Javier López Otero - Mié, 09/06/2021 - 11:40
Tortuga marina comiendo una bolsa de plástico al confundirla con una medusa.
Serie: 'Haciendo Historia' (XLVI)
La producción de residuos, la emisión de gases a la atmósfera y los vertidos en los mares son un problema planetario creciente, al que se le atribuyen hasta 9 millones de muertes prematuras al año, importantes costes económicos y la degradación de ecosistemas terrestres y marinos.
En los últimos años, la literatura sobre sostenibilidad ambiental ha centrado su atención en fenómenos como el cambio climático o la producción de residuos en la cobertura terrestre, sin embargo, la contaminación marina es un fenómeno que está captando cada vez más la atención de biólogos y geógrafos, debido al intenso ritmo de destrucción de ecosistemas que se está produciendo y al fuerte impacto que este fenómeno tiene en la vida y actividad humana.
El 80% de los contaminantes marinos proceden de tierra firme y son el resultado de la actividad humana. En los mares terminan sustancias como residuos plásticos, vertidos de petróleo, metales tóxicos, (especialmente mercurio), fertilizantes agrícolas y los desechos procedentes de las redes de alcantarillado. Sin embargo, la producción de residuos en áreas alejadas de la costa no es una limitación para contaminar los mares, los ríos se encargan de transportar dichos contaminantes desde tierra adentro hacia las costas de los océanos.
De este modo, todos los años entran en los océanos 10 millones de toneladas de plástico procedentes de los 5 continentes, que al descomponerse parcialmente terminan en siendo engullidos por animales, que en un abundante número de casos les provoca la muerte o reduce notablemente sus posibilidades de su supervivencia. Sin embargo, esta es la parte más visible de este problema, los vertidos de sustancias tóxicas como las comentados anteriormente, se introducen de un modo mucho más eficaz en los mares y, por lo tanto, en las especies que las habitan, entrando de este modo en la cadena de alimentación humana. El consumo de estos alimentos contaminados tiene una repercusión notable en la salud de las personas pudiendo afectar en forma de enfermedades de diverso tipo y algunas de gravedad considerable.
El volumen de residuos en los mares es elevado en la actualidad y se prevé que siga creciendo, por ejemplo, se estima que para dentro de 4 años los mares llegarán a albergar 150 millones de toneladas de basura flotante. Sin embargo, este problema puede ser de nuevo un reto tan difícil de superar como el cambio climático, debido a que los océanos y los mares no tienen fronteras físicas. Aunque exista una zona económica exclusiva de los países, las corrientes de agua discurren libremente por todo el espacio oceánico, distribuyendo los vertidos por todo el planeta, de modo que todos los países sufrirán las consecuencias de la contaminación de los mares, con independencia de quien contamine más, menos o nada. No obstante, no deja de ser cierto que los efectos de la polución marina son especialmente percibidos en los países y áreas geográficas que tienen salida al mar.
La resolución de este problema requiere un nuevo consenso internacional, en el que al menos las grandes potencias industriales y consumidoras se comprometan a un control de los vertidos al mar. No obstante, este posible compromiso puede suscitar bastante controversia internacional, debido a que, aunque un país limite los vertidos completamente, de nada servirá si su vecino no hace lo propio. Una vez más el mundo se encuentra en una encrucijada de intereses geopolíticos y económicos que no parece que la ONU o cualquier otro organismo de la comunidad internacional vaya a poder resolver por el momento.
Editor: Universidad Isabel I
Burgos, España
ISSN: 2659-398X
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