Alfonso Cortés Pérez - Mié, 28/04/2021 - 09:00
Serie: 'Cultura Preventiva' (XXIII)
Lo que el refranero resolvía respecto de las capacidades del diablo poniendo por delante de su presumible malvado talento su avanzada edad, hoy se ha dado en llamar, aprendizaje experiencial, o sea una forma de llegar al conocimiento a través de la experiencia y la reflexión sobre ella. Parece que este funesto año nos ha marcado por una experiencia tan colosal como inesperada y disruptiva tal es la pandemia mundial que ha generado el tristemente conocido coronavirus SARS-CoV-2.
Los que llevamos años dedicados a la prevención de riesgos laborales cuasi predicando (en el desierto mayormente) sobre la necesidad de prevenir, de combatir el riesgo en su origen, como dice la ley, repitiendo incesantemente que proteger no es prevenir, que la última opción (no la primera) ante un riesgo siempre es la protección, sobre todo si es individual, que es necesario un cambio de cultura en las organizaciones y en las personas, que debe haber comunicación, información y formación, que los medios de protección deben estar homologados, que siendo que todo esto parece sencillo, resulta un asunto complejo y que por eso no sólo con el sentido común se puede resolver...
Pues bien, 25 años después de la aprobación de la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales nos llega el COVID19 y todo esto sobre lo que llevamos trabajando en el ámbito laboral en España, en toda Europa, y en medio mundo (el otro medio bastante tiene con asegurarse comer todos los días) a la vista de los resultados, resulta que no ha calado, todo eso sobre lo que se han invertido tantas horas, tanto esfuerzo y tanto dinero, no ha calado tanto como debería o como podría esperarse, así que parece dudoso el aprendizaje experiencial obtenido en el ámbito laboral en esta materia, que prácticamente representa a la sociedad al completo, excepto a los más pequeños de cada casa que, sin experiencia, han dado una lección de disciplina y resiliencia (para reflexionar), no obstante… ¿qué habría sido de nosotros si no hubiéramos tenido siquiera este entrenamiento de 25 años?
Nos hemos encontrado ante un riesgo de verdad, que mataba, no sabíamos cómo, y por lo tanto no sabíamos cómo evitarlo, nos dijeron que no era nada, luego que sí, que no hacía falta mascarillas, luego que sí, que no pasaba nada si nos juntábamos, luego que sí, que se había acabado, luego que no, que ahora no salgas, que ahora sí,… parece que se ha realizado una muy mala gestión de la pandemia, pero no sólo en España, en todo el mundo, tal vez en unos sitios un poco mejor y en otros un poco peor, o un mucho, pero si en ningún país se ha evitado el contagio y la muerte de ciudadanos, o sea si no se ha conseguido combatir el riesgo con una eficacia del 100%, tal vez hayamos de convenir que combatir el riesgo no es una cuestión sencilla evidente y de sentido común, tal vez es la gran conclusión de nuestro macro aprendizaje experiencial, gestionar un riesgo es muy complejo y muy difícil, son multitud de factores dependientes los que intervienen y es casi imposible combatirlos todos siempre con éxito, así que contrariamente a lo que solemos decir hemos de asumir que la seguridad 100% es imposible, así que nuestro enfoque hacia el riesgo debe ser acercarnos lo máximo posible a ese 100%.
Darwin, también muy recordado este último año, decía que no sobrevive el más fuerte si no el que mejor se adapta. La gestión del cambio y la resiliencia son las formas civilizadas de adaptarse, todos estábamos viendo venir a las TIC y a lo Smart y su entrada en nuestras vidas y en nuestros trabajos, el que más y el que menos había visto algún documental, había hecho algún curso, había oído alguna charla, había leído algún artículo en prensa el fin de semana sobre los cambios que se avecinaban, algo así como Blade Runner pero de verdad, y en poco tiempo, pero al final pensabas en el lunes y se disolvían esas ensoñaciones. Pues bien, la llegada del COVID nos ha llevado a todos a utilizar esas herramientas para hablar con los nuestros, porque no podíamos salir de casa y menos viajar, a algunos para trabajar con ellas, y hete aquí que nos encontramos de bruces con el teletrabajo, y sus maravillas, y sus miserias ¡Qué maravilla (y qué horror) trabajar desde casa!
El trabajo en casa nos obliga a adaptar la mesa del salón, y es horrible, las sillas sin ruedas son mortales durante horas, la luz del salón deslumbra, como la ventana de al lado, y nos encontramos de frente con la ergonomía ¡vaya! Pero además empezamos a tener reuniones por Skype, ZOOM, TEAMS… vaya lío, no te conectas, la red se cae, no sabes como entrar, pero después de un mes ya todos en la empresa se conectan bien, pero tú no ¡Qué agobio! Como no controlas muy bien las herramientas echas más horas que un reloj ¡qué agobio! Los peques sus hermanos mayores empiezan a tener clases por videoconferencia, así que la red de casa se cae, va lenta, en las reuniones se cortan los diálogos, tardas mucho tiempo en descargar archivos ¡qué agobio! Sentirse un inútil o un incapaz ha sido muy habitual, sentirse desbordado por la situación, ha sido lamentablemente muy habitual, esto ha producido y está produciendo problemas mentales importantes ¡Vaya, los riesgos psicosociales!
En fin, que ya tenemos mascarillas, de las FP esas con marcado CE, eso que nos contaban en los cursos de PRL en la empresa, y que el malvado virus se contagia por aerosoles, por el aire, así que ya sabemos que estamos ante un riesgo biológico ¡Vaya la higiene industrial! Y por suerte sabemos que hay vacunas, que tardaremos un poco más pero que a la enfermedad la venceremos gracias a la medicina ¡Vaya la medicina (no del trabajo, pero conceptualmente, es lo mismo)!
El 28 de abril es el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, este último año hemos estado frente a todos los conceptos básicos de la prevención de riesgos laborales, siendo que la experiencia no ha sido agradable, aprovechemos para reflexionar sobre todo esto y llevarnos bajo el brazo un valiosísimo aprendizaje experiencial, seguramente en el ámbito laboral sea de lo mejor que podamos sacar de este último año.
Editor: Universidad Isabel I
Burgos, España
ISSN 2695-284X
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