Pedro Santa Brígida - Mar, 19/09/2017 - 13:52
Foto de familia del acto de la primera graduación de la Universidad Isabel I.
Más de un millar de personas, emoción, sentimientos a flor de piel, familias unidas, amigos auténticos, trabajo en equipo, profesores satisfechos, alumnos felices y fotografías, miles de ellas, son algunas de las expresiones que podrían resumir el primer acto de graduación de la Universidad Isabel I, celebrado el sábado 16 de septiembre en el Fórum Evolución de Burgos.
En menos de una hora y media hubo espacio más que suficiente para la entrega de las becas a los alumnos egresados, el reconocimiento a los mejores expedientes académicos, los discursos, las actuaciones musicales, los vídeos, los aplausos y la foto de familia.
El tiempo es una de las claves fundamentales en cualquier evento público. “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”, célebre frase de Baltasar Gracián, que también dijo que “y lo aún malo, si poco, no tan malo”. Los eventos académicos tienen una histórica tendencia a la prolongación excesiva, pero el mundo actual en el que vivimos requiere, precisamente, lo contrario, mensajes breves e intervenciones cortas. Son los tiempos que corren, en una sociedad que vive demasiado deprisa a menudo.
El protocolo universitario requiere del mantenimiento de la tradición, pero adaptándola al siglo XXI. La vestimenta académica o el Gaudeamus Igitur son dos ejemplos del necesario mantenimiento de usos y hábitos, pero el tiempo de los discursos no. En el primer acto de graduación de la Isabel I hubo cinco intervenciones: presidenta del Consejo, padrino de la promoción, vicerrectora de Ordenación Académica, alumno en representación de los egresados y rector. Entre todos, sumaron 30 minutos, todo un ejercicio de saber hacer ante un repleto auditorio.
El control del tiempo fue uno de los aspectos más valorados por los asistentes al acto, también hubo reconocimientos para la calidad y el sentimiento que aportaron los tres vídeos proyectados, los mensajes que trasladaron al público los intervinientes o la frescura y simpatía del joven coro Lumina VokalEnsemble, que amenizó la tarde.
Hay otro valor a destacar, quizá menos visible, pero crucial a la hora del balance final: la actitud, el esfuerzo, el compromiso y la sonrisa que aportaron todos y cada uno de los compañeros de la Universidad que tuvieron que colaborar en la organización de este primer acto de graduación. Esto es un equipo de verdad, gente joven, preparada y con talento, sin quienes hubiera resultado imposible organizar un acto para tantas personas. Enhorabuena a todos, los alumnos por el éxito en su formación, a los profesores por su acierto académico, al personal de administración y servicios por su valía y a la dirección de la Universidad Isabel I por haber puesto de su parte todas las facilidades para el desarrollo de una graduación, que ha sido la primera de las que quedan por venir.
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