Hugo Martínez Martín - Mar, 30/04/2019 - 13:59
La tecnología es un componente cada vez más presente en la sociedad. Su desarrollo y evolución es cada vez más rápido y su aplicación en el ámbito educativo no es una excepción. Gracias a este avance se han podido eliminar, por ejemplo, las barreras geográficas y temporales o se ha contribuido a la democratización del acceso al conocimiento y a los recursos educativos. Existen ocasiones en las que estas afirmaciones, aunque reconocidas y aceptadas, en el momento de analizar cómo afectarían al caso propio de cada persona provocan dudas.
Pensar en comenzar algún estudio en línea, especialmente si es la primera experiencia, puede ocasionar incertidumbre sobre las competencias digitales y la formación y disposición tecnológica necesarias para poder desenvolverse con soltura en esta nueva empresa. No es extraño, por lo tanto, que surjan preguntas del tipo ¿qué conocimientos tecnológicos son indispensables?, ¿qué tipos de dispositivos o hardware se necesitarán?, ¿supondrá algún desembolso económico mayor?
La tecnología aplicada a la educación abre un abanico considerable de nuevas opciones y posibilidades enriquecedoras. La Universidad Isabel I se caracteriza por ser capaz de integrar estos avances tecnológicos en un proceso de enseñanza-aprendizaje óptimo, lo más significativo y satisfactorio posible. Algunos ejemplos son el uso de aulas virtuales, simuladores formativos, entornos inmersivos o la realidad virtual. Sin embargo, desde la Universidad se garantiza siempre una implantación tecnológica justificada, razonable, lógica, coherente y que camine de la mano de la pedagogía.
Este modelo complementario posibilita aprovechar las diferentes fortalezas y oportunidades que otorga el avance tecnológico (holoconectividad, ubicuidad, metadimensionalidad…) (Arancibia Herrera y Pérez San Martín, 2002) garantizando la menor repercusión posible sobre la comunidad educativa. La Universidad Isabel I no promueve un escenario en el que la tecnología esté supeditada a la pedagogía, tampoco justifica lo contrario, sino que fomenta la máxima de una implementación tecnológica al servicio de la educación (Duart y Sangra, 2000, p. 17).
Una de nuestras premisas educativas es asegurar la accesibilidad tecnológica a cualquier contenido utilizado en el proceso de enseñanza-aprendizaje. En este sentido, por ejemplo, no es necesario disponer de un equipo informático de última generación para utilizar el aula o aprovechar los recursos incluidos. Respecto al uso de software, en la medida de lo posible, se facilitarán alternativas multiplataforma y gratuitas. En cuanto a las competencias digitales, conocer el funcionamiento de los navegadores web y de una suite ofimática suele ser garantía suficiente para asegurar que se dispone de los conocimientos mínimos necesarios.
Es más, si estás leyendo este artículo, estamos prácticamente seguros de que dispones de las competencias digitales y los medios tecnológicos necesarios para comenzar a estudiar en la Universidad Isabel I. No obstante, en el caso de que todavía no lo tengas claro, te recomendamos la visualización del siguiente vídeo para que pierdas todos los miedos.
Recursos bibliográficos:
Arancibia Herrera, M. y Pérez San Martín, P. (2002). Antecedentes conceptuales, tecnológicos y pedagógicos para la propuesta de un modelo educativo a distancia. Estudios Pedagógicos, 2002(28), 157-164.
Duart, J. y Sangra, A. (2000). Aprender en la virtualidad. Gedisa: Barcelona.
Entrada publicada el 30/04/2019
Editor: Universidad Isabel I
Burgos, España
ISSN: 2605-258X
Comentarios
La democratización de la enseñanza
Jorge R. Mujico replied on
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