Mª de los Ángeles Casares García - Vie, 11/02/2022 - 10:20
Análisis neuronal de una paciente.
Serie: 'Neurociencia educativa' (XXVI)
Si alguna erudita, o cualquier persona interesada en la neurociencia quisiera conocer quiénes son los principales exponentes de esta disciplina científica, lo probable es que tras consultar las fuentes bibliográficas disponibles, encontrara nombres como Antonio Damasio, Averroes, Avicena, Broca, David Bohm, Bertrand Russell, Bunge, Crick, Michael Dennett, Dobzhansky, Ebbinghaus, Eccles, Ernst Mayr, Golgi, Gadamer, Humboldt, Hodgkin, Huxley, Husserl, Helmholtz, Hume, Kandel, Kahneman, Linneo, Leonardo da Vinci, Locke, Lamarck, Mendel, Pascal, Pavlov, Popper, Piaget, Kant, Rizzolati, Searle, Schiller, Skinner, San Agustín, Sherrington, Thorndike, Vesalio, Volta, William Harvey, William James, Watson, Wernicke, Wundt.. . (Blanco, 2014) y es probable que se preguntara, pero ¿ha existido alguna mujer neurocientífica en la historia? o ¿Dónde están las mujeres neurocientíficas?
La respuesta a esas preguntas sería que han existido, y existen, mujeres que han dedicado su vida a investigar en neurociencia, pero que la historia no siempre ha reconocido su trabajo, como, por desgracia, ha ocurrido, y sigue ocurriendo en muchas otras áreas de la investigación científica. En demasiadas ocasiones los méritos y reconocimientos no se asocian a nombres de mujeres, sino que se consideran una prerrogativa exclusivamente masculina.
En los siguientes párrafos vamos a intentar rescatar del olvido los nombres de algunas mujeres que dedican, y dedicaron su vida a la neurociencia, tanto en el ámbito nacional como en el internacional.
En España, afortunadamente, en los últimos años se está poniendo en valor la labor de aquellas investigadoras conocidas como «las mujeres de la escuela de Cajal». Luisa Herrera, pionera de la introducción de las teorías Junguianas en el análisis del inconsciente en España. Manuela Serra, que escribió numerosos artículos sobre las fibrillas intracelulares en la neuroglia de las ranas. Laura Forster, experta en técnicas neuro histológicas. Y Soledad Ruiz-Capilla, estudiosa de la fisiología del diencéfalo y el mesencéfalo en modelos animales y en las patologías del sueño. A Santiago Ramón y Cajal, considerado el fundador de la Neurociencia moderna y Nobel en Medicina en 1906 «en reconocimiento de sus trabajos sobre la estructura del sistema nervioso» quizá no le habrían dado ese premio, o quizá sí, sin la colaboración de esas cuatro brillantes mujeres neurocientíficas.
Mujeres y neurociencia. Fuente: Sociedad Española de Neurociencia.
En el ámbito internacional deberían empezar a resultarnos también familiares nombres como Huda Akil, Brenda Milner, Marian Diamond, Muriel Deutsch Lezak, May-Britt Moser, Mckay Moore Sohlberg y Catherine Mateer.
El equipo de Huda Akil (Siria) es conocido por haber proporcionado la primera evidencia fisiológica del papel de las endorfinas en el cerebro, y por demostrar que las endorfinas se activan por el estrés y pueden inhibir del dolor.
Brenda Milner, la neuropsicóloga canadiense conocida como la fundadora de la neuropsicología, ha recibido más de veinte doctorados honoris causa en prestigiosas universidades de todo el mundo y en 2014 recibió el Kavli Prize in Neuroscience «por el descubrimiento de las redes cerebrales especializadas en la memoria y cognición».
Marian Diamond (California) puede ser denominada, sin duda alguna como una de las grandes pioneras de la neurociencia moderna, con sus investigaciones evidenció que el cerebro humano tenía la capacidad de ser modificado, sentó las bases de los futuros estudios sobre la neuroplasticidad cerebral.
A la también estadounidense Muriel Deutsch Lezak le debemos el acuñar el término «funciones ejecutivas», lo que sí es conocido es que llevó a cabo sus investigaciones estudiando las lesiones cerebrales de los soldados que habían estado en la guerra de Vietnam.
La noruega May-Britt Moser recibió el premio Nobel en Fisiología o Medicina (compartido con John O'Keefe y Edvard Moser), «por sus descubrimientos de células que constituyen un sistema de posicionamiento en el cerebro».
Sin olvidar a las también norteamericanas Mckay Moore Sohlberg y Catherine Mateer, que desarrollaron un modelo de atención fundamental para potenciar la rehabilitación cognitiva.
Para terminar este recorrido por aquellas neurocientíficas cuya labor investigadora ha cambiado la realidad y no siempre han sido tan reconocidas como sus colegas varones, no queremos dejar de nombrar a ese grupo de mujeres que se propusieron como objetivo demostrar empíricamente la inexistencia de diferencias cerebrales en función del sexo. Como son Helen Hamilton Gardener, que demostró que la inteligencia humana no estaba relacionada con el tamaño del cerebro, Gina Rippon, una de las mayores expertas mundiales en interpretar las imágenes del cerebro obtenidas por escáneres, Cordelia Fine a quien se le adjudica haber acuñado la palabra «neuro sexismo», Daphna Joelo que definió el término «neuro feminismo» y Rebecca Jordan-Young, autora del libro «Brain Storm. Los defectos en la ciencia de las diferencias sexuales». Todas ellas rebaten en sus trabajos la afirmación de que los cerebros humanos están organizados de manera distinta en los hombres y en las mujeres.
Esperemos que algún día, todas ellas encuentren su lugar en la historia.
Referencias Bibliográficas:
Blanco, C. (2014). Historia de la neurociencia. El conocimiento del cerebro y la mente desde una perspectiva interdisciplinar. Biblioteca Nueva.
Giné, E., Martínez-Mora, M. D. C., Sanz-Míguez, M. D. C., Nombela, C. y de Castro, F. (2019). Women neuroscientists in the Cajal School. Frontiers in Neuroanatomy, 13, 72.
Jordan-Young, R. (2011). Brain Storm: Los defectos en la ciencia de las diferencias sexuales. Harvard University Press.
Editor: Universidad Isabel I.
ISSN 2697-0481
Burgos, España.
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