Susana de Zarranz Garralda - Vie, 01/07/2022 - 11:00
Covid 19 persistente.
Serie: 'La Vitamina Inquieta' (XXVIII)
Tras dos años del inicio de la pandemia por COVID-19 y tras las medidas iniciales que trataron de contener la infección y limitar en lo posible su expansión, el foco ahora está en la salud de aquellos que han sobrevivido (1).
Hasta el 24 de mayo de 2022, la OMS ha registrado un total acumulado de 523,7 millones de casos confirmados de COVID-19 y 6,3 millones de muertes (2), lo que supone un número muy importante de personas infectadas que han superado la enfermedad. Se estima, no obstante, que un tercio de las personas que han sufrido la infección por SARS-CoV-2 presentan síntomas persistentes, lo que se ha denominado COVID Persistente o Long COVID (1).
Según la Guía Clínica para la Atención al Paciente de Long Covid/COVID Persistente (LC/CP) de la Sociedad Española de Medicina General y de Familia (SEMG), el CP/LC se caracteriza por un conjunto de síntomas multiorgánicos que afectan a aquellos individuos que han padecido la COVID-19 y que tras la infección, los síntomas persisten más de 4 -12 semanas. Además, el CP/LC se presenta de manera independiente a la gravedad de la enfermedad. Aunque se presenta en ambos sexos y se distribuye en todas las edades, afecta especialmente a las mujeres de mediana edad sin comorbilidades importantes asociadas (3).
Los síntomas más frecuentes en el CP/LC son: fatiga, dificultad para respirar (disnea), dolores musculares y articulares, dolor de cabeza, tos, dolor en el tórax, alteraciones del gusto y del olfato y síntomas gastrointestinales (4).
Actualmente la práctica clínica no está claramente definida por la falta de evidencia al tratarse de una situación nueva, pero su investigación se presenta como algo urgente y necesario por los efectos del CP/LC sobre la calidad de vida de las personas afectadas y por su impacto en el sistema económico, social y de salud (5).
El estado nutricional del paciente determina en gran parte la evolución de la infección por SARS-CoV-2, por lo que, el papel del nutricionista es de gran importancia dentro del equipo multidisciplinar (6).
Alimentación rica en vitaminas.
En la aparición de CP/LC el sistema inmune tiene un protagonismo importante (7) , y existe evidencia sobre la relación existente entre el déficit de vitaminas C,D,E, A, B6, B12, ácido fólico y los minerales zinc, hierro, selenio, magnesio y cobre con las alteraciones del sistema inmunitario innato y adquirido (8), por lo que resulta lógico pensar que estos nutrientes tengan a su vez un papel importante en la presencia o evolución de esta afección (7).
Los pacientes con síntomas persistentes necesitan una evaluación del estado nutricional personalizada para detectar posibles deficiencias y mejorar su salud física y mental (6).
Los patrones de alimentación saludable, como la dieta mediterránea y otras estrategias dietéticas con efectos antiinflamatorios e inmunomoduladores parecen contribuir a una disminución del contagio de COVID-19 y una mejor recuperación y evolución de las personas afectadas (9).
Las recomendaciones nutricionales pasan por incrementar el consumo de alimentos de origen vegetal (verduras, frutas, cereales integrales y legumbres), proteínas de animal de alta calidad (carnes magras, pescado, aves, huevos y quesos bajos en grasas) y aceite de oliva virgen extra. También una hidratación adecuada, con un aumento en la ingesta de líquidos en estos pacientes de (2-5-3L/día) para la recuperación completa (6).
Las investigaciones sobre un abordaje terapéutico definido para el tratamiento del CP/LC están actualmente en curso, y la comunidad científica se encuentra a la espera de los resultados para orientar los tratamiento de la manera más eficaz y efectiva (3).
En la figura 1 se muestran los alimentos recomendados por su actividad antiinflamatoria e inmunoestimulante (6).
Alimentos recomendados por su actividad antiinflamatoria e inmunomoduladora (6).
Referencias
1. Barrea L, Verde L, Grant WB, Frias-Toral E, Sarno G, Vetrani C, et al. Vitamin D: A Role Also in Long COVID-19? Nutrients [Internet]. 2022 [consultado 28 de mayo de 2022];14(8):1625.
2. Pan American Health Organization (PAHO)/World Health Organization (WHO). Weekly COVID-19 Epidemiological Update - Region of the Americas [Internet]. Washington: Pan American Health Organization (PAHO) /World Health Organization (WHO); 2022 [consultado 28 de mayo de 2022].
3. Sociedad Española de Medicina General y de Familia (SEMG).Guía clínica para la atención al paciente Long COVID/COVID Persistente. Madrid: Sociedad Española de Medicina General y de Familia (SEMG); 2021 [consultado 29 de mayo de 2022].
4. Lee Aiyegbusi O, Hughes SE, Turner G, Cruz Rivera S, McMullan C, Singh Chandan J, et al. Symptoms, complications and management of long COVID: a review. J R Soc Med [Internet]. 2021 [consultado 28 de mayo de 2022];114(9).
5. Harenwall S, Heywood-Everett S, Herderson R, Godsell S, Jordan S, Moore A, et al. Post-Covid-19 Syndrome: Improvements in Health-Related Quality of Life Following Psychology-Led Interdisciplinary Virtual Rehabilitation. J Prim Care Community Health [Internet]. 2021 [consultado 28 de mayo de 2022];12.
6. Barrea L, Grant WB, Frias-Toral E, Vetrani C, Verde L, de Alteriis G, et al. Dietary Recommendations for Post-COVID-19 Syndrome. Nutrients [Internet]. 2022 [consultado 28 de mayo de 2022];14(6).
7. Carr AC, Gombart AF. Multi-Level Immune Support by Vitamins C and D during the SARS-CoV-2 Pandemic. Nutrients [Internet]. 2022;14(3).
8. National Institute for Health and Care Excellence (NICE).COVID-19 rapid guideline: managing the long term effects of COVID-19 [Internet]. Londres: National Institute for Health and Care Excellence (NICE); 2020 [consultado 28 de mayo de 2022].
9. Clemente-Suárez VJ, Ramos-Campo DJ, Mielgo-Ayuso J, Dalamitros AA, Nikolaidis PA, Hormeño-Holgado A, et al. Nutrition in the actual covid-19 pandemic. A narrative review. Nutrients [Internet]. 2021 [consultado 28 de mayo de 2022];13(6).
Editor: Universidad Isabel I
ISSN 2792-1824
Burgos, España
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