María Penado - Lun, 10/05/2021 - 10:30
Metáfora del Síndrome de Burnout
Serie: 'El ABC de la Psicología (II)'
El Síndrome de Burnout, también conocido como 'síndrome del desgaste profesional', 'síndrome del trabajador quemado' o 'síndrome de aniquilamiento', se ha convertido en un problema de gran interés en la actualidad. Es un término que proviene de la jerga deportiva anglosajona, y que se refería así a aquellos deportistas que ya no eran competentes en su deporte y, por lo tanto, habían dejado de ser competitivos y valorados por su equipo y su afición…, estaban 'quemados'.
La primera vez que se usó fuera de los terrenos de juego fue para describir sintomatología relacionada con cansancio y fatiga crónica entre profesionales del ámbito de la salud en los años 70 del pasado siglo XX. En 1982, Maslach lo define como un síndrome de extenuación emocional, despersonalización y falta de logro personal en el trabajo, que puede desarrollarse en todos aquellos profesionales cuya actividad se centra en la atención directa a las personas.
Aunque, inicialmente, este síndrome se asoció a profesionales que prestaban su servicio en la atención directa con las personas, en los trabajos más contemporáneos se aborda su estudio desde una perspectiva mucho más amplia, relacionándolo con otros profesionales y pudiendo ser una consecuencia de una crisis de eficacia.
El burnout tiene un alto coste no solo para la persona que lo padece, afectando también al conjunto de la organización en la que se produce. El trabajador irá sufriendo un progresivo deterioro de su capacidad laboral, de sus destrezas, habilidades y competencias para llevar a cabo unas tareas que, hasta la fecha, las desempeñaba sin ninguna dificultad.
De forma paralela, también la salud se irá resintiendo, apareciendo numerosos síntomas a nivel cognitivo, emocional, conductual y fisiológico. Esta sintomatología provoca un deterioro evidente de la calidad de vida del trabajador que padece el síndrome, pero también afecta a su entorno familiar y social, y al resto de compañeros de trabajo.
Diversos estudios han hallado relaciones probadas entre burnout y mayor conflictividad personal, familiar, aumento de separaciones y divorcios, así como mayor tendencia al aislamiento social y al suicidio.
Las consecuencias para la organización pueden relacionarse con la pérdida de calidad en la comunicación entre los miembros del equipo en el que haya casos de burnout. Las relaciones interpersonales también se ven muy afectadas, los conflictos personales se imponen sobre los de tarea, el rendimiento también se ve comprometido, la colaboración disminuye y la competitividad aumenta. Aparecen conductas y pensamientos relacionados con la injusticia organizacional y con el cinismo organizacional, en las que los trabajadores asumen que la organización no trata a todos por igual, adoptando una actitud de indiferencia, en la que se es 'superficialmente' dócil con las órdenes de los superiores, pero que responde a una estrategia de lucha indirecta a través de la 'resistencia pasiva'.
Las consecuencias negativas del Burnout han sido recogidas por la Organización Mundial de la Salud, que ha decidido incorporar este 'síndrome del trabajador quemado' en su 11ª Revisión de la clasificación internacional de enfermedades (CIE-11) dentro de la categoría 'Problemas asociados con el empleo o el desempleo'.
Editor: Universidad Isabel I
ISSN 2792-1832
Burgos, España
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