Alumnos de Abogacía - Mié, 11/12/2019 - 17:16
Por Santiago Lanza.
Durante los días 2 al 13 de diciembre Madrid acogerá la Cumbre Mundial del Clima (Conferencia de las Partes – COP, por sus siglas en inglés) número 25 en el recinto ferial IFEMA.
Esta Cumbre se debía celebrar en Santiago de Chile, si bien los graves disturbios acontecidos en dicho país dieron como resultado la cancelación de la misma y el posterior ofrecimiento del Gobierno de España para acoger la misma, lo cual ha supuesto un verdadero reto dada la premura de los preparativos.
La celebración de estas cumbres deriva de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC), aprobada en 1992 en la Cumbre de la Tierra de Rio de Janeiro de 1992, que entró en vigor en 1994, y que constituye el foro internacional en que se llevan a cabo todas la actuaciones y negociaciones en materia de lucha contra el cambio climático.
En estos años han sido varias las Cumbres del Clima celebradas pero destaca por su importancia la celebrada el Kioto -COP 3- en el año 1997, que dio lugar al denominado “Protocolo de Kioto”, en el que no participaron todos los países y que establecía compromisos jurídicamente vinculantes para reducir/limitar las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y los requisitos de informes y revisiones más estrictos. También debe señalarse el Acuerdo de Paris del año 2015, el cual fue un éxito ya que en principio se firmó por todas las partes de la CMNUCC, si bien algunos países como EEUU se han descolgado posteriormente aunque, de acuerdo a una cláusula del pacto no se podrá consumar hasta el año 2020. En el mismo se establecen compromisos en función de las contribuciones de cada país al objetivo global de no aumentar la temperatura media mundial en más de 2ºC para el año 2100 e intentar rebajar ese umbral a 1,5%. Para el logro de este objetivo, ambicioso, se establecieron compromisos de financiación de los países desarrollados y mecanismos de flexibilidad de los países en vías de desarrollo.
En relación a los participantes en las Cumbres, son diversos los asistentes, si bien se pueden agrupar en diferentes categorías. Así, primeramente se cuenta con delegaciones de los diferentes países, encabezados por los ministros, generalmente de medio ambiente. Incluso, en ocasiones, participan Jefes de Estado o de Gobierno. Asiste igualmente personal de Naciones Unidas, relativo al Secretariado de la CMNUCC y Observadores, como por ejemplo empresas e industrias, denominados “BINGO” – Business, industry non-governmental organizations); ONG ambientales (“ENGO” – Environmental non –governmental organizations); investigadores y ONG independientes (“RINGO” – Research and independent non-governmental organizations); sindicatos (“TUNGO” – Trade non-governmental organizations); jóvenes (Youngos – Youth representatives), mujeres y género, pueblos indígenas, organizaciones intergubernamentales, Gobiernos locales y granjeros.
Al respecto de los logros a adoptarse, a priori, existen unas expectativas elevadas para que la COP 25 consiga finalizar las reglas de funcionamiento del Acuerdo de París, que se aprobaron en la cumbre de Katowice en el año 2018 y que dejaron un elemento inacabado: el diseño de los llamados Mecanismos de Cooperación, que incluye los mecanismos de mercado herederos de los existentes como el comercio de emisiones (EUA) y Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) derivados del Protocolo de Kioto y que resultan un elemento clave para la competitividad de las empresas.
Además se ha puesto de manifiesto que con las contribuciones que los países han presentado se superará el umbral del 1,5 ºC antes de 2050 y que no se cumplirán los objetivos del Acuerdo de París por lo que uno de los principales objetivos de la COP 25 es conseguir que las Partes aumenten su compromiso y ambición climática.
En este sentido debe destacarse que el pasado mes de septiembre se celebró la cumbre de acción por el clima en Nueva York convocada por el Secretario General de Naciones Unidas y en el que Europa lideró un esfuerzo compromisario al que se sumaron en total 77 países y el cual no suscribieron EEUU, China y la India (UE, EEUU, China e India acumulan el 60% de las emisiones mundiales) y que tenía por objetivo inicial incrementar los esfuerzos y llegar a una reducción de al menos un 45% para 2030. Otro de los requerimientos para cumplir con el objetivo de los 1,5ºC era que los países preparen estrategias para llegar en 2050 a la neutralidad de carbono, por ejemplo mediante estrategias de captura de dióxido de carbono o absorción a través de bosques.
Queda por tanto ver qué papel van a adoptar estas grandes economías mundiales en Madrid y el papel de los diferentes agentes (empresas, ciudades o incluso grupos inversores cuyo papel se ha potenciado tras las intenciones de grandes economías de no participar en los Acuerdos de Paris).
En todo caso estaremos atentos al discurrir de las misma y ver si, como ya sucediese en Cumbres anteriores, activistas como Greta Thunberg son capaces de remover las conciencias de los dirigentes de esos países cuya contribución a la lucha contra el cambio climático se encuentra a fecha de hoy en entredicho.
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