Sandra Suárez Castro - Mié, 08/01/2025 - 11:22
Joven pensativo apoyado en una pared.
Serie: 'Criminología en serie' (L)
La delincuencia juvenil es una problemática que atañe a diversas poblaciones en todo el mundo y tiene consecuencias devastadoras para los menores, su familia y la comunidad. Cuando hablamos de delincuencia juvenil hacemos referencia al conjunto de conductas antisociales y actividades delictivas, llevadas a cabo por individuos que no han alcanzado todavía la mayoría de edad. Las conductas antisociales que se presentan durante este periodo pueden aparecer de forma breve, durante el transcurso normal del desarrollo evolutivo del menor o, por el contrario, establecerse de forma prolongada. Esta variabilidad estará determinada en gran medida por los factores de riesgo, entendidos como aquellas características presentes en el individuo que pueden predisponer a la realización de conductas delictivas. Estos factores de riesgo en delincuencia juvenil pueden clasificarse en tres categorías principales según su naturaleza: individuales, familiares y sociales.
Riesgos individuales, familiares y sociales
En primer lugar, se encuentran los factores de riesgo individuales, que incluyen características como la baja autoestima, la impulsividad, la búsqueda de gratificación inmediata y las dificultades en la regulación emocional. Además, condiciones de salud mental como la depresión o el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), comúnmente están asociadas a la realización de conductas disruptivas. Otros factores relevantes son el bajo rendimiento escolar, las creencias favorables al comportamiento antisocial o el consumo de sustancias.
En cuanto a los factores de riesgo familiares, el entorno juega un papel crucial en el desarrollo y aprendizaje de los menores. La exposición a dinámicas familiares disfuncionales, en las que se desarrollen conductas violentas, actitudes negligentes, así como estilos de crianza inadecuados, puede aumentar el riesgo de involucrarse en actividades delictivas. Asimismo, un historial familiar de delincuencia puede perpetuar un ciclo intergeneracional del delito.
Por último, en lo que respecta a los factores de riesgo de carácter social, las condiciones económicas desfavorables, la exposición a entornos violentos o la influencia de pares con conductas antisociales, entre muchos otros, puede influir en la realización de conductas delictivas. Investigaciones como las llevadas a cabo por Durán (2017) identificaron que un número significativo de menores infractores residía en contextos sociales con elevados niveles de delincuencia, exclusión social y desarraigo comunitario. Además, la carencia de oportunidades educativas y laborales puede predisponer a los jóvenes a buscar alternativas en actividades ilícitas.
Terapia multisistémica
Para abordar esta problemática, son varios los modelos a los que podemos hacer referencia. La terapia multisistémica (Multisystemic Therapy, MST) busca intervenir en los sistemas que rodean al menor (familia, escuela, amigos, etc.) con la finalidad de abordar los factores de riesgo que presenten. Investigaciones como la llevada a cabo por Henggeler (2012) confirman la capacidad de la MST para reducir la conducta juvenil antisocial. Otro modelo eficaz es la justicia restaurativa, la cual involucra al infractor, la víctima y la comunidad con la finalidad de que se repare el daño causado. Las primeras iniciativas surgieron en Nueva Zelanda y Canadá, con programas experimentales que han mostrado resultados positivos en la disminución de la reincidencia y los costos económicos asociados al sistema judicial (Calle, 2023). Por último, el modelo de intervención familiar (Functional Family Therapy, FFT) busca mejorar la dinámica familiar y el desarrollo de habilidades parentales, considerando la familia como un agente clave en el cambio del menor. Estudios como el de Hartnett et al. (2016) señalan que la FFT es efectiva en reducir la actividad criminal hasta en un 60%, siendo reconocida por la Oficina de Justicia Juvenil y Prevención de la Delincuencia como un programa efectivo para jóvenes infractores y en riesgo (Littell, Pigott, Nilsen, Roberts, & Labrum, 2023).
Sin duda, la delincuencia juvenil es una problemática que presenta una gran complejidad y lesividad. Aunque la conducta delictiva no puede explicarse únicamente a partir de factores de riesgo aislados, es fundamental identificar y comprender aquellos que influyen en el desarrollo delictivo de los menores. Asimismo, resulta clave analizar las estrategias de intervención disponibles para garantizar la prevención de delitos juveniles y mitigar las consecuencias negativas que esta genera, tanto en los jóvenes implicados como en la comunidad.
Bibliografía
Calle, M. D. (2023). Justicia Juvenil Restaurativa: Tendencias Actuales y su Impacto en la Sociedad. Andares Revista de Derechos Humanos y de la Naturaleza, 4, 4-13.
Durán, S. (2017). Los factores individuales y del entorno en la exclusión social y la conducta delictiva en la adolescencia. En TDX (Tesis Doctorals en Xarxa).
Hartnett, D., Carr, A., & Sexton, T. (2015). The Effectiveness of Functional Family Therapy in Reducing Adolescent Mental Health Risk and Family Adjustment Difficulties in anIrish Context. Family Process, 55(2), 287-304.
Littell, J. H., Pigott, T. D., Nilsen, K. H., Roberts, J., & Labrum, T. K. (2023). Functional Family Therapy for families of youth (age 11–18) with behaviour problems: A systematic review and meta‐analysis. Campbell Systematic Reviews, 19(3).
Yurrebaso, A., Valverde, E. M. P., & Baz, B. O. (2022). Estudio de los factores de riesgo en menores infractores para el diseño de intervención social. Dialnet.
ISSN 2697-1984
Editor: Universidad Isabel I
Burgos, España
Añadir nuevo comentario