Raquel Martín Ríos - Mié, 22/01/2025 - 12:44
Infografía del cerebro humano.
Serie: 'Neurociencia educativa' (LII)
Los seres humanos pertenecen al grupo filogenético conocido como Bilateria, caracterizado por la presencia de simetría bilateral. En el caso de los humanos, esta simetría bilateral responde a una necesidad evolutiva de equilibrio y coordinación entre las partes derecha e izquierda del cuerpo. Cualquier asimetría significativa, ya sea física o sensorial, podría representar una desventaja en entornos hostiles, al aumentar la vulnerabilidad frente a posibles amenazas. Por lo que la simetría ofrece importantes ventajas adaptativas, como mayor rapidez, resistencia, movimientos lineales y eficientes para desplazarse/escapar. Sería plausible pensar que un cuerpo simétrico precisa también un cerebro simétrico. Sin embargo, aunque el cerebro parece simétrico externamente, presenta múltiples asimetrías anatómico-estructurales en áreas homólogas de ambos hemisferios. De hecho, el cerebro humano es el más asimétrico de entre todas las especies animales.
La evolución filogenética del cerebro en los homínidos ha sido estudiada principalmente en términos de aumento del tamaño cerebral, patrones de surcos y características de la forma cortical. Dentro de este contexto, la asimetría cerebral emerge como un claro indicador de evolución avanzada, reflejando una alta especialización funcional en diversas áreas.
A nivel macroscópico, las asimetrías más notorias incluyen las petalias, que se refieren a protrusiones asimétricas en la superficie cerebral. Por ejemplo, se observa que el lóbulo frontal derecho suele sobresalir más que el izquierdo, mientras que el lóbulo occipital izquierdo es generalmente más prominente que el derecho. Estas diferencias podrían estar vinculadas a funciones especializadas, como el lenguaje, que se relaciona con áreas predominantemente izquierdas, y la percepción espacial, más asociada al hemisferio derecho. La expansión de la corteza occipital juega un papel crucial en los primates, ya que facilita la integración de las habilidades visuales y manuales.
Otra asimetría visible corresponde a la variación en la curvatura de la cisura de Silvio entre hemisferios que está relacionada con el desarrollo del lenguaje, ya que un mayor ángulo en el hemisferio izquierdo se asocia con la dominancia lingüística. Asimismo, la región de planum temporale es una de las diferencias anatómicas más consistentes entre los hemisferios y generalmente se presenta en mayor dimensión en el hemisferio izquierdo ya que parece vincularse con la capacidad para procesar lenguaje. El giro de Heschl, localizado en el lóbulo temporal medio dentro de la región perisilviana es la primera área cortical en la vía auditiva que procesa la información del sonido. Parece que esta estructura en el hemisferio izquierdo tiende a estar más involucrado en la percepción de patrones auditivos relacionados con el lenguaje, como los fonemas y las entonaciones específicas del habla. Mientras que el área de Broca específicamente en el hemisferio izquierdo está relacionada con la producción del lenguaje y la planificación del habla.
En los recién nacidos, el cerebro es relativamente simétrico funcionalmente, y las especializaciones hemisféricas se desarrollan con la experiencia y la interacción con el entorno. Este proceso se extiende hasta la adolescencia, modulando habilidades según factores genéticos y ambientales.
Referencias:
Faccini-Durán, G. (2024). Filogénesis del sistema nervioso y la conciencia. Acta Neurológica Colombiana, 40(1).
Falk, D. (2012). Hominin paleoneurology: Where are we now? En Progress in Brain Research (Vol. 195, pp. 255-272). Elsevier.
Editor: Universidad Isabel I.
ISSN 2697-0481
Burgos, España.
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