María Dolores Molina Poveda - Vie, 01/04/2022 - 10:00
Niña mirando por la ventana en una clase con mobiliario de principios del siglo XX.
Serie: 'Educación en la Era Digital' (CX)
Si echamos la vista atrás puede que nos resulte difícil concebir que la fecha de nacimiento de nuestro sistema educativo sea el siglo XIX. Durante este siglo se promulgó la primera ley de educación española y se crearon algunas instituciones que supusieron una revolución, como la primera Escuela de Párvulos, las Escuelas Normales o la Institución Libre de Enseñanza. Sin embargo, la situación educativa de nuestro país seguía siendo desoladora, sobre todo al inicio del siglo XX, tras la pérdida de las colonias en 1898. Pero «no hay mal que por bien no venga», y es que, a pesar de la crisis económica en la que se vio inmersa el país, hubo un movimiento (Regeneracionismo) que veía en la educación un instrumento para mejorar la situación en la que se encontraba el país, pero antes había que cambiar y modernizar dicha educación.
Cambios, innovaciones e «inmovilismo»
La Enseñanza Primaria que se ofertaba en los centros públicos continuó sufriendo el abandono por parte del Estado, además de que se la seguía considerando para las clases populares. En 1900 se inició la construcción de la primera Escuela Graduada en Cartagena. Sin embargo, y a pesar de que esta primera escuela supuso todo un hito, el proceso para instaurarla fue lento y tedioso, por lo que la escuela unitaria siguió siendo la principal protagonista, así como las aulas con una ratio muy elevada.
Otra peculiaridad de estos centros es que muchos de ellos (que no todos y no todos los públicos) estaban situados en edificios insalubres y mal acondicionados para la enseñanza. En 1910, el ministro conde de Romanones convocó una Asamblea de Inspectores de Primera Enseñanza para conocer la situación de dichas escuelas, encontrándose con que algunas de ellas estaban ubicadas cerca de un cementerio, y otras en establos, teatros, cárceles, en un café, etc.
Primera escuela graduada de Cartagena (1900). Fuente: Wikimedia.
Sí se destacó en esta Asamblea que los colegios privados impulsados por órdenes religiosas cumplieran con estos «estándares de calidad», lo que llevó a algunos inspectores a afirmar que en poco tiempo no quedarían niños en las escuelas públicas, debido a las mejores condiciones arquitectónicas y materiales de los privados, pero no porque se impartiese mejor enseñanza. Sin embargo, se continuó con la construcción de nuevas escuelas, pero de manera lenta e insuficiente para albergar a todos los niños, por lo que el índice de analfabetismo, aunque continuó disminuyendo, también lo hizo de forma lenta.
En cuanto a cambios e innovaciones nos encontramos con la irrupción de nuevas metodologías como la de Montessori, Decroly, Froebel (esta ya comenzó a ser conocida en España en el siglo XIX), etc., aunque su utilización se enfocó más en la etapa de infantil y no en todos los centros estuvieron presentes.
Otros hitos fueron que en 1900 se creó el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, y en 1901 se aprobó que el pago del sueldo de los maestros correspondiese al Estado, incluyéndose esta partida en el presupuesto de 1902. Aun así, el sueldo de los docentes seguía siendo bajo y muchos de ellos tenían que recurrir a otros trabajos para poder sobrevivir. Esta situación de penuria y miseria que vivieron los docentes españoles durante los siglos XIX y XX dio origen a la expresión de «pasar más hambre que un maestro de escuela».
En definitiva, la situación de la educación, aun siendo desoladora, continuó avanzando, a veces con pasos pequeños y otros con pasos más significativos como, por ejemplo, con la creación de la Junta para la Ampliación de Estudios (JAE) (1907), la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio (1909), la Residencia de Estudiantes (1910) y la Residencia de Señoritas (1915), entre otras.
Editor: Universidad Isabel I
Burgos, España
ISSN: 2659-5222
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