Vanesa Martínez Valderrey - Vie, 22/04/2022 - 11:20
Serie: 'Educación en la era digital' (CXIII)
“Casi todo el mundo piensa que sabe qué es una emoción hasta que intenta definirla. En ese momento prácticamente nadie afirma poder entenderla” (Wegner, Jones y Jones, 1962, p. 3).
La educación hasta el siglo XX ha estado marcada por una elevada centración en el carácter cognitivo, donde la adquisición de conocimientos ha sido el motor del currículo académico. Sin embargo, a finales de este mismo siglo se comienza a hablar de un nuevo modelo de competencias emocionales. Si en la vida cotidiana no se separa lo racional de lo emocional ¿por qué se hace en el terreno educativo? En la actualidad se encuentran investigaciones de carácter científico que ponen de manifiesto que las emociones tienen un peso fundamental en la toma de decisiones de carácter racional. Más concretamente The Consortium for Research on Emotional Intelligence in Organizations, indica que la parte racional del cerebro utiliza el 10% de este, mientras que la parte emocional el 90% restante, siendo la parte emocional del cerebro la que responde más rápidamente ante un estímulo concreto. Como conclusión, se puede decir que la mayor parte de la información que recibe el cerebro es de carácter emocional. Por todo ello y según lo expuesto anteriormente, parece evidente subrayar la necesidad de educar en emociones desde las edades más tempranas.
En la actualidad la neurociencia educativa está ocupando un papel protagonista en la formación docente, en un intento por justificar de manera racional como el cerebro responde a diferentes estímulos y en definitiva descubrir un patrón preciso de respuesta. Si bien es cierto que hay emociones de carácter universal, también lo es que cada persona presenta un grado de competencia emocional diferente y por ello distintos umbrales de manifestación y de regulación. En este sentido es donde educadores, maestros y padres tienen un papel primordial.
Cerebro emocional.
Llegados a este punto, se propone reflexionar sobre la siguiente cuestión ¿Qué es una emoción?
Simplificando mucho la respuesta se puede afirmar que las emociones son expresiones psicofisiológicas, biológicas y de estados mentales, a estímulos que pueden estar provocados por personas, animales e incluso cosas.
Tomando como referencia esta sencilla definición y valorando la gran cantidad de estímulos a los que se está sometido parece evidente hacer una apuesta clara por la educación emocional desde el terreno escolar.
En este sentido surge otra cuestión: ¿para qué sirven las emociones? ¿Cuál es el papel de las emociones?
La tendencia de este post se sirve a la simplificación de respuestas, por ello se dirá que la necesidad de conocer y regular las emociones desde las etapas más tempranas servirá como caldo de cultivo para el desarrollo integral de los alumnos, objetivo que, valga la redundancia, se presenta como intrínseco a todo proceso educativo que se precie.
De esta manera diversos programas dirigidos a la alfabetización emocional, demuestran que un elevado nivel de competencia emocional contribuye a la mejora del rendimiento y desempeño académico. Aquellos alumnos emocionalmente competentes presentan características personales como:
- Elevado nivel de autoestima.
- Mayores niveles de motivación hacia el aprendizaje.
- Menores problemas relacionados con la conducta.
- Elevada capacidad para entender y ponerse en el lugar de los demás.
- Elevada capacidad para resolver conflictos de manera positiva.
- Mayor tolerancia a la frustración.
Teniendo en cuenta que la alfabetización emocional mejora la capacidad de la escuela para enseñar, parece necesario asumir el compromiso docente con el desarrollo de esta competencia.
Referencias bibliográficas:
Wenger, M. A., Jones F. N. y Jones M. H. (1962). Physiological Psychology. Holt Rinehart Winston
Editor: Universidad Isabel I
Burgos, España
ISSN: 2659-5222
Añadir nuevo comentario