David Mota Zurdo - Lun, 13/05/2019 - 13:49
Fuente: Descubrir la historia recuperado de https://descubrirlahistoria.es/2019/04/bromo-el-garbo-vasco/
Serie Haciendo historia (XX)
Espías singulares de la II Guerra Mundial
Aunque la II Guerra Mundial ha sido estudiada exhaustivamente, aún continúa siendo un lugar revisitado por los investigadores, la literatura y el cine. Sin lugar a duda por la permanencia de diferentes claroscuros que dotan a este conflicto de un halo de romanticismo e interés, poco frecuente en otras guerras. Se conocen muchos de los entresijos sobre las misiones del mando aliado en Europa, el desarrollo de las batallas, e incluso, se sabe qué medicación tomaban Adolf Hitler y Winston Churchill. Sin embargo, todavía hay muchas cuestiones por esclarecer. Habitualmente las versiones más conocidas del conflicto reducen su desarrollo a una dicotomía de buenos y malos, de Aliados contra el Eje, de demócratas contra fascistas. Pero, detrás de este conflicto ideológico, más allá de esta versión resumida de la guerra, hay mucho más. Hay una guerra que se libró en las cloacas, que se centró en la desinformación, que contó con organizaciones de espionaje y que, por supuesto, dispuso de colaboradores muy variopintos.
Cuando se trata un tema como el espionaje, el principal referente es la CIA o el MI-6, en parte, por la influencia que ha ejercido la ficción durante la batalla cultural que se libró en los años de la Guerra Fría. Pero, lo cierto es que tiempo antes de la creación de la CIA, mucho antes del enfrentamiento entre soviéticos y norteamericanos, hubo organizaciones de información como el COI y la OSS –agencias precursoras de la CIA– el SIS británico o el FBI –la agencia de J. Edgar Hoover – que operaron a escala global con la finalidad de luchar contra el fascismo, colaborando en no pocas ocasiones con agencias de espionaje de otros países, naciones sin Estado y/o gobiernos autonómicos. Si bien, no fueron las únicas: el Eje, especialmente Alemania, con la Gestapo –policía secreta del III Reich– y la Abwehr –el servicio de inteligencia militar alemán–, hicieron lo propio para imponer su proyecto imperial supremacista.
En este fuego cruzado de agencias de espionaje se encontraron terceros actores que trabajaron como infiltrados y/o agentes dobles por convicción ideológica y/o oportunismo. Por ejemplo, una de las organizaciones que trabajó denodadamente a favor de la causa aliada fue el Servicio Vasco de Información o Servicios. Esta agencia había nacido como organización auxiliar del Partido Nacionalista Vasco (PNV) durante la guerra civil española, pero, pronto, una vez creado el primer Gobierno Vasco en octubre de 1936, pasó a formar parte del mismo como una de sus instituciones. Estando ya el Ejecutivo Vasco en el exilio, tras caer la República a manos del ejército de Franco, los Servicios siguieron funcionando, prestando su colaboración a británicos, franceses y norteamericanos. Algunos de sus agentes comenzaron como meros informadores y otros fueron arrepentidos que decidieron cambiar de bando ante la brutalidad impuesta por el terror nazi. De sobra es conocida la labor de Juan Pujol "Garbo", el espía español más conocido de la II Guerra Mundial que consiguió engañar a Hitler para favorecer el desembarco aliado en Normandía. Sin embargo, no fue el único. Aparte de Garbo ha habido otros espías "menores" que también fueron clave en el desarrollo del conflicto, en la guerra de la información, en la batalla contra el fascismo. Una de estas figuras singulares fue José Laradogoitia Menchaca, alias Gernika y Bromo.
José Laradogoitia Menchaca: ¿una obsesión?
Fuente: Descubrir la historia recuperado de https://descubrirlahistoria.es/2019/04/bromo-el-garbo-vasco/
Desde que en 2011 descubrí la existencia de este espía vasco he invertido gran cantidad de esfuerzo y recursos, pero, sobre todo, tiempo, a intentar desentrañar su compleja e interesante historia. Este individuo trabajó y/o estuvo en relación con el Servicio Vasco de Información, la Abwehr y el FBI durante la II Guerra Mundial. Fue un agente doble que se dedicó a espiar a los alemanes para pasar información sensible a los Aliados y que estos conocieran con mayor profundidad las operaciones y estrategia del III Reich tanto en España como en Argentina y Brasil. De hecho, gracias a un informe titulado Basque G Project, que en 2017 desclasificó el Departamento de Estado de EE.UU. en virtud a la FOIA (Acta de Libertad de Información), se supo cuál fue el grado de implantación de la Gestapo y la Abwehr en Bilbao, en qué pisos se alojaban los principales mandos nazis en la capital vizcaína, y cuáles fueron sus tapaderas y principales operativos. Pero, principalmente, se conoció con mayor profusión la labor de desinformación de este espía vasco, sobre todo, siendo el agente Gernika; es decir, bajo su tapadera de espía nazi. En cambio, los detalles de sus operativos como Bromo son más difusos. La documentación que obtuve en los National Archives and Records Administration de College Park (Maryland-EE.UU.) me permitieron indicar en diferentes artículos algunos datos en bruto sobre sus labores de desinformación como agente del FBI para hacer caer la red que los nazis dirigían desde Bilbao y que tenía diferentes ramificaciones en América Latina y… poco más. Por tanto, a la altura de septiembre de 2017 (fecha en la que publiqué mi último artículo académico sobre el tema) la información relativa a las misiones de Laradogoitia, siendo el agente Bromo, estaban aún por dilucidar. Es más, en su día ya señalé que "los informes sobre las misiones que Laradogoitia realizó para el FBI son todavía documentos a los que no se puede acceder". Cuando escribí aquellas frases realmente pensaba que no sería así por mucho tiempo. Llevaba desde 2015 realizando diferentes gestiones ante el Departamento de Justicia de EE.UU. para que desclasificaran la documentación sobre este agente, siguiendo todos los pasos indicados por los funcionarios y demostrando con pruebas tangibles lo que me pedían, es decir, que demostrara que Bromo había fallecido –lo hizo en diciembre de 2002 en Sayville-Long Island (Nueva York)– y que explicara por qué a un profesor e investigador de una universidad española le podía interesar desempolvar viejos archivos sobre un espía del FBI desconocido para el gran público. La respuesta a ese porqué estaba en la misma formulación de la pregunta: "era un espía desconocido para el gran público".
En busca de la desclasificación
Me puse manos a la obra: envié informes, mis artículos de investigación, constaté que yo era quién decía ser, les entregué obituarios sobre Bromo que aparecieron en la prensa, pero…no recibí respuesta. En diciembre de 2018, decidí reiniciar las gestiones. No me lo permitieron porque adujeron que ya había realizado una solicitud al respecto y que no podría hacer nada mientras mi petición de desclasificación estuviera "en proceso de revisión". El tiempo pasaba y los escasos contactos que tenía con el Departamento de Justicia eran para notificarme que mi solicitud pasaba a la siguiente fase burocrática. El proceso de desclasificación se estaba convirtiendo en algo cada vez más tedioso, pero confiaba que después de tantos años de gestiones obtendría algún fruto y, por qué no, algún documento. El 25 de abril de 2019 a las 19:44 recibí un email con el siguiente asunto: "eFOIA files available (archivos electrónicos FOIA disponibles)". Por fin –me dije–, voy a recibir una respuesta sobre Bromo. Y, mientras seguía los pasos que me indicaban, pensé ¿qué documentación podré consultar? ¿qué me deparará este viejo espía? ¿qué voy a descubrir? Finalmente, con una gran sensación de realización personal en mi interior, incluso de victoria –al fin y al cabo, creía, había conseguido que desclasificaran documentos sobre un tema que me apasionaba–, cliqué en el enlace que me habían proporcionado y descargué el archivo PDF. El documento que apareció entonces en la pantalla de mi ordenador venía firmado por D.M.H., el jefe de archivo del FBI, y D.M.H. señalaba ambiguamente: "El FBI no puede confirmar o negar la existencia de documentos sobre su tema ya que el mero reconocimiento de la existencia o inexistencia de tales registros es en sí mismo un hecho clasificado, protegido por la exención FOIA (Acta de Libertad de Información) y / o revelaría fuentes, métodos o actividades de inteligencia protegidos".
El juego de palabras que el director del archivo del FBI me había dado en su contestación me dejó estupefacto, roto, inane, sin capacidad de reacción: amparándose en la protección de datos, el FBI no podía confirmar ni negar que hubiera documentos sobre Laradogoitia porque quizá la información de un espía de hace casi 75 años podía comprometer la seguridad nacional de EE.UU. Excusas –pensé–. Tras casi 8 años de gestiones, de búsqueda de documentación, de gasto, habría preferido cualquier otra respuesta como: "no hay documentación al respecto" o "la documentación que hay sobre el sujeto en cuestión no está disponible a los investigadores". Porque una respuesta como la recibida me invita a pensar que hay documentación que el Departamento de Justicia aun no quiere revelar, me empuja a seguir intentándolo, a continuar invirtiendo mi tiempo, a obsesionarme con este espía. Ojalá no me hubieran dado esperanza. Este tipo de posibilidades me angustian. Me obligan a insistir, me dejan ilusionarme. ¿Conseguiré algún día desempolvar a aquellas viejas carpetas e informes o se convertirá en mi quimera?
Archivo del autor
Ahora cuando escribo estas palabras entiendo con mayor profundidad todo lo expuesto por Timothy Garton Ash en su libro El Expediente. Evidentemente, hay un salto cualitativo entre poder consultar el informe que la Stasi (la policía secreta de la República Democrática Alemana) realizó sobre una determinada persona a la que consideraba un espía, como le sucedió al historiador T. G. Ash, y la solicitud de desclasificación de documentación al gobierno de EE.UU. de una tercera persona que fue agente de una institución federal Las diferencias en materia de transparencia son pasmosas –y eso que las FOIA norteamericanas suelen desclasificar documentación sensible tras pasar multitud de filtros–, porque mientras en el archivo de la Stasi uno puede llegar a conocer todos los detalles sobre un expediente sin menoscabo de que las personas implicadas hayan o no fallecido, es decir, con una censura "aceptable" de los documentos, en el caso de los informes sobre espías que trabajaron para los norteamericanos uno a veces se da de bruces contra el muro de la burocracia y de la ambigüedad. Ahora bien, este tipo de circunstancias no pueden obligar al investigador a cejar en su empeño por reconstruir la historia y acercarse a la verdad. Siempre puede haber otras vías, otros acercamientos, otros archivos.
A principios de mayo de 2019 tuve un encuentro fortuito en Twitter: la nieta de José Laradogoitia Menchaca me contactó por esta red social enlazándome a uno de los artículos que yo había escrito sobre su abuelo. Directamente, me señaló: "escribiste este artículo en 2017. Este hombre es mi abuelo. He estado intentando saber más sobre su historia en la II Guerra Mundial". De repente, se abrió una vía con la que no había contado: una puerta increíble para el historiador, la fuente oral. Quién sabe, puede que en los próximos días llegue a saber mucho más de Laradogoitia de lo que pensaba hace unos meses, cuando deposité toda mi confianza en los archivos del FBI. Podré saber más sobre la persona que había detrás de Bromo. Podré humanizar a José Laradogoitia y dejar de considerarle un personaje más de mis investigaciones.
Para saber más:
MOTA ZURDO, David: "José Laradogoitia Menchaca, el agente Gernika", Sancho el sabio, nº 37, 2014, pp. 159-179. Recuperado de: http://revista.sanchoelsabio.eus/index.php/revista/article/view/8
MOTA ZURDO, David: "De Gernika (G) a Bromo (Little Joe). Nuevos datos sobre el espía vasco José Laradogoitia Menchaca", Vasconia: Cuadernos de Historia y Geografía, nº 41, 2017, pp. 103-125. Recuperado de: https://gaizkafernandez.files.wordpress.com/2017/12/41103125.pdf
MOTA ZURDO, David: "Bromo, el Garbo vasco", Descubrir la Historia, nº 20, 2019, recuperado de: https://descubrirlahistoria.es/2019/04/bromo-el-garbo-vasco/
Entrada publicada el 13/05/2019
Editor: Universidad Isabel I
Burgos, España
ISSN: 2659-398X
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