Cristina Pérez Espés - Mar, 19/04/2016 - 10:49
Hace unos meses, el actual premio Nobel de Economía, Angus Deaton, afirmaba lo siguiente: «Los que hemos tenido la suerte de nacer en los países adecuados tenemos la obligación moral de reducir la pobreza y la mala salud en el mundo». Esta frase no me dejó indiferente, ya que me hizo reflexionar sobre el papel tan importante que tiene la moral en el mundo. Los países pobres, además de dinero para subsistir, necesitan que las personas que viven en los «países adecuados» se conciencien de su situación para encontrar soluciones y que su ayuda no sea una simple limosna.
Actualmente, vivimos en un mundo en el que cada vez se tienen más derechos y menos obligaciones o responsabilidades, como yo prefiero llamarlas. Deaton, con aquella frase, no solo hace alusión directa a la economía en términos generales, sino que va más allá, también hace referencia a valores tan básicos como lo son la solidaridad y la responsabilidad moral. Valores que deberían formar parte de todos los ámbitos de nuestra vida, no solo del de la economía.
Como docentes, también tenemos una gran responsabilidad: educar a nuestros alumnos. La Real Academia Española define este término como «desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc.». Como se puede apreciar, también se incluyen las facultades morales.
Considero que, si todos fuéramos un poco más conscientes de nuestras responsabilidades en cada uno de los diferentes roles que tenemos a lo largo de nuestra vida, juntos contribuiríamos a la construcción de una sociedad mejor.
Y recuerda, ejerce tus derechos, pero no olvides tus responsabilidades.
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