Marta Martínez Vicente Profesora del Máster en Neurociencia y Educación
Mar, 26/10/2021 - 11:20

Niño asiático resolviendo un problema matemático.

Niño asiático resolviendo un problema matemático.

Serie: 'Neurociencia Educativa' (XIX)

El aprendizaje de las matemáticas, al igual que otras áreas académicas, está condicionado por distintas variables dentro de las que destacan las cognitivas, las afectivas y las motivacionales. Éstas, conjuntamente, predisponen al estudiante hacia actitudes, creencias y expectativas que generan, en ocasiones, tensiones, frustración, pesimismo y rechazo, por ejemplo, en lo que respecta a la resolución de problemas matemáticos. Ahora no existe duda de que las emociones que generan displacer están asociadas a una falta de concentración y de atención, a la impulsividad o a la dificultad para organizar y planificar; en consonancia con esto se encuentra el uso deficiente de estrategias heurísticas de resolución y de aprendizaje en general.

La importancia de las funciones ejecutivas

Las funciones ejecutivas localizadas en la corteza prefrontal juegan un papel esencial en la toma de decisiones y en las conductas implicadas con el aprendizaje, optimizándolo, cuando el funcionamiento cognitivo y emocional es idóneo. Se consideran como componentes de estas funciones: la memoria de trabajo, la inhibición, la iniciativa, la autorregulación, la flexibilidad cognitiva, la planificación y el control emocional y atencional; todos ellos esenciales para afrontar y adaptarse a situaciones de aprendizaje de manera eficaz y flexible, más aún, en el momento en el que los estudiantes se enfrentan a los problemas matemáticos.

Cuando los niños y las niñas resuelven un problema, tienden a utilizar técnicas memorísticas y mecánicas, carecen de estrategias heurísticas de resolución y actúan instintivamente, sin un plan de actuación metacognitivo. La ausencia de recursos y de estrategias de resolución provoca constantemente el fracaso de algunos estudiantes, que siguen procedimientos algorítmicos incorrectos, experimentando actitudes y emociones negativas cuando leen un problema y sienten la dificultad para resolverlo satisfactoriamente. Sus bajas expectativas conllevan, entre otras consecuencias: inseguridad, baja autoestima y, en ocasiones, elevados cuadros de ansiedad.

En el proceso de resolución de un problema matemático resulta necesario seguir un camino en el que se ponen en funcionamiento distintas tareas como son la verbalización, la exposición, la extracción y análisis de datos, la representación gráfica, distintas operaciones algorítmicas, soluciones a través del ensayo o del error y la comunicación de los resultados. Durante este proceso, juegan un papel esencial, el interés y la persistencia que, a su vez, se conjugan con variables como el control inhibitorio o la falta de flexibilidad cognitiva y que pueden interferir negativamente en la resolución final del problema.

Los errores debidos al desorden y la falta de concentración

Una buena cantidad de los errores que cometen los niños y las niñas en matemáticas se deben al desorden, las dificultades para concentrarse e inhibir las interferencias de los distractores en una tarea y la falta de organización y planificación. El aprendizaje matemático se ve dificultado cuando se aprecia algún déficit en el funcionamiento cognitivo de algún componente como la memoria de trabajo, la flexibilidad cognitiva o la planificación, contribuyendo a revelar un amplio espectro de errores de cálculo, dificultad para discriminar la información importante, falta de comprensión lectora, confusión de símbolos matemáticos o incapacidad para representar mentalmente la información o estimar los resultados. Todo esto explica que una buena parte de los estudios sobre funciones ejecutivas hayan tenido en cuenta su relación con las matemáticas y el rendimiento académico en esta materia académica (Baggetta y Alexander, 2016; Martínez-Vicente et al., 2019).

Garantizar las habilidades esenciales en el aprendizaje

Como conclusión, sería relevante que, además de las competencias básicas del currículo escolar incluidas en todas las programaciones de aula, se añadiese como una más la competencia ejecutiva, y así, garantizar el desarrollo de habilidades esenciales en el aprendizaje como son: la organización, la planificación, la flexibilidad cognitiva o el control inhibitorio, junto con las estrategias de aprendizaje, cruciales en el caso de la resolución de problemas matemáticos (Vega, 2020).

Referencias bibliográficas:

Baggetta, P. y Alexander, P. A. (2016). Conceptualization and Operationalization of Executive Function. Mind, Brain and Education, 10(1), 10-29.

Martínez-Vicente, M., Suárez-Riveiro, J. M. y Valiente-Barroso, C. (2019). Funcionalidad ejecutiva y aprendizaje en alumnado de primaria. Electronic Journal of Research in Educational Psychology, 17(1), 55-80. http://dx.doi.org/10.25115/ejrep.v17i47.2031

Vega, J. A. G. (2020). ¿Es posible un currículo basado en las Funciones Ejecutivas? De la función a la competencia: propuesta de integración de la “competencia ejecutiva” en el aula. Journal of Neuroeducation, 1(1), 114-129. 

 

Editor: Universidad Isabel I.

ISSN 2697-0481

Burgos, España.

 

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