Comunicación - Vie, 20/09/2019 - 13:48
Nuestro mundo es hoy diferente -de manera radical- al de hace apenas una década gracias a la tecnología. Y los cambios se siguen produciendo, y transformarán nuestra realidad con total seguridad, de formas que no imaginamos actualmente. Y también nuestra economía. El mejor ejemplo de estos cambios económicos es la industria del videojuego.
El crecimiento de la industria de los videojuegos ha sido espectacular en los últimos diez años -por usar una cifra redonda, aunque sus raíces se extienden a los años setenta-. Comenzó con los juegos de Arcade en salas pensadas específicamente para ellos, y siguió creciendo con el consumo doméstico de las consolas de cartucho y los ordenadores personales. Se ‘subió al carro’ de la portabilidad y la miniaturización con las consolas de bolsillo. Y continúa su evolución en contacto permanente con la revolución de los smartphone y otros dispositivos móviles.
Tanto el hardware como el software no paran de progresar, generando nuevas oportunidades de negocio y también nuevas parcelas de formación en la industria del videojuego, así como nuevos trabajos en el sector. Los gamers profesionales y los eSports son sólo la punta del iceberg. Las empresas del sector generan cada vez más dinero -la industria del videojuego en España movió 1.530 millones de euros en 2018-, por lo que los modelos de negocio están en constante evolución.
Una industria del videojuego dominada por el GaaS
Aunque las empresas punteras que trabajan en la industria del videojuego continúan sacando al mercado consolas y dispositivos cada vez más potentes, la tendencia hacia la desaparición del soporte físico es imparable, a largo plazo. Los videojuegos ya no se conciben como un bien físico, sino como un GaaS -o juego como servicio, por sus siglas en inglés-.
Actualmente los juegos son bienes que se disfrutan -salvo ediciones especiales con determinados valores añadidos- a través de una suscripción. Del mismo modo que otros sectores del entretenimiento, los videojuegos son un servicio que atiende una demanda que se satisface desde la nube.
El dinero en la industria de los videojuegos no sólo se genera en la venta de nuevas generaciones de consolas físicas, sino en las suscripciones a tiendas digitales, launchers, en las expansiones y contenido descargable dentro de los propios juegos -DLC’s-. También con los micropagos integrados en el funcionamiento y la «historia» de los mismos o con modelos de apoyo para pequeñas desarrolladoras independientes a las majors, como el early access.
Diversos caminos para encontrar trabajos en la industria de los videojuegos
La maquinaria de este proceso es tremendamente compleja pero, al mismo tiempo, está plagada de oportunidades. Aunque el mayor peso se lo llevan los perfiles más técnicos, como desarrolladores y programadores de código, hay muchas parcelas más que ofrecen oportunidades laborales. Desde los probadores que detectan fallos, a los guionistas o los analistas de jugabilidad, patrones y dinámicas, pasando por los actores de doblaje, los especialistas en publicidad y marketing o los encargados de mantener la viabilidad económica de proyectos de largo recorrido. La creación de un videojuego suele implicar varios años de trabajo y muchos profesionales muy diferentes.
Aprender a programar y crear videojuegos o entender y estudiar esta complejidad a través de una formación especializada, comprender la diversidad de perfiles implicados y saber por cuántas fases pasa un videojuego en particular, hace de la industria del videojuego un área de formación y desarrollo laboral tan apetecible como lucrativa. Los modelos de negocio en este sector están cambiando y lo seguirán haciendo. El crecimiento de la industria de los videojuegos es imparable y seguirá siendo una atractiva fuente de dinero en los próximos años. Te garantizamos que convertirse en experto universitario en el desarrollo del negocio de los videojuegos es, hoy en día, una buena idea.
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