Auxiliadora Durán Cotón - Vie, 21/05/2021 - 11:00
Niña enferma.
Serie: Educación en la era digital (LXV)
Cuando hablamos de educación e infancia, tendemos a imaginar a niños sanos acudiendo a la escuela en un horario reglado y recibiendo clases estandarizadas. Sin embargo, hay una realidad que solemos olvidar o, mejor dicho, en la que no nos gusta pensar: la de los niños enfermos y hospitalizados. La vida de éstos cambia, en mayor o menor medida, una vez que se les diagnostica la enfermedad y son ingresados, ya que todo su día a día debe girar en torno a su pronta recuperación, sin olvidar sus necesidades típicas: las académicas y lúdicas.
Podría decirse que es tarea de la escuela educar a los niños en cuanto al conocimiento de las enfermedades, prepararlos ante posibles casos de ingreso hospitalario, para los difíciles momentos que van a atravesar en dicha situación y poder desarrollar sus potencialidades a nivel cognitivo, afectivo, académico y social, pudiendo así enfrentarse mejor a esta situación que, sin duda, genera en cualquier persona un alto grado de estrés.
Cuando la enfermedad comienza, es necesario poner en marcha todas las acciones que sean necesarias para frenar su evolución. Detectar de manera temprana el problema de salud ayudará a intervenir sobre él a través de los tratamientos pertinentes con el objetivo de curar la enfermedad. En esto, la escuela puede ayudar mediante la acción educativa, sensibilizando sobre la importancia de un diagnóstico precoz, a través de los exámenes de salud periódicos recomendados por los servicios sanitarios y acudir buscando ayuda cuando surjan determinados síntomas. Por otro lado, a través de la observación atenta y constante al alumnado con respecto a cambios de conducta o estado de salud por parte de los profesionales de la educación, en una tarea conjunta con los equipos de apoyo escolar y los servicios sanitarios de la zona, se pueden detectar señales de alerta que, en determinados problemas de salud, están bien identificados.
Niño en cama de hospital siendo examinado por el médico.
Como institución educativa, la escuela tiene una serie de funciones para garantizar que la enseñanza y el aprendizaje se lleven a cabo bajo criterios de calidad y de justicia social, prestando sus servicios a las necesidades educativas especiales, erradicando la desigualdad de oportunidades y posibles situaciones de discriminación. Teniendo en cuenta todos estos aspectos, cuando en un grupo escolar algún alumno manifiesta una enfermedad, sobre todo crónica, la escuela tiene la obligación de llevar a cabo las siguientes tareas:
- Con relación al niño o adolescente enfermo: inclusión e integración, tanto en el centro en general como en su grupo-clase en particular; acogida en todos los retornos a la escuela tras sus ausencias por posibles recaídas, intervenciones o revisiones; y educación para la salud, informándole sobre lo que le sucede y cómo se está afrontando a través del tratamiento.
- Con relación a la familia: información del estado emocional del niño en el centro y su adaptación a éste; evolución tanto del aprendizaje como de la relación con su grupo; servicios de apoyo con los que puede contar la familia para facilitar la situación del niño en el centro; y derechos y gestión de solicitudes de equipos de atención psicopedagógica, atención educativa domiciliaria y hospitalaria.
- Con relación al grupo: sensibilización en cuanto a la inclusión e integración del alumno que padece la enfermedad; vigilancia y cuidado de las relaciones interpersonales entre el alumno en cuestión y su grupo; fomento de la comunicación natural sobre la enfermedad y la salud en general, no dejando que esto sea un tema tabú; y preparación para la acogida en la escuela del compañero.
- Con relación a la escuela como espacio educativo: adaptación de la infraestructura organizativa y de espacios a las necesidades, tanto presentes como futuras; inclusión en el proyecto educativo de centro de las acciones que se deben desarrollar en relación con estas actuaciones; y creación de un clima social y físico positivo en todo el centro.
- Con relación al profesorado, maestro o tutor: facilitación de la formación específica con respecto a la situación de enfermedad del estudiante: características concretas de la enfermedad, potencialidades y limitaciones, equipos de apoyo que faciliten la situación tanto al alumno como al profesorado, atención a las posibles señales de alerta que puedan surgir estrategias y recursos didácticos; asesoramiento a la familia en función de todo lo observado en clase; y coordinación con otros profesionales para poder ofrecer una educación de calidad al estudiante.
Con todo esto, no cabe duda de que la labor de la escuela va mucho más allá de la formación académica e íntegra de sus estudiantes, sino que también debe velar, en todo momento, por ofrecer los mejores servicios posibles y bajo cualquier circunstancia a toda la comunidad educativa.
Referencias bibliográficas
Violant, V., Molina, Mª C. y Pastor, C. (2011). Pedagogía hospitalaria: Bases para la atención integral. Laertes educación.
Editor: Universidad Isabel I
Burgos, España
ISSN: 2659-5222
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