Patricia Comesaña Dto. Comunicación
Mié, 01/02/2017 - 16:57

no hay tutía

Ilustración: Fernando Serra

Serie: 'Del dicho al hecho histórico' (XXXI)

¿Sabías que, cuando empleas la expresión «no hay tutía», en realidad, por muy desesperante que sea tu tía María, Carmen o Luisa, ninguna de ellas tiene nada que ver con el hecho de que algo se convierta en imposible o frustrante?

¡Tranquilo! No nos hemos confundido al escribir la frase histórica de esta semana. «No hay tutía» (así, escrito junto) es una expresión que empleamos coloquialmente para referirnos a algo que no tiene remedio, cuando una persona se empeña o empecina en algo y no da opción a cambiar de opinión o de manera de actuar a pesar de los argumentos que se le den. También se utiliza para referirse a una cosa o hecho que es imposible que ocurra y/o que puede generar frustración.

Debemos tener en cuenta que este tipo de dichos se transmiten de manera oral de generación en generación, por lo que raramente los vemos escritos. Esta circunstancia y la similitud fonética han provocado que se haya distorsionado la grafía de esta frase y se haya extendido de manera errónea la idea de que el término «tutía» se escribe separado, «tu tía», haciendo referencia a la figura de parentesco (hermana de padre o madre).

Pero nada más lejos de la realidad. La manera correcta de escribir esta frase se ha ido modificando a lo largo de los siglos y ha generado una derivación de la expresión original. En 1770 el Diccionario de la lengua castellana recogía el término «atutía», escrito junto para referirse a un ungüento medicinal de origen árabe elaborado con hollín de óxido de cinc, cuyo uso se destinaba a enfermedades oculares. Por aquella época, debía de ser un remedio medicinal muy utilizado para curar estos y otros males. Por lo visto, esta medicina se adquiría en las boticas de la época. De ahí que el origen de esta expresión lo encontremos en las antiguas farmacias, siendo «no hay atutía» la respuesta que se les daba a los pacientes que acudían a comprar este medicamento en momentos en los que ya no quedaban existencias. A partir de entonces comenzó a generalizarse el significado actual de «no hay tutía» para indicar frustación, dificultad en algo o desesperación.

Fuentes de consulta: www.muyhistoria.es y Ya está el listo que todo lo sabe (blog de Alfred López)

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