Jorge Burgueño López - Jue, 09/06/2022 - 11:00
Información en el cerebro.
Serie: 'El reto del Profesor en Formación' (XXX)
En la actualidad, el conocimiento del funcionamiento de las redes neuronales y de las diferentes partes del cerebro es mucho mayor. Desde hace varios años, múltiples disciplinas del conocimiento se aprovechan para nutrir sus áreas de estos nuevos descubrimientos, de ahí el surgimiento de la neuropsicología, el neuromarketing, la neuroeconomía, la neuropolítica o la neurolingüística.
Por tanto, ¿existe una rama propia para la mejora de la educación a través de los procesos cerebrales?, ¿Cómo se podría aprovechar este saber para mejorar los procesos educativos?
Esta disciplina de la neurociencia cognitiva se denomina neuroeducación. A través de esta especialidad, se profundiza en el conocimiento de mecanismos cerebrales como aquellos que favorecen la preservación de la memoria, la activación de la atención o la adquisición del lenguaje. Estos aspectos son fundamentales para los procesos de enseñanza-aprendizaje, y son útiles para que cualquier docente pueda aprovecharlos para diseñar sus tareas, actividades y unidades didácticas.
Experiencias del cerebro y su almacenamiento.
Por ello, propongo una serie de aspectos que los educadores podrían tener en cuenta para conocer cómo aprende mejor el cerebro y generar aprendizajes más profundos y duraderos en los alumnos:
Las emociones, clave en el proceso de aprendizaje.
El doctor en neurociencia Francisco Mora, titula una de sus obras como “Neuroeducación. Solo se puede aprender aquello que se ama”. Lo que amamos y odiamos, lo que nos produce gozo y placer o, por el contrario, lo que nos repugna, tiene una influencia enorme en lo que aprendemos. Las emociones regulan los aprendizajes y tienen una relación directa en los procesos cognitivos. Cualquiera puede hacer el pequeño ejercicio de cerrar los ojos y recordar
- su etapa de Educación Primaria, por ejemplo: ¿Qué aprendizaje recuerdas con mayor nitidez? Lo más probable es que ese recuerdo esté asociado con alguna emoción fuerte que sentiste: pánico, enorme alegría, gran sorpresa, etc. Esto se debe a la cercanía entre las dos principales partes que gestionan en mayor medida las emociones por un lado, la amígdala, y la memoria a largo plazo, el hipocampo.
- Niveles altos de estrés y las situaciones que producen ansiedad bloquean la capacidad de aprendizaje cognitivo y deterioran los procesos atencionales. De esta manera, los docentes debemos estar atentos para generar ambientes que favorezcan la relajación cerebral. Para ello, existen técnicas que pueden ser utilizadas tales como la inclusión de música en ciertas tareas, la meditación o el mindfulness o la creación de espacios para cultivar el silencio y control de la respiración.
Reducir el estrés y potenciar la relajación ayudan a nuestro cerebro.
- La memoria es como una red, que conecta aspectos que va aprendiendo con otros que ya conocía previamente. Por tanto, los aprendizajes se fortalecen cuando somos capaces de vincular las nuevas experiencias con conocimientos previos. Además, el conocimiento del cerebro señala que para que un concepto quede fijado de manera significativa en la memoria y que no sufra grandes cambios a través del tiempo, la repetición de los conceptos es fundamental. Es importante indicar, sin embargo, que para que el aprendizaje sea eficaz, esta repetición debe darse de maneras diferentes, mediante tareas o ejercicios diversos, y el contenido debe estar impregnado de sentido para los alumnos.
Referencias:
Burgueño López, J. (2022). Neuroeducación : ¿Cómo aprende mejor el cerebro?. Padres Y Maestros / Journal of Parents and Teachers, (389), 6-11.
Le Van Quyen, M. (2019). Cerebro y Silencio. Las claves de la creatividad y la serenidad. Plataforma Editorial.
Manes, F. y Niro, M. (2021). Ser Humanos. Todo lo que necesitas saber sobre el cerebro. Paidós.
Sousa, D. (Ed.). (2014). Neurociencia Educativa. Narcea.
Editor: Universidad Isabel I
ISSN 2792-1859
Burgos, España
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