Eduardo Fernández García - Jue, 07/11/2024 - 13:33
Crecida del agua por las calles durante la DANA que supera los dos metros de altura.
Serie: 'Seguridad a tu alcance' (XLVIII)
Desgraciadamente los instrumentos de la Protección Civil se perfeccionan con ocasión de emergencias reales. También lamentablemente los ciudadanos perciben la relevancia de los planes, estrategias y normas de Protección Civil cuando suceden catástrofes impactantes. En los últimos días, una atónita sociedad española ha asistido, primero con asombro y después con gran pesar, al impacto en vidas humanas y destrucción material que la DANA del 29 de octubre ha supuesto en distintas zonas del territorio nacional, especialmente en la Comunidad Valenciana. A partir de la constatación de una cierta descoordinación entre Administraciones y una percepción muy negativa por gran parte de la ciudadanía respecto de la gestión de este episodio, conviene hacer algunos apuntes que desde el punto de vista académico deben tratar de mejorar los mecanismos de los que se dotan los poderes públicos para protegernos a los ciudadanos. Por tanto, el análisis urgente debe alejarse del ruido político e incluso de la intensidad mediática de los días precedentes.
Es un examen pausado y reflexivo, por consiguiente, el que aconseja puntualizar algunas cuestiones como las que en estas líneas se apuntan. Confluyen en estas ideas dos dimensiones bien distintas: por un lado, mi propia experiencia pasada al frente de la Dirección General que en una comunidad tan compleja como Castilla y León tiene asignada la responsabilidad en Protección Civil y el hecho de haber estado doce años en muy distintas situaciones de emergencia que requirieron la declaración de niveles 2 y la constitución de CECOPIs; de otra parte, mi condición de docente en una Universidad como la nuestra que contiene entre el currículo formativo del Grado en Ciencias de la Seguridad una asignatura como Catálogo Nacional de Medios y Recursos de Protección Civil, que bien hubiera podido servir para evitar algunas descoordinaciones y fallos logísticos en los días pasados.
Miembros de protección civil y el ejército en la zona.
Primero, innumerables programas en los que los tertulianos se han convertido repentinamente en expertos en Protección Civil claman por la inmediata sustitución de los planes y protocolos de actuación. Probablemente ninguno de los tertulianos se haya molestado en leer detenidamente los planes sectoriales y territoriales y ver los catálogos de medios y recursos que en ellos se incluyen, tanto de la Administración General del Estado como valencianos. Mucho más parece este un problema de inaplicación de las previsiones de los planes que de obsolescencia e insuficiencia sobrevenida, aunque serán bienvenidas todas las revisiones que no se hagan al inmediato calor de una tragedia tan dolorosa para luego olvidarse de sus actualizaciones periódicas.
Segundo, no solo importa la letra de los planes, sino que se revela absolutamente decisivo el tiempo de su aplicación. Es muy posible que veamos a partir de este momento elevarse más rápidamente los niveles de gravedad y la difusión de las alertas. En esto vale más pecar de gatillo fácil que de prudencia exasperante en la constitución de los centros integrados, con presencia de todas las Administraciones, cualquiera que sea el director de la emergencia. Estoy segura de que si las autoridades autonómicas valencianas pudieran volver atrás en el tiempo, esto sería lo primero que cambiasen.
Vecinos retirando enseres acompañados de los bomberos que analizan el estado de las viviendas.
Tercero, uno, que tuvo la ocasión de participar activamente en un grupo de trabajo para la elaboración de los protocolos de activación de la UME, cree que el problema no es la relación entre esta unidad y las autoridades autonómicas. Por el contrario, estoy aún estupefacto ante la escasa movilización de recursos propios de otras unidades, sin entrar en la posible preterición del Jemad. Hay que saber cómo se mueve la UME físicamente, y quizás la pronta llegada de la ayuda a algunas localidades incomunicadas hubiera requerido otras unidades helitransportadas. El modelo de organización interno es algo que deberá debatir el Ministerio de Defensa ante la sensación, y lo que es peor, la realidad de desamparo de algunos ciudadanos en riesgo vital.
Cuarto, el esquema piramidal del encaje de los planes territoriales no puede en España llevar a una falsa idea de federalización de las competencias de Protección Civil, en las que rige un principio competencial y no jerárquico territorial. Una vez que se ha activado con el nivel 2 de la emergencia el CECOPI es profundamente insolidario y escasamente efectivo decir, por parte de la Administración General del Estado que, si la dirección de la emergencia necesita más medios, que los pida, como si los representantes de la AGE fuesen una realidad ajena a los acontecimientos e incluso a la propia constitución orgánica del CECOPI. A partir de este momento y cada vez que haya un problema complejo de Protección Civil, se van a producir incrementos exponenciales de las peticiones de medios estatales por parte de las comunidades autónomas. Y todo el mundo recordará la infortunada frase.
Efectos de la DANA en las calles de la zona afectada.
Para analizar todas estas cuestiones habrá días; estamos aún en el tiempo, como ha hecho la Universidad Isabel I, de lamentar las vidas perdidas, anhelar que algunos desaparecidos se encuentren, mostrar solidaridad con todas las víctimas, respaldar a los que aún están sufriendo muy duramente el impacto de esta catástrofe, desear que las ayudas económicas para recuperar la normalidad lleguen con prontitud y, en definitiva, acompañar a los más indefensos en tan duro trance.
Editor: Universidad Isabel I
ISSN 2697-288X
Burgos, España
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