Andrés Seoane Fuente - Mié, 17/01/2018 - 11:31
Ilustración: Rocío Raya.
Serie: 'Del Dicho al Hecho Histórico' (VIII)
Esta expresión tiene como idea clave el karma, la confianza o creencia de que el tiempo pone las cosas en su lugar, de que, al final, a quien actúa de una manera se le acaba pagando con la misma moneda o termina probando su propia medicina. Este refrán es de uso actual y, al igual que sucede con muchos otros, se emplea en multitud de ocasiones mencionando únicamente la primera parte.
Su origen se encuentra en la Biblia, en el Evangelio según San Mateo (Capítulo 26, versículos 51-52), en el que Jesús pide a uno de los que estaban con él que guarde su espada, “porque el que a hierro mata, a hierro muere” -el refrán en latín, qui in gladio occiderit, gladio peribit, significa “el que mata a espada, perecerá por la espada”-. Conceptualmente, cabría preguntarse si, en su origen primitivo, este refrán no proviene de la Ley del Talión, del Cógido de Hammurabi (Babilonia, siglo XVIII a. C.), y su famoso “ojo por ojo y diente por diente”.
Por otra parte, esta expresión también aparece en muchas obras de la literatura española, algunas de la magnitud de La Dorotea (1632) de Lope de Vega, además de en casi todas las publicaciones de recopilación y estudio de los refranes, dada su antigüedad y la popularidad de su uso.
Fuentes de consulta:
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