Valentina Yordanova Pavlova Escuela de Idiomas de la Universidad Isabel I.
Lun, 02/12/2024 - 18:54

Banderas de diferentes países

Banderas de diferentes países

Serie: 'Bites of wisdom' (XI)

El lenguaje es una herramienta fundamental para el ser humano. Tal es su importancia que se le conoce como una de las cualidades que distingue al ser humano de otros animales. Una de las frases célebres del filósofo Bertrand Russell define bien esto:


No importa lo elocuente que ladre un perro; nunca podrá decirte que sus padres fueron pobres pero honestos.


Cuando hablamos de lenguaje, lo primero que quizá pase por nuestra cabeza sea nuestra lengua materna. Y es que, desde el tercer trimestre de embarazo, en el útero, los seres humanos ya empezamos a desarrollar nuestra competencia lingüística en la lengua materna (Hernández-Calafat, 2021). No obstante, y por fortuna, a lo largo de nuestra vida tenemos la capacidad de adquirir o aprender otras lenguas aparte de esta.

Teniendo en cuenta el momento de adquisición de la segunda lengua (L2), existen personas bilingües simultáneas, es decir, aquellas que aprenden dos o más lenguas desde su nacimiento, y bilingües sucesivas o secuenciales, esto es, que han adquirido la L2 a partir de cierta edad.

Una cuestión muy estudiada y debatida a lo largo de la historia es la edad idónea para empezar a aprender una L2. Durante muchos años, existió la creencia de que el aprendizaje de una o más lenguas extranjeras en la infancia podría ser perjudicial para el desarrollo cognitivo de los niños. Sin embargo, actualmente, esta idea se ha desterrado por completo y se ha demostrado que el aprendizaje de lenguas no solo es beneficioso para el cerebro, sino que es incluso más efectivo en esta etapa de la vida. No obstante, no se limita a ella como también se ha planteado erróneamente en previas investigaciones. A pesar de que la plasticidad del cerebro sea mayor durante la infancia (3-12 años), esta maleabilidad y capacidad del cerebro para incorporar nuevos conocimientos, aunque disminuye con el tiempo, nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida y nos permite continuar aprendiendo nuevas lenguas. Es más, resulta beneficioso mantener nuestro cerebro activo de esta manera a medida que vamos envejeciendo porque se ha demostrado que el uso de más de una lengua produce una mayor activación de zonas del cerebro como el córtex frontal, donde se encuentra el sistema ejecutivo de control, encargado de la atención (controlar estímulos externos e inhibir distractores), la toma de decisiones y la memoria de trabajo, entre otros (Bialystok & Craik, 2010). Esto contribuye al desarrollo de ciertas habilidades como la flexibilidad, la eficiencia, la capacidad de concentración y la resolución de conflictos. Costa y Sebastián Gallés (2014) demostraron que los niños bilingües poseen un sistema atencional específico que les permite percibir la información más relevante con el fin de discriminar unas lenguas de otras y Viorica & Shook (2012) apuntan en su estudio que “las personas bilingües a menudo se desempeñan mejor en tareas que requieren manejo de conflictos” (p. 4).

Además, Valian (2015) indica que existe una relación directa entre el control ejecutivo y la reserva cognitiva, pues una mejora del control ejecutivo deriva en un impacto positivo en la reserva cognitiva y viceversa. En 2007 un estudio de Bialystok, Craik y Freedman demostró que el bilingüismo supone un retraso significativo en la aparición de síntomas de demencia. Concretamente, se detectó que los primeros síntomas de demencia tardan 4,1 años más en aparecer en personas bilingües que en personas monolingües.

Por otro lado, desde un punto de vista cultural, conocer varias lenguas y culturas supone ser consciente de más de una realidad y poseer más de una perspectiva. Las personas que hablan más de una lengua y conocen más de una cultura tienen más facilidad para desarrollar una mayor sensibilidad y empatía y eliminar prejuicios y estereotipos tomando conciencia y poniendo en valor la diversidad cultural. Este concepto es definido por el Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas (2001) como:

El conocimiento, la percepción y la comprensión de la relación entre el «mundo de origen» y el «mundo de la comunidad objeto de estudio» (similitudes y diferencias distintivas) producen una consciencia intercultural, que incluye, naturalmente, la conciencia de la diversidad regional y social en ambos mundos, que se enriquece con la conciencia de una serie de culturas más amplia de la que conlleva la lengua materna y la segunda lengua, lo cual contribuye a ubicar ambas en su contexto. Además del conocimiento objetivo, la consciencia intercultural supone una toma de conciencia del modo en que aparece la comunidad desde la perspectiva de los demás, a menudo, en forma de estereotipos nacionales (p. 101)

Por tanto, conocer más de una cultura permite desarrollar la consciencia o competencia intercultural y tener una visión global de las culturas e incluso actuar como mediadores entre ellas.

Personas haciendo equipo

Por último, cabe mencionar algunas ventajas de dominar diferentes idiomas a nivel social. En el mundo interconectado y globalizado en el que nos encontramos actualmente, conocer idiomas extranjeros nos da la posibilidad de mejorar nuestro currículum, trabajar para empresas extranjeras o vivir en otros países. Asimismo, poseer la capacidad de comunicarse en diferentes idiomas permite construir nuevas relaciones y establecer contacto con personas de diferentes países y culturas. ¿A quién no le gusta viajar a otro país y ser capaz de comunicarse de manera efectiva y adaptarse al nuevo entorno?

Señal con los nombres de diferentes estados de Estados Unidos

En resumen, aprender nuevos idiomas ofrece diversos beneficios a nivel cerebral y cognitivo, pero también cultural y social. Además, nunca es tarde para empezar a hacerlo. Es una herramienta útil y, aunque a menudo da miedo y vergüenza, puede ser divertido y convertirse en nuestro pasatiempo favorito.

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Bibliografía

Bialystok, E., Craik, F. I. M. & Freedman, M. (2007). Bilingualism as a protection against the onset of symptoms of dementia. Neuropsychologia, 45(2), 459-500.

Bialystok, E. & Craik, F. I. M. (2010). Cognitive and linguistic processing in the bilingual mind. Current Directions in Psychological Science, 19(1), 19-23.

Consejo de Europa (2001), Marco común europeo de referencia para las lenguas: aprendizaje, enseñanza, evaluación.

Costa A. y Sebastián Gallés N. (2014). How does the bilingual experience sculpt the brain? Nature Reviews Neuroscience, 15(5), 336-345.

Hernández-Calafat, M. (2021). El cerebro del bebé multilingüe. Journal of Neuroeducation, 1(2); 71- 76.

Valian, V. (2015). Bilingualism and cognition. Bilingualism: Language and Cognition, 18(1), 3-24.

Viorica, M. & Shook, A. (2012). The cognitive benefits of being bilingual. Cerebrum: The Dana forum on brain science

 

Editor: Universidad Isabel I

ISSN  3020-321X

Burgos, España

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