Marta Sánchez Viejo - Mié, 14/12/2022 - 10:32
Contaminación ambiental: fábrica. Fuente: 20minutos
Serie: 'A vueltas con la economía' (XCIII)
El ser humano y su fuerza productiva han multiplicado la capacidad de alteración de las características materiales de su propio hábitat. Lejos de vincularse a un poder y control positivo sobre el medio, la dirección de estas transformaciones apuntan a un escenario desalentador.
En la década de 1950, el desarrollo industrial mundial alcanzó unos niveles de incremento sin precedentes -con un promedio de crecimiento del 5,6% anual hasta 1970-. En ese tiempo, la producción aumentó a gran velocidad y la disponibilidad de capital y recursos energéticos baratos se hizo más abundante. Todo ello supuso que el consumo planetario aumentase y se produjese una adicción a la energía barata y a una forma de consumo y de vida que han arrastrado problemas hasta la actualidad. La civilización termoindustrial, el transporte, o la alimentación se han constituido alrededor de la dependencia de estas energías y ordenación productiva; una forma de vida y consumo que, desde hace un tiempo, parece no ser sostenible. Todo esto lleva a preguntarse si el sistema económico y productivo actual es viable a corto-medio plazo o, si por el contrario, es preciso adecuarlo a otras formas de existencia en respuesta a las emergencias planetarias.
A pesar de la crisis medioambiental y de recursos que lleva ya tiempo inaugurándose, las demostraciones materiales quedan invisibilizadas por la subjetividad sistémica actual -que dificulta el pensamiento sobre la fragilidad como especie y sujeto social-. Parece que solo la detonación de esta crisis, al romper la posibilidad material de complacer las subjetividades actuales, dejará ver el problema de organización social y económico.
Paul Ehrlich ya concluyó años atrás que la combinación de alta población y tendencias de consumo están produciendo una extinción masiva de la biodiversidad, clave para que el total de la sociedad pueda sobrevivir -obtención de aire, alimentos o agua-.
El crecimiento de la población, junto con el consumo excesivo per cápita, está llevando a la civilización al límite: miles de millones de personas ahora tienen hambre o están desnutridas por micronutrientes, y la perturbación climática está matando a la gente. - Paul Ehrlich
Paul Ehrlich. Fuente: DW
El presente parece la profecía autocumplida y conflictos como la guerra de Ucrania, denominada ya el primer conflicto bélico de la “Era del Descenso energético”, se conformaría como otra pieza que pone en peligro la forma de vida existente, un comienzo de belicismo contra la escasez. La dinámica autoexpansiva de la acumulación de capital supone una situación de urgencia al poner en jaque al planeta y a la manutención del status de vida actual; situación que exige la conversión a otro modo de vida y forma de producción.
Daños en ciudades por la guerra de Ucrania. Fuente: Perfil
Las reglas de la naturaleza están sujetas a leyes físicas y no es posible su modificación, pero sí es viable cambiar la estructura y ordenamiento del modo de vida al que nos enfrentamos. Para ello, se precisa una revisión de las acciones y resultados del modo de vida moderno para tomar partido por una transformación, producción y forma de vivir compatible con el planeta.
Bibliografía
- Aparicio, A. (2014). Historia Económica Mundial 1950-1990.
- Carrington, D. (2018). Paul Ehrlich; Collapse of civilisation is a near certainty within decades.
- Rey, A. (2019). Preparados para el desastre: «Survivalismo» y colapso en la distopía contemporánea (el caso de «The Walking Dead»). Tropelías(31), 68-85.
- Riechmann, J. (2016). El no actuar en aquellos días. Apuntes sobre la crisis ecosocial. Foro Transiciones.
- Taibo, C. (2019). Colapso: Capitalismo terminal, transición ecosocial, ecofascismo. La catarata
Editor: Universidad Isabel I
Burgos, España
ISSN: 2659-3971
Añadir nuevo comentario