Jorge Rafael González - Jue, 07/09/2023 - 10:17
Antonio Vayá Soler.
Entrevistas con Jorge Rafael González (XX)
Antonio Vayá Soler es Asesor en Innovación Tecnológica y Economía en la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) Nuclear Energy Agency (NEA). En la entrevista con Jorge Rafael González nos habla de su trabajo que le promueve la cooperación internacional y el intercambio de ideas sobre los temas que deben trabajar los equipos de los países miembros. Igualmente hace referencia al futuro de la energía nuclear, donde se combinarán la actual fisión con el desarrollo tecnológico para llegar a producir fusión nuclear en los reactores.
- Desde tu posición internacional, de todas las competencias de comunicación, ¿a cuál de ellas le das más valor?
Una de nuestras actividades principales como agentes de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) Nuclear Energy Agency (NEA) es facilitar la cooperación internacional, así como el intercambio de ideas, en temas de interés para nuestros países miembros. Esta actividad tiene lugar en forma de reuniones en la que los temas que abordamos son complejos, y tienen a menudo muchos detalles técnicos. En estas situaciones, y con el objetivo de tener diálogos constructivos, es fundamental “destilar” toda la información en mensaje claros y directos, apoyados con buenos datos y gráficos, y que cuentan una historia que navega a través de los intereses comunes de los diferentes países. Si resulta que los países adhieren, es cuando se puede empezar a construir las políticas necesarias para hacer de la historia que has contado una realidad.
Esto que estoy contando, parece fácil, pero requiere mucho trabajo, paciencia, y debe estar apoyado con análisis y evidencias científicas que lleva tiempo colectar y refinar. No siempre sale bien, pero nosotros ponemos en marcha siempre toda nuestra maquinaria y habilidades de comunicación y facilitación para que los países puedan sacar el máximo partido de una plataforma como la NEA.
- Por tu trabajo en un ambiente multicultural e internacional, ¿qué es lo más difícil por realizar diariamente y qué es lo que se más se agradece?
Uno de los aspectos más difíciles de mi trabajo, que al mismo tiempo se convierte en una gran fuente de motivación, es la creación de consenso entre países que a menudo tienen intereses divergentes. Esta tarea se complica aún más en el ámbito nuclear, donde las áreas de cooperación efectiva se ven reducidas por intereses geopolíticos. Las habilidades de comunicación y facilitación que menciono más arriba resultan fundamentales para identificar y enfocarse en los puntos de consenso. En ocasiones, la solución obtenida puede no es la solución que un país en particular hubiera propuesto, pero es más bien un compromiso que todos los países sobre la mesa pueden aceptar.
Por otro lado, uno de los aspectos que más valoro en las organizaciones internacionales es el intercambio de ideas y perspectivas diferentes. Esto puede ser muy enriquecedor, permitiéndonos salir de una burbuja de pensamiento y generar contenido más innovador. Como suelo decir, en la NEA logramos hacer más que la simple suma de las partes de los países miembros – es nuestro verdadero valor añadido – y eso solo es posible en ambientes multiculturales y dinámicos que facilitan la circulación de ideas y perspectivas diversas. También debo mencionar que en la NEA tengo la oportunidad de hablar español, lo cual, para alguien que nunca ha tenido la oportunidad de trabajar en una empresa española, es algo de agradecer.
- De las asignaturas del MBA, ¿Cuál crees que es la que más competencias te ha dado por tu labor actual?
Mi motivación para emprender una formación de tipo Master of Business Administration (MBA) fue doble.
En primer lugar, es una formación que complementa a la ingeniería, permitiéndote comprender cómo se gestionan y adaptan las organizaciones para servir de manera más eficiente y efectiva a sus prioridades estratégicas.
En segundo lugar, llegó un momento en mi carrera como ingeniero nuclear en el que sentí que, si quería que la energía nuclear jugase un papel más prominente en la transición energética y la lucha contra el cambio climático, tenía que hacer menos cálculos físicos y más cálculos económicos, además de entender cómo funcionan y cambian las organizaciones. Llegué a esta conclusión al observar las dificultades a las que se enfrentaba la industria nuclear para cumplir sus promesas y construir nuevas centrales en tiempos y coste. Me di cuenta de que los mayores desafíos de la energía nuclear no eran de naturaleza técnica o de seguridad, sino más bien organizacional, económica y política. Por lo tanto, decidí enfocar todos mis esfuerzos en entender, medir y mejorar estas dimensiones si realmente quería intentar cambiar las cosas en el sector. Estoy convencido que los líderes de mañana del sector nuclear deberán dominar tanto los aspectos técnicos e de ingeniería como los organizacionales y económicos para tomar las decisiones correctas.
Tras completar la formación MBA y mis años en la NEA, creo que estoy mejor equipado para entender los problemas que atraviesa el sector nuclear, medirlos y proponer soluciones. Estas competencias incluyen modelos matemáticos para optimizar sistemas energéticos, así como conceptos y modelos de análisis financiero, estratégico, excelencia operacional, gestión del cambio y economía empresarial. En resumen, el MBA me ha proporcionado modelos mentales y herramientas que permiten analizar los problemas económicos y organizacionales de cualquier industria (en este caso, la nuclear), teniendo en cuenta las políticas y el contexto de cada país.
- Desde tu visión global, a 20 años vista, ¿dirías fusión o fisión?
Personalmente, creo que en 20 años contaremos con más energía nuclear de fisión y estaremos más cerca de la comercialización de la energía nuclear de fusión.
La fisión nuclear en el futuro debería incluir más operación a largo plazo, más reactores de generación III de gran potencia además de reactores tipo Small Modular Reactor (SMR) y reactores avanzados. Según nuestras estimaciones, si queremos alcanzar las cero emisiones netas a 2050, la capacidad nuclear debería triplicarse con respecto a los niveles actuales, como detallamos en el informe Meeting Climate Change Targets: The Role of Nuclear Energy. Esto es un desafío colosal que empieza con una industria capaz de construir en tiempos y costes además de políticas industriales más agresivas.
En cuanto a la fusión nuclear, recientemente, un número creciente de actores privados y startups están obteniendo financiación para el diseño y la comercialización de reactores de fusión. Sin minimizar los desafíos técnicos y económicos que aún deben superarse para desarrollar la energía de fusión a escala comercial, considero que este dinamismo en el sector privado, sumado al modo de trabajo más rápido y ágil de las startups, solo puede traer beneficios en el campo de la fusión nuclear.
- ¿Cómo se haría una transformación digital en el mundo nuclear?
Esta es mi pregunta predilecta y podríamos dedicarle toda una entrevista, pero intentaré ser conciso.
La transformación digital en el sector nuclear no es muy diferente a la de otros sectores. El problema es que la industria nuclear llega un poco tarde, pues el nivel de regulación del sector no fomenta la innovación como ocurre en otros sectores. Sin embargo, esto también representa una oportunidad, ya que el sector nuclear puede aprender de los errores cometidos en otras industrias.
Un aspecto fundamental de cualquier transformación digital es prestar atención tanto al proceso que se busca mejorar con la herramienta digital como al uso que le da el personal. La transformación no se limita a proporcionar herramientas o software, sino que implica hacer una reingeniería del proceso con estas herramientas y acompañar a los trabajadores en su adopción. Si contamos además con el respaldo y la visión del “top management”, así como los recursos necesarios, las cosas deberían ir bien. Uno de los mayores desafíos de la transformación digital en el sector nuclear es que, para sacarle el máximo partido, debe extenderse a toda la cadena de suministro, lo cual requiere tiempo y liderazgo.
La industria nuclear es también bastante particular y se rige por procesos muy estrictos que requieren un control minucioso y no permiten el uso de herramientas estándar ya existentes en el mercado. Esto genera un coste adicional, pero no es un obstáculo insuperable. Puedo afirmar que la industria nuclear ya ha comenzado su transformación digital, pero esta aun en fases tempranas. A medida que se aprueben nuevos proyectos y se validen nuevas herramientas y procesos, la transformación avanzará a un ritmo más rápido.
- Por tu trabajo ¿te gustaría tener tiempo para hacer más publicaciones científicas o divulgativas?
Imagino que este es un desafío al que se enfrentan muchos profesionales hoy en día, donde las demandas laborales y familiares no les permiten encontrar tiempo para sus hobbies o tareas científicas o divulgativas. Tengo la suerte de que una de las misiones de la NEA es difundir nuestros estudios, lo que me ha permitido participar como ponente en varios seminarios y eventos, así como aconsejar a jóvenes profesionales que desean construir una carrera profesional en la industria nuclear y/o formar parte de organizaciones internacionales. Esta es una labor que encuentro muy estimulante y enriquecedora, y que el sector necesita más que nunca para atraer y retener los mejores talentos y poder así hacer frente a sus desafíos en mejores condiciones.
- Para terminar, ¿qué argumento usarías para eliminar el típico miedo de la energía nuclear?
Creo que la cita de Marie Curie resume muy bien la situación que la energía nuclear vive en ciertos sectores de la sociedad y en las esferas políticas: "En la vida, no hay nada que temer, solo hay que comprender".
El riesgo de accidente nuclear y los residuos representan un problema para ciertos países. Se trata de un riesgo real y la postura de ciertos países es completamente legítima. Ahora bien, esto no quita que existan medidas técnicas probadas para mitigar estos riesgos y gestionarlos de forma predecible y segura a largo plazo. Esto se sustenta en evidencia científica, que nos permite entender cómo es posible minimizar este riesgo a niveles razonables y asumibles para la sociedad. A mi parecer, también es necesario comparar el riesgo nuclear con el riesgo climático. Este último puede ser más devastador, y que no se puede controlar ni mitigar tan fácilmente debido a su efecto irreversible y la tremenda inercia que tiene.
Otro argumento que me gusta utilizar, no tanto para eliminar el miedo, sino para inyectar un poco de pragmatismo y realismo en el debate, es el concepto del trilema energético y los riesgos industriales asociados a la transición energética. El trilema proporciona un marco para el análisis y la toma de decisiones de políticas energéticas, buscando encontrar soluciones que permitan garantizar simultáneamente la reducción de emisiones, la asequibilidad (tanto desde el punto de vista de las plantas de producción de electricidad como del sistema eléctrico) y la seguridad del suministro.
No existe una solución mágica que cumpla con estos tres requisitos, por lo que seguramente la solución pasará por un mix donde las energías renovables y la nuclear convivan en mayor o menor medida dependiendo de las condiciones de cada país. Estas decisiones también tienen sus riesgos industriales y operativos. Nada nos garantiza que podamos desplegar almacenamiento y redes de transporte y distribución a la escala que un sistema con alta penetración de renovables necesita, al igual que no sabemos con certeza si los SMRs será una tecnología que podremos desplegar a gran escala. Estas incertidumbres deben ser identificadas, aceptadas y gestionadas, ya que, de no hacerlo, el coste puede ser elevado para la sociedad. Una forma de proceder es no cerrarse ninguna opción hasta que estas incertidumbres se disipen. Este es el marco que, a mi parecer, debería guiar toda planificación energética, y en particular las decisiones relacionadas con el futuro de la energía nuclear.
Nota del entrevistador: Las opiniones expresadas en esta entrevista son exclusivamente las del entrevistado y no reflejan necesariamente las posturas y opiniones de los países miembros de la organización que representa.
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