre todo, lo que hay que preguntarse es ¿sabemos que puede hacer por nosotros la IA? Indudablemente no podemos cerrar los ojos y mirar para otro lado, debemos de conocer cómo funciona, qué puede hacer por nosotros, cuáles son sus limitaciones y cómo sacarle el máximo partido sin que deje de ser una herramienta para conseguir nuestros objetivos, y no un sustituto de nuestro trabajo y nuestro esfuerzo.
Algunas investigaciones ya han mostrado la capacidad de esta herramienta para mejorar el aprendizaje de los estudiantes (Prado, 2024). Sin embargo, la batalla que se libra hoy en las aulas es la realización de los trabajos por parte del alumnado, escritos íntegramente por una IA. La dedicación y esfuerzo del estudiante disminuye así considerablemente, lo que perjudica en gran medida su proceso de aprendizaje y la adquisición de las habilidades y competencias necesarias en cada materia.
Por tanto, se hace necesario educar sobre el uso y no abuso de la IA, integrando esta tecnología como herramienta que puede ayudar al estudiante en su aprendizaje, pero no puede sustituir el proceso de adquisición de las competencias y habilidades.
Enseñar cómo usarla al alumnado
Enseñar al alumnado cómo realizar consultas, obtener información, investigar sobre un tema para la realización de un trabajo y en definitiva educarles sobre cómo puede ayudarles la IAG en su aprendizaje. Sin olvidarnos de enseñarles a cuestionar y tener una mirada crítica sobre los resultados obtenidos de la IAG. Conocer las limitaciones de esta herramienta, nos ayuda a mantener esta mirada crítica, siempre necesaria cuando transmitimos conocimiento. El propio ChatGPT me lo indicado: “puedo equivocarme porque no entiendo como un humano; mi conocimiento está limitado por mi entrenamiento, y no tengo sentido común ni conciencia”
En definitiva, es imprescindible conocer esta herramienta, experimentar sus utilidades y adquirir los conocimientos necesarios para poder transmitir a nuestros estudiantes su uso responsable, fomentando un entorno ético y seguro.
Editor: Universidad Isabel I
ISSN 2697-2271.
Burgos, España
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