Marcos Terradillos - Vie, 23/10/2020 - 00:00
El Ministro de Ciencia e Innovación ha realizado unas declaraciones en las que reitera la gran relevancia de la Divulgación científica ante la dura realidad de la pandemia del Covid y la propagación de fake news. El Ministro ha puesto de ejemplo el peligro que ha supuesto la propagación de la noticia falsa que afirma que beber o inyectarse dióxido de cloro, detergente o lejía cura esta enfermedad o mitiga sus efectos.
Las noticias falsas o fake news son un creciente problema en la comunicación, particularmente grave a través de las redes sociales y que impacta duramente en la divulgación. Como todos sabemos, este problema se ha agravado con la pandemia de COVID-19. Por ello la Organización Mundial de la Salud llegó a alertar sobre una «infodemia» superpuesta a la pandemia de coronavirus.
El problema de la circulación de noticias falsas es tan antiguo como la aparición de los medios de comunicación. Lo que es completamente nuevo es el volumen de producción de noticias falsas o manipuladas, la forma en la que se producen, la velocidad a la que se distribuyen y el alcance que consiguen. Son tan importantes que el Collins Dictionary eligió el término de fake news como la palabra del año en 2017.
Como bien dice el Ministro, ante este panorama de desinformación y propagación de mentiras y “medias verdades” es más necesario que nunca el trabajo de los divulgadores científicos. Todos tenemos nuestros divulgadores de confianza. Aprovechemos que trabajan para ponernos las cosas más fáciles. Sus aportaciones están basadas en el trabajo de investigadores que aplican el método científico, lo que implica que están todas fundamentadas en experimentos.
La Ciencia y la Divulgación son esenciales hoy más que nunca. Sin ciencia, no hay medicina, ni vacunas, ingeniería, ni diseño, ni fabricación, ni construcción, ni seguridad ni comodidad, ni eficiencia, ni innovación, no hay arte, etc.
Es fundamental el desarrollo de la divulgación científica, ya que hace accesible y socializa el conocimiento científico a la población. Generar una sociedad del conocimiento requiere una comunicación eficaz entre las instituciones generadoras de nuevos avances científicos y el público general. Como bien dice el ministro, la divulgación combate la desinformación en torno a la ciencia, con especial hincapié en los bulos, mitos y creencias pseudocientificas que suponen un grave riesgo para la salud.
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