Valentín Navarro - Mar, 13/12/2022 - 12:17
Vista columnas arquitectónicas
Serie: 'El Derecho Responde' (CLXVIII)
Una de las preguntas que con más frecuencia se hacen los/as estudiantes de Derecho cuando llegan a los primeros cursos del grado es: “¿para qué sirve o por qué tengo que estudiar Filosofía del Derecho?”. Esta pregunta, que no es sino un corolario de la tan manida cuestión de “¿para qué sirve la Filosofía?”, es también repetida por algunos profesionales jurídicos, que miran a esta asignatura – y a esta materia en general – como una reminiscencia prescindible de antiguos programas de estudio.
Sin embargo, lejos de ser algo accesorio, la Filosofía del Derecho es una disciplina importantísima tanto para el jurista en formación, como para el profesional del Derecho. Y esto porque, como bien explicó Guido Fassò, no hay ninguna Filosofía “de algo” que no sea pura y necesariamente “Filosofía” a secas. La filosofía del Derecho, por consiguiente, pretende dar satisfacción a esas necesidades que, en tanto que persona, tiene que cubrir también el jurista, sea joven o adulto. ¿Cuáles son estas necesidades?
La primera es la necesidad de explicar qué son las cosas. Surge así la ontología jurídica. A la primera pregunta que debe responder es jurista es aquella de “¿qué es el Derecho?” y “¿en qué se diferencia de otros órdenes normativos como la moral o los usos sociales?”.
La segunda necesidad es la de establecer vías de conocimiento de la realidad. Surge así la epistemología y, en nuestro ámbito, la epistemología jurídica: “¿cómo puedo conocer el Derecho y, sobre todo, cómo puedo conocer qué es el Derecho?”.
La tercera necesidad es la de orientación práctica de la propia actividad y de la propia vida. No basta con construir la vida, hay que construir una vida que sea valiosa: surge así la axiología y, más en concreto, la axiología jurídica, que lleva al jurista a preguntarse por el Derecho justo.
Finalmente, la última necesidad que debe colmar toda persona, como bien indica Aristóteles en su Ética a Nicómaco, es la de ser feliz. La felicidad es el telós último de la vida humana, también para el jurista, que solo podrá sentirse plenamente realizado (eu-prattein), si es capaz de auto-construirse debidamente.
Para todo ello, tendrá que conocer el Derecho positivo, pero, sobre todo, necesitará anclar sus raíces en fundamentos más profundos. A la búsqueda de esos fundamentos es a lo que contribuye la Filosofía.
Editor: Universidad Isabel I
Burgos, España
ISSN: 2603-9087
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