Sandra Lado - Mié, 16/11/2022 - 11:01
Representación de la tolerancia.
La Real Academia de la Lengua define la tolerancia como la actitud de una persona que respeta las opiniones, ideas o actitudes de los demás aunque no coincidan con las suyas propias. Este concepto está relacionado con la capacidad de permitir y aceptar ideas y otras formas de pensamiento o comportamiento de los demás. Por tanto, requieren el respeto a las ideas, las creencias o las prácticas de otras personas cuando son diferentes o contrarias a nuestra manera de pensar.
Ser tolerante es lo mismo que decir que una persona es respetuosa, indulgente y considerada con los demás, que define al individuo con la cualidad del respeto y la admisión de lo diferente. En la infancia, la tolerancia es fundamental para ayudar a los niños en la integración en el grupo o el equipo. Forma parte de un proceso de aprendizaje que ayuda a que ganen más confianza en sí mismos, fomentando la autoestima; favorece la relación con los demás sin generar estereotipos; o evita conductas y comportamientos agresivos y violentos como el bullying. El aprendizaje de un valor como la tolerancia entre los más pequeños favorece la sensibilidad hacia nuevas experiencias, otras culturas o el intercambio de opiniones con respeto, además de facilitar las claves para que el niño crezca más feliz.
Los adultos son el espejo en el que se reflejan los más pequeños. Pueden aprender la tolerancia a través de cómo se relacionan los adultos, por medio de libros, películas o documentales, en el colegio, donde aprenden a socializarse o las culturas de otros países del mundo.
La tolerancia se considera uno de los Derechos Humanos, inalienable, que no implica indulgencia o indiferencia sino respeto a creencias, cultura y opiniones. Ser diferente no es algo negativo, lo malo son los prejuicios que puedan tener las personas que realizan acciones que no entendemos o comprendemos cada uno desde nuestra cultura.
La tolerancia es todo lo contrario a la discriminación, el bullying, la homofobia, la xenofobia o la intolerancia, términos que generan violencia e impiden vivir en paz. En esta fecha, en el Día Internacional de la Tolerancia se busca dejar a un lado los prejuicios e intentar entender al otro. Solo así se promoverá un mundo más justo y respetuoso con los derechos, pensamientos y acciones de los que no piensan como uno mismo.
Según Locke, tolerancia debe tener límites en dos niveles porque no cabe ser tolerante para quien niega las bases de la convivencia social y no se debe tolerar a quien niega las bases de la tolerancia. Por tanto, los límites de la tolerancia están en que no se vulnere la libertad individual ni los derechos humanos de cada persona. Esos límites estarán relacionados también con la responsabilidad y el respeto hacia uno mismo y hacia los demás.
La legislación establece límites que penaliza a quienes comenten abusos respecto a los demás. Sería el asesinato, el abuso sexual, la trata de personas o tráfico de órganos humanos, la explotación laboral o la esclavitud, el terrorismo, el tráfico de armas y drogas, la tortura o el secuestro, la corrupción y la destrucción del medio ambiente o el racismo y la xenofobia. La historia de la humanidad está llena de atrocidades que quizá pudieron evitarse si se hubieran puesto límites a la permisividad o la pasividad de quienes promovían la intolerancia. Por tanto, tal y como señala Karl Popper en su libro ‘La sociedad abierta y sus enemigos’, “la tolerancia ilimitada debe conducir a la desaparición de la tolerancia”.
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