Carlos Pérez Atanet - Mar, 28/02/2017 - 16:41
Serie: 'Del dicho al hecho histórico' (XXVI)
La expresión «buscarle tres pies al gato» se suele utilizar para definir situaciones en las que se está tentando a la paciencia tratando de explicar lo inexplicable o justificando lo injustificable, causando, con ello, malestar o molestia a otra persona. Pero, teniendo en cuenta esto, ¿no tendría más sentido que, en lugar de tres pies, dijésemos cinco? Buscarle tres pies (o patas, mejor dicho) a un gato es fácil, porque las tiene, pero cinco es ya rizar algo más el rizo, ¿no?
La razón de que esto sea así es que la expresión «buscarle tres pies al gato» es, en realidad, una deformación de otra anterior, concretamente de «buscarle cinco pies al gato, y no tiene más que cuatro», a la que se solía añadir, además, una coletilla burlona en forma de réplica: «No, que son cinco con el rabo».
La frase original tiene más sentido y además es mucho más divertida, al menos a nuestro juicio. Sin embargo, en algún momento sufrió una transformación y el cinco se sustituyó por un tres. El momento exacto no se sabe, pero debió de suceder en algún momento anterior a 1605, fecha de publicación de la obra por excelencia de la literatura española. Y es que en las páginas del Quijote ya podemos leer:
«—Y enderécese ese bacín que trae en la cabeza y no ande buscando tres pies al gato.
—¡Vos sois el gato y el rato y el bellaco! —respondió don Quijote».
Fuentes de consulta:
- Pascual, G. S. (1999). Abecedario de dichos y frases hechas (Vol. 19). Edaf.
- Iribarren, José Mª; El porqué de los dichos. Gobierno de Navarra. Departamento de Educación, Cultura, Deporte y Juventud. Novena edición. Octubre 1996, pág. 111.
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