Andrés Seoane Fuente - Jue, 25/05/2017 - 12:25
Las administraciones públicas y las empresas tuvieron durante mucho tiempo a la prevención de riesgos laborales (prl) como una ‘maría’, y no se preocupaban en exceso por la seguridad de los trabajadores. Las estrategias de ámbito tanto nacional como europeo para cambiar este rumbo fueron dando sus frutos, encadenando más de una década de reducción en el número de accidentes laborales desde el año 2000 en España. Pero la salida de la crisis y, con ella, el aumento de los asalariados, ha invertido esta tendencia. Ahora se requieren más que nunca profesionales en la acción preventiva con una formación especializada, una preparación para la que superar un máster oficial se presenta como una opción con muchas salidas profesionales.
Los accidentes tanto en el puesto de trabajo como in itinere –en los desplazamientos desde el domicilio hasta el lugar de trabajo y viceversa- se han incrementado entre un 5% y un 7% durante los tres últimos años. Parece lógico que si aumenta la masa de empleados pueda hacerlo también este registro, pero, principalmente desde los sindicatos, se ha insistido en un “retroceso” en materia de prevención.
Mejorar las condiciones de seguridad implica no solo un menor coste originado por los siniestros laborales, sino también un incremento de la productividad empresarial y, con ello, un crecimiento económico y la posibilidad de generar empleo. Para lograrlo se precisan especialistas en la prevención de riesgos laborales, dotados de unas competencias adaptadas al mercado de trabajo actual y con capacidad para tomar decisiones que influyen directamente en los resultados de las compañías.
Y estas necesidades no se ciñen en exclusiva a las grandes empresas o multinacionales. La Comisión Europea contempla, en el Marco Estratégico de la Unión Europea en materia de salud y seguridad en el trabajo diseñado para el periodo 2014-2020, que los principales esfuerzos de los estados miembros deben dirigirse a las microempresas y pequeñas empresas, para que elaboren un plan de medidas efectivas y eficaces en la prevención de riesgos, mejoren en la acción preventiva de enfermedades relacionadas con el trabajo, y afronten los retos que plantea el actual cambio demográfico. Teniendo en cuenta que más del 95% del de las empresas nacionales tienen menos de 10 trabajadores, la demanda de este perfil profesional se prevé muy elevada para los próximos años.
Por sectores, y en base a la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2015-2020, proyectada por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, las actividades que necesitarán más especialistas en esta materia dada la mayor incidencia de los accidentes de trabajo son la silvicultura y la explotación forestal, la pesca y la acuicultura dentro del sector agrario; las industrias extractivas, la fabricación de productos metálicos, las actividades de descontaminación y gestión de residuos en la industria; la ingeniería civil en la construcción, y las actividades relacionadas con el transporte en el sector servicios.
Si además del índice de incidencia de siniestros laborales con baja, se consideran las actividades con el mayor número de trabajadores, las ramas de actividad prioritarias se encuentran en la industria de la alimentación, la construcción de edificios, las actividades de construcción especializadas, la fabricación de productos metálicos y la asistencia en establecimientos residenciales.
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