Jorge Rafael González - Vie, 14/10/2022 - 10:13
Marcelino Núñez Corchero, meteorólogo del Estado y Delegado Territorial de la Agencia Estatal de Meteorología de Extremadura
Serie: 'Entrevistas con Jorge Rafael González' (XII)
Marcelino Núñez Corchero, meteorólogo del Estado y Delegado Territorial de la Agencia Estatal de Meteorología de Extremadura analiza la situación que ha generado este cambio climático en el mundo. Ha explicado los cambios en las variables de temperatura, y la posibilidad de que España se pueda convertir en una zona desértica.
¿Estamos en un punto de no retorno, y solo de contención, o existe la posibilidad de volver a una situación climático anterior a la revolución industrial?
No, no estamos ante un punto de no retorno, estamos en un momento en el que la temperatura, y otras variables climáticas, están cambiando respecto a su valor de referencia debido al aumento de la concentración de CO2 en la atmósfera. En los años venideros existe la posibilidad de frenar este aumento de la concentración de CO2, y de que el cambio que se está produciendo en algunas variables climáticas disminuya su tendencia. Volver a valores preindustriales es una posibilidad desde luego pero tiene que pasar mucho tiempo, siglos diría yo
¿Siguiendo la evolución que lleva el cambio climático, España se puede convertir en zona desértica en 10 o 15 años?
La posibilidad existe, de hecho, las áreas con una característica pronunciada de aridez han aumentado en los últimos 30 años. Aemet ha comprobado qué estas áreas han aumentado desde principio de los años 70 del siglo pasado que eran de 3-6%, sobre el total de la superficie de la Península, hasta un 15-20% a día de hoy. No obstante España es un país desarrollado, que está aplicando políticas de resiliencia, y qué está aplicando reducciones en sus emisiones de CO2, además el seguimiento de las políticas marcadas por la Unión Europea nos llevará, entiendo, a una mitigación de los efectos del cambio climático y, por tanto, este aumento de la aridez no será muy significativo. Pero todo dependerá de la senda, o comportamiento, que como sociedad llevemos a cabo, tanto en España, como en la Unión Europea, y en el mundo.
¿Cómo se ha reflejado esta variación en las temperaturas mínimas y las máximas registradas en Extremadura?
Las tendencias de temperaturas máximas y mínimas observadas en los dos Observatorios Principales que tiene AEMET en Extremadura, Cáceres y Badajoz, nos muestran que son más significativos los aumentos observados en la temperaturas máximas que en las mínimas. Las tendencias observadas en el Observatorio de Badajoz/Talavera, para el mes de Julio, por ejemplo, son de 0.27ºC por década para las temperaturas máximas y de 0.23ºC para las temperaturas mínimas. Mientras que para ese mismo mes y el Observatorio de Cáceres tenemos que las tendencias observadas son de 0.20 ºC por década para las temperaturas máximas y de 0.02ºC para las temperaturas mínimas. Dentro de los meses del año, son más significativos los aumentos o tendencias en el mes de mayo que en el resto del año. Lo cual confirma la idea de que, en Extremadura, el mes de mayo se va pareciendo cada año más a los meses de verano que a los meses de la primavera que le preceden.
¿Cómo han evolucionado las precipitaciones en el último siglo en Extremadura?
La precipitación en España se caracteriza por una gran variabilidad interanual y las tendencias dependen del período considerado. En general y para toda España, las series disponibles indican un descenso de los valores medios desde el inicio de los años 70, pero NO se observan tendencias significativas si se analizan desde el inicio de las observaciones hacia 1860. En Extremadura Aemet dispone de series de precipitación anual que abarcan el periodo de 100 años de datos, 1920-2019, tanto en Cáceres capital como en Badajoz capital.
Analizados estos datos se concluye que no se observan tendencias en la precipitación total anual para dicho periodo. Si analizamos las series de datos de precipitación anual disponibles de 65 años (1955-2019) se concluye que: para las estaciones situadas en la cuenca hidrográfica del Guadiana se observan tendencias de disminución de precipitación anual del orden de -2 a -3 mm al año, estadísticamente significativas en algunos casos como Talavera. Estos datos observados concuerdan con las proyecciones climáticas de Aemet que nos dicen que la precipitación acumulada anual sufrirá una ligera tendencia negativa en los años venideros debido al cambio climático.
¿Qué avances tecnológicos de los últimos años han dado un paso notable para la predicción de tiempo?
La predicción del tiempo se basa en tres pilares: observación, comunicaciones, y capacidad de procesamiento. Estos tres pilares han sentido grandes avances significativos en los últimos años. La observación se ha visto mejorada por la ampliación de los satélites meteorológicos, con mayor capacidad, con mayor número de canales, y con mayor resolución tanto temporal como espacial. Las comunicaciones, como todo el mundo sabe, han aumentado su capacidad y su velocidad en los últimos años de un modo vertiginoso. Y la capacidad de cálculo ha mejorado muchísimo, no obstante sigue siendo un cuello de botella, pues los modelos meteorológicos cada vez demandan más velocidad, esto ha sido así en el pasado, está siendo presente y seguirá siendo en el futuro.
¿Bajo su experiencia, cree que la inteligencia artificial nos puede ayudar en las predicciones y toma de decisiones medioambientales?
Desde hace ya unas décadas, los meteorólogos y los climatólogos hemos comprendido que el análisis y la predicción del clima tiene que hacerse sobre un sistema global, qué se denomina sistema climático. Este sistema está compuesto de la suma de muchos subsistemas: la Biosfera, la hidrosfera, la criosfera, la litosfera, etc., e implica múltiples, y muy complejas, interrelaciones entre todos estos subsistemas. Sin ser un experto en el tema de la IA, mi opinión es que cambios paradigmáticos como la inteligencia artificial, o el análisis del Big Data, ayudarán sin duda a la predicción y el análisis de sistemas muy complejos, como son los medioambientales o meteorológicos.
De entre todos los hechos atmosféricos, ¿cuál puede ser el más difícil de predecir?
Como ya he dicho antes una buena predicción tiene que estar forzosamente precedida por la observación y la comunicación de los datos, por tanto, los sistemas más difíciles de predecir, incluso a veces casi imposible, son aquellos sistemas o fenómenos meteorológicos que se desarrollan en muy poco tiempo, y que además se caracterizan por tener una muy pequeña dimensión espacial. Estamos hablando de tormentas muy violentas, o tornados, reventones, etc., las características descritas los hacen casi invisibles para la observación y por tanto para la predicción.
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