Rafael Flores de Frutos - Mié, 30/06/2021 - 11:09
Serie: 'A vueltas con la Economía' (LXIII).
En los últimos años, las diferencias en la productividad en las regiones de la Unión Europea (UE) están en el centro de las preocupaciones gubernamentales, siendo la convergencia de estas, uno de los principales objetivos de la UE y la razón principal para creación de los Fondos Estructurales y de Cohesión.
Cuando se procede al análisis económico de la convergencia en la productividad, las teorías clásicas del crecimiento económico con convergencia no parecen explicar adecuadamente lo que está pasando con las CCAA españolas.
Grupos de convergencia de las CCAA españolas.
En los siguientes gráficos, que miden la evolución histórica de la ratio PIB/Empleo, esto es, productividad, para las 17 Comunidades Autónomas españolas, desde 1980 a 2008, justo antes de la crisis económica de las hipotecas “sub-prime”, se observa como cinco CCAA dominan el PIB español: Madrid, Cataluña, País Vasco, Andalucía y Valencia. Se les denomina "regiones grandes" porque tienen la mayor renta, juntas representan el 70% del PIB español. Empíricamente se demuestra que estas regiones son capaces de aprovechar los aumentos permanentes de stock de capital (suyos o ajenos) para aumentar, en el largo plazo, sus niveles de producción y empleo. Cualquier inversión en ellas, o fuera de ellas, es productiva a largo plazo. Sin embargo, las series temporales de producción y empleo de las 12 regiones restantes, las pequeñas, poseen una propiedad estadística que implica que, a largo plazo, cambios permanentes en el stock de capital tienen un efecto nulo sobre los niveles de esas dos variables.
Por otro lado, y a pesar de la enorme cantidad de dinero gastado, la falta de convergencia de muchas regiones es una especie de destino ineludible; el problema de las diferencias en la productividad entre las regiones tradicionalmente "ricas" y las tradicionalmente "pobres" persiste sin signos de solución.
Esta falta de convergencia entre regiones puede explicarse por algunas teorías, agrupadas bajo el título de "Teorías de la no convergencia del crecimiento económico", cuyo representante más importante es la teoría de Myrdal (1957). Esta teoría se basa en la idea de que el crecimiento es un fenómeno complejo, que implica múltiples variables, económicas y no económicas, interrelacionadas dinámicamente y en constante desequilibrio. Los efectos de retroalimentación entre las variables tienden a amplificar los “shocks” iniciales. Si estos son positivos, sus efectos tenderán a reforzar el crecimiento, pero si son negativos, la retroalimentación llevará a la economía al estancamiento.
Según Myrdal, un proceso de crecimiento acumulativo comienza con un estímulo inicial. A continuación, las fuerzas del mercado benefician a aquellas regiones con las condiciones más favorables, ya que aprovechan un doble proceso. En primer lugar, en estas áreas, el crecimiento inicial atrae mano de obra calificada, creando un mercado interno más grande y dinámico, que aumenta la demanda y las expectativas de crecimiento, y, por lo tanto, estimula las inversiones en la región. Además, estas regiones pueden utilizar economías de escala y avances tecnológicos internos y externos (aglomeración) que acompañan a nuevas inversiones, no sólo aumentando la productividad y competitividad de la economía local, sino también la demanda externa. En consecuencia, la demanda de empleo aumenta, generando nuevos flujos de mano de obra. Estos efectos acumulativos conducen a una espiral creciente de "efectos de propagación", creando un círculo virtuoso de crecimiento en estas regiones.
Por el contrario, las áreas menos desarrolladas se quedan atrás porque hay una salida de fuentes de crecimiento (capital y mano de obra) hacia regiones más desarrolladas. En consecuencia, la caída de la demanda interna y la falta de expectativas e incentivos de crecimiento, que podrían haber atraído a los empresarios y nuevas inversiones, deja la demanda de capital en niveles relativamente bajos. El proceso se retroalimenta y desencadena un círculo vicioso de crecimiento.
Desde ambas perspectivas, el crecimiento económico es un proceso acumulativo que refuerza la tendencia al progreso o la regresión. La esencia de la causalidad circular es que los efectos de los mecanismos acumulativos individuales están relacionados y conducen a una espiral de crecimiento que beneficia a las regiones desarrolladas, en detrimento de las más atrasadas. Aunque hay flujos entre estas regiones, sólo aumentan las diferencias entre ellas, contribuyendo a una mayor polarización geográfica de la economía, justificando una tendencia natural a la no convergencia.
Por lo tanto, los datos ponen de manifiesto que solo una política de inversiones en stock de capital muy agresiva, que implique tasas de variación crecientes, puede hacer que estas regiones converjan a las más ricas. Ninguna inversión de carácter puntual o discrecional tendrá efectos permanentes sobre los niveles de PIB o empleo de dichas regiones, aunque sí la tendrá sobre las grandes.
Referencias:
Myrdal, G. (1957). Economic Theory and Underdeveloped Regions. London: Duckworth.
Flores de Frutos, R., Manuel León Navarro & Sofía Tirado Sarti (2021). ‘Will the Spanish regions converge in a near future?’, Applied Economics, 53:26, 3043-3053, DOI: 10.1080/ 00036846.2021.1871585
Editor: Universidad Isabel I
Burgos, España
ISSN: 2659-3971
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