Victor Postigo Ruiz Director del CFGS de Técnico en Enseñanza y Animación Sociodeportiva (TEAS) de la Universidad Isabel I
Mar, 02/02/2016 - 12:58

Desde hace unos días se puede leer en Internet el siguiente artículo:

Cerradores de actas

 

Pase de pechoNos encontramos con una realidad en el deporte de formación, en este caso baloncesto, con la que muchos entrenadores (y jugadores que por edad quizás no entiendan las connotaciones del asunto) se enfrentan cada fin de semana. Resumiendo mucho la noticia, si un equipo (en minibasket) gana en algún momento del partido de 50 puntos a otro, automáticamente se dejan de cuantificar las canastas y el resultado se cierra como esté, 50-0, 64-14… y de esto se aprovechan muchos «entrenadores».

 

No voy a repetir lo que dice el artículo, con el que estoy totalmente de acuerdo; existen muchos tipos de entrenadores y no voy a entrar a juzgar lo que hace cada uno. Sí me gustaría compadecerme de aquellos niños que sufren en sus entrenamientos y partidos un «cierra de actas», ya que no van a poder disfrutar de este deporte tan bonito ni mucho menos aprender a jugarlo, pero sí quiero entrar en el tema de aquellos entrenadores que, siendo sabedores de que su equipo es superior en la cancha, aprovechan el partido para respetar al rival, mejorar aspectos del juego, hacer que los niños aprendan y que todos los que están en la cancha disfruten, independientemente del resultado, pero que, aun así, cierran el acta. Si hacen todo como deportivamente y éticamente se ha de hacer, pero el resultado final es el mismo ¿el problema no será otro? Y voy a ir un paso más allá. La diferencia entre minibasket y los infantiles de 1er año es de meses, la cancha cambia, las canastas suben, el balón pesa más, el campo es enorme… y las actas ya no se cierran, con lo que los resultados pueden ser abrumadores…

 

Resultados de 150-2, 121-10, o de este estilo, no son tan raros en el deporte de la canasta a estas edades y es que, si la diferencia física entre unos niños y otros es notoria, si nos cambian la cancha (dificultando un montón el juego), todo corre en contra del rival débil.

Jugando en mini

Aquí no vale dejar de correr, no atacar, no tirar a canasta… tenemos que pensar que los 10 jugadores del campo son igual de niños, los que pierden estrepitosamente y los que ganan. Dile tú a un niño de 12 años cuando roba un balón y va solo al aro para meter una bandeja fácil que pare, que no tire, que no puede «abusar» del rival. Esto, en sí mismo, es una falta de respeto con el rival desde mi punto de vista y, por otro lado, es una «faena» para nuestro jugador que no tiene culpa del resultado.

 

Puedo asegurar que los grandes «educadores-entrenadores» inventan mil recursos para que las canastas no lleguen indiscriminadamente: las rotaciones son cortas, todos participan, todos tienen que meter canasta, solo se pasa con la mano mala, defensa individual en cancha defensiva, pasar y cortar, atacar por el lado débil, ataques en estático para aprender a jugar en 5x5… Todos los conceptos que se tienen que aprender para jugar al baloncesto y que a ciertas edades son muy difíciles de entender se utilizan como mejora y para cortar el grifo de canastas, pero estas siguen llegando y no se puede parar la sangría… Vuelvo a preguntar, ¿el problema no será otro?

 

Y es que, efectivamente, a veces la formación de los grupos de competición se hace sin pensar a quienes estás emparejando en cada grupo y, a veces también, existen coordinadores de ciertos clubes que, probablemente por dar prestigio al club o por ahorrar costes, incluyen en competiciones autonómicas a equipos que lo que tendrían que hacer es disfrutar y competir de una competición local más igualada y, por lo tanto, más divertida para los niños.A través del aro

 

Por eso quiero acabar esta entrada rompiendo una lanza por aquellos entrenadores que tienen la posibilidad de entrenar a un equipo que va a ser superior en una competición y hacen lo imposible por que los chicos aprendan, se eduquen, disfruten y respeten la competición y a los competidores, pero que aun así son víctimas de comentarios despectivos porque sus niños, que son niños todos, cierran un acta y «humillan» rivales… Antes de ser los responsables de los comentarios negativos, replanteémonos qué tipo de entrenador es el que estamos analizando y si, al final de todo, el problema no será otro…

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