Pedro Santa Brígida - Vie, 30/12/2016 - 18:38
La universidad ya no solo forma en conocimientos, no es suficiente, hoy en día es fundamental el aprendizaje del alumno en competencias laborales, el mundo del trabajo nos las exige a todos. Pero además, los estudiantes deben ser conscientes de que tendrán que seguir formándose en las próximas décadas, siempre, no es suficiente con haber conseguido un título de Formación Profesional y/o un grado universitario y/o un doctorado y/o un máster y/o un posgrado.
La formación continua del trabajador a lo largo de su vida laboral es una máxima irrefutable que, sin embargo, todavía no es aplicada en multitud de organizaciones, públicas y privadas, al menos en España.
¿Pero quién se tiene que preocupar de que exista esa necesaria formación continua? En primer lugar, el propio afectado, el trabajador, que debe reclamar a sus jefes los medios necesarios para poder seguir actualizando sus conocimientos y competencias. En segundo lugar, la propia empresa, independientemente de que se trate del sector público o el privado; son las organizaciones las que se benefician directamente de la formación continua de sus empleados. Y, por último, también la Administración y los agentes sociales deben plantear en las mesas del diálogo social acuerdos que resuelvan el paradigma del aprendizaje a lo largo de la vida.
¿Y cómo se debe afrontar la formación continua? Hay dos maneras: enseñanza presencial o enseñanza online. En la actualidad, la mayoría de las universidades se afanan en ofertar cursos de formación permanente o continua, también hay numerosas escuelas de negocios y empresas del sector de la enseñanza que lo hacen. El problema estriba en cómo gestionar de la mejor manera posible dicha formación.
Habitualmente, los horarios laborales dificultan en la inmensa mayoría de los casos la formación presencial, no digamos si el empleado en cuestión, además, tiene una familia que atender. La formación online se convierte así en la mejor fórmula para el reciclaje profesional. Con la tecnología existente hoy en día, la formación a distancia, en el propio entorno de la persona afectada, es sin duda alguna la opción favorita para la formación continua. La enseñanza online permite gestionar el tiempo, cada cual puede adaptar sus horarios y exigencias personales y familiares al ritmo de aprendizaje y las herramientas tecnológicas que se ponen a su disposición no desmerecen, en absoluto, el aprendizaje presencial.
Cada vez son más las empresas privadas y las Administraciones públicas que están optando por la formación continua online para sus trabajadores, es más sencillo, más cómodo, al menos igual de eficaz y, por qué no decirlo, más barato. Incluso se puede diseñar la formación sectorial a la carta, el desarrollo tecnológico y tecnopedagógico ahora lo permiten y lo fomentan.
El mundo avanza quizá demasiado deprisa en los tiempos que corren y hay que adaptarse a él, sí o sí. Lo contrario puede ser un error de incalculables consecuencias.
Pedro Sta. Brígida de Barrio
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