Jesús Alberto Benítez Amado - Mié, 20/04/2022 - 11:20
La biblioteca es uno de los lugares donde se compila, transmite y conserva el conocimiento y la cultura.
Serie: 'Haciendo Historia' (LXXIX)
Las universidades están consideradas entre las más antiguas organizaciones formales que ha conocido la sociedad.
Las universidades han desempeñado tradicionalmente un rol fundamental en las sociedades avanzadas, cumpliendo funciones sociales diversas como la producción, transmisión y conservación del conocimiento y la cultura; la creación de oportunidades de movilidad y ascenso social; la producción de pensamiento crítico y otras no menos relevantes como la socialización y formación de capacidades y habilidades profesionales, entre otras.
Clark (1983: 18-26) hace un repaso interesante de las distintas concepciones que han existido de la universidad a lo largo de los siglos XIX y XX, tanto en Estados Unidos como en Europa.
En el contexto norteamericano, A. Flexner (1930) afirmó que “la esencia de la universidad es el cultivo de la investigación científica especializada para que conduzca a nuevos hallazgos y descubrimientos”. M. Hutchins (1968), por su parte, reconoce a la universidad como “una comunidad intelectual de gente que intenta comprender mejor los problemas y aspectos a los que se enfrenta el ser humano”.
En el contexto europeo, J. H. Newman (1854) ofreció una visión de la universidad como “un lugar de conservación y transmisión del conocimiento de carácter universal”. W. V. Humboldt (1970) trajo una visión de la universidad moderna investigadora “guiada por la centralidad del descubrimiento del conocimiento, la invención y la investigación científica”. Mientras que el intelectual español J. Ortega y Gasset (1930) siempre defendió que la misión de la Universidad ha de estar siempre guiada por el avance de la ciencia y el conocimiento.
En las últimas décadas, con la emergencia del concepto de economía del conocimiento (Godin, 2006), hemos asistido a una reformulación de las misiones de la universidad, donde se ha revitalizado el rol que las universidades tienen como instituciones productoras y difusoras del conocimiento al servicio del crecimiento económico, el desarrollo y la innovación de las regiones y países.
Esta reconsideración de la educación superior como motor para el crecimiento y la mejora de la competitividad en una economía global del conocimiento, ha incrementado aún más la relevancia de la educación superior en el mundo (OCDE, 2008), pero ha reabierto un viejo debate acerca de las distintas misiones que tiene la universidad en la sociedad.
Es decir, nadie ha de cuestionar la contribución que realizan las universidades como instituciones sociales a la eficiencia de los procesos económicos y al desarrollo del mercado laboral, pero tampoco la labor que tienen en la promoción de la cohesión social de las sociedades o en la consolidación de las democracias pluralistas.
Es por ello por lo que resulta necesario reivindicar una mirada humanista de la misión que tiene la universidad en la sociedad.
Aquí, resulta interesante traer la idea ética de Universidad que plantea la filósofa M. Nussbaum (Pou, 2021) quién en su célebre libro `Sin fines de lucro: Por qué la democracia necesita de las humanidades´ (2010) reivindica la aportación de las humanidades a la educación universitaria y, en especial, a una educación adecuada para la ciudadanía democrática.
El intelectual Miguel de Unamuno a su salida del Paraninfo de la Universidad de Salamanca en su célebre discurso del 12 de octubre de 1936, donde hizo una defensa de la inteligencia. Fuente: EFE.
Como acertadamente expone Pou (2021), la idea de universidad con la que trabaja Nussbaum es la noción de que una de las contribuciones fundamentales de la educación -también la universitaria- a la sociedad es la producción de un tipo de ciudadanos. Es decir, esta filósofa reivindica que
“el valor y la auténtica aportación de la universidad a la vida en común va más allá de una defensa funcional en clave de producción de ciudadanos aptos para la vida empresarial y política. La universidad tiene además un papel fundamental como comunidad que aúna sus esfuerzos en la búsqueda de las verdades necesarias para alcanzar la contemplación de las verdades que permitan el desarrollo de una vida plenamente humana”. (Nussbaum)
La necesidad de que las Humanidades estén presentes en la educación viene explicada porque son precisamente ellas quienes pueden dotar a los estudiantes de capacidades tan fundamentales como el pensamiento crítico y el razonamiento, que son fundamentales para lograr ciudadanos responsables y comprometidos con el progreso y el avance de las sociedades en las que viven. Y aquí la universidad tiene un papel fundamental como institución central de la sociedad.
El mundo en el que vivimos está cambiando de forma acelerada, por impulso del avance tecnológico y de la globalización, pero también por fenómenos excepcionales como la reciente pandemia de la COVID-19. La velocidad, la envergadura y la complejidad de los cambios y transformaciones a los que se ven expuestos los ciudadanos de las sociedades actuales cuestionan permanentemente muchas ideas y cuestiones hasta ahora establecidas.
Este proceso de transformación cuasi permanente, unido a la elevada incertidumbre ya existente genera temores, desajustes y conflictos tanto a nivel social, enfrentando a sectores con actitudes y visiones diferentes ante esos cambios, como a nivel personal e individual. Y esta inquietud se ha visto exacerbada por las sucesivas crisis acontecidas en los últimos años -económicas, sociales, institucionales y de salud pública-, que, entre otros problemas del sistema global, han puesto de manifiesto las carencias éticas en la actuación de muchas instituciones y organizaciones, revelando la trascendencia que tienen los valores y la ética entre las demandas de los ciudadanos, como brújula para afrontar la incertidumbre y como factor de estabilidad para afrontar las crisis y los conflictos.
Por consiguiente, la ética y la existencia de unos valores sociales compartidos son fundamentales para un funcionamiento adecuado del orden institucional, económico, político y social, y, por tanto, para el bienestar humano y el desarrollo de la sociedad mundial actual. Desde el punto de vista histórico, así ha sido siempre en todas las sociedades, pero hoy más que nunca se hace necesaria una revisión y una reafirmación de los valores éticos.
La universidad debe, por tanto, evidenciar su compromiso integro con la sociedad incluyendo en sus planes educativos los conocimientos fundamentales que proporcionan las humanidades para así fortalecer su misión global: preparar profesionalmente, investigar y formar personas, logrando construir a un estudiante integral (Torralba, 2022).
La importancia de la ética y los valores sociales en el siglo XXI no solo afecta a una dimensión general como colectivo social (sociedad), en tanto que nos ayudan a vivir y convivir en sociedades democráticas complejas (Roger Ciruana, 2019) sino también a la dimensión individual, tanto en su carácter personal como profesional, porque nos permiten desarrollarnos personal y profesionalmente en los contextos vitales y profesionales en los que nos encontramos inmersos.
Bibliografía:
Clark, B. R. (1983). The Higher Education System: Academic Organization in Cross-national Perspective (Vol. 2a Edición (1986)). London: University of California Press.
Godin, B. (2006). The Knowledge-Based Economy: Conceptual Framework or Buzzword? The Journal of Technology Transfer, 31(1), 17-30.
Ortega y Gasset, J. (1930). Misión de la universidad (Edición: 1). Madrid: Editorial Biblioteca Nueva.
Nussbaum, M. (2010). Sin fines de lucro: Por qué la democracia necesita de las humanidades. Katz editores, discusiones.
Pou, I. (2021). La idea ética de universidad de Martha Nussbaum. Universídad, una conversación pública sobre la universidad (2/7/2021). El Blog de Studia XXI.
Roger Ciruana, E. (2018): Convivir en la diversidad: estrategias para la convivencia, la inclusión y la ciudadanía. Controversias y Concurrencias Latinoamericanas, Vol.10 N.17, 131-154. ALAS - Asociación Latinoamericana de Sociología - ISSN: 2219-1631.
Santiago, P., Tremblay, K., Basri, E., & Arnal, E. (2008). Tertiary Education for the Knowledge Society. OECD.
Torralba, J. M. (2022). Por una educación humanista. Diez propuestas para el debate (I). Universídad, una conversación pública sobre la universidad (5/4/2022). El Blog de Studia XXI.
Torralba, J. M. (2022). Por una educación humanista. Diez propuestas para el debate (II). Universídad, una conversación pública sobre la universidad (6/4/2022). El Blog de Studia XXI.
Valdés Merino, C. A. (2021). La idea de Universidad en Michael Sandel. Universídad, una conversación pública sobre la universidad (23/9/2021). El Blog de Studia XXI.
Editor: Universidad Isabel I
Burgos, España
ISSN: 2659-398X
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