Andrés Seoane Fuente - Vie, 28/07/2017 - 14:46
Steve Jobs durante la presentacion de uno de los modelos de iMac. Fuente: Matthew Yohe
Grandes nombres han marcado la historia de la informática, y muchos otros, desconocidos, tanto o más. Hoy nos centramos en la figura de uno de los personajes más mediáticos del mundo de los ordenadores, y en los detalles y secretos que marcaron su carrera hacia el éxito: Steven Paul Jobs.
Conocido como el hombre que llevó Apple a la cima de las empresas tecnológicas, curiosamente Jobs no se hizo (tan) rico gracias a la compañía de la manzana mordida. Aunque fundó Apple Computer Inc. junto a Steve Wozniak en 1975 -tras comenzar su andadura informática montando ordenadores a mano en el garaje de sus padres-, ciertos problemas con la junta directiva de la ya entonces multinacional que había creado le obligaron a decir adiós en 1985, conservando tan sólo una de sus acciones. Antes, eso sí, había protagonizado el ascenso empresarial más rápido de la historia, llevando a Apple a entrar en el puesto 411 del ranking Fotune 500 en apenas ocho años. Tras su salida, Jobs compró la empresa que acabaría siendo Pixar a George Lucas por una cantidad final cercana a los diez millones de dólares. Unos años después, vendió el estudio -productor de títulos como Toy Story y que le había proporcionado más de mil millones de patrimonio con su salida a bolsa- a Disney por 7.600 millones.
En 1997 Steve Jobs volvió a Apple. Y lo hizo, además, con un sueldo exigido por el mismo de un dólar al año. Con su característico estilo –New Balance 991 oscuras, vaquero, jersey negro de cuello alto y el mismo modelo de gafas-, fue el primero en apostar por el iPhone y dotarlo de tecnología táctil, y el inmenso pedido de este teléfono permitió la fabricación en serie del Gorilla Glass que hoy emplean casi todos los smartphones. Pero su ya comentada salida de Apple, que el mismo definió después como “lo mejor que podía haberme pasado”, le permitió fundar NeXT, la empresa que desarrolló el ordenador con el que Timothy Berners-Lee crearía la primera página web del mundo.
Disléxico, budista, fan de los Beatles y empleado número 0 de Apple –tuvo una discusión con Wozniak porque este era el 1 y Jobs no quería ir después de él, evidencia de su carácter auténticamente competitivo-, su vida está plagada de anécdotas y curiosidades. Una de las más famosas fue contada por el mismo el 12 de junio de 2005, en su discurso con motivo de la graduación de la Universidad de Standford. Steve Jobs se matriculó en la universidad Reed College de Portland, pero sólo asistió a clase durante seis meses, dado el alto coste de sus estudios en los que se invertía todo el sueldo de su padres, un sirio y una estadounidense de ascendencia suiza, de clase obrera. Continúo asistiendo a algunas clases como oyente, y aunque reconoce que fue una etapa complicada –dormía en el suelo de las habitaciones de sus compañeros y llevaba botellas de plástico al depósito por cinco centavos-, y se apuntó a uno de los mejores cursos de caligrafía del país, donde descubrió los tipos de letra serif y san serif, la variación de espacio entre las letras, las combinaciones…
“A priori, nada de esto tenía una aplicación práctica en mi vida. Diez años después, cuando estaba diseñando el primero ordenador Macintosh, todo tuvo sentido para mí. Y todo lo diseñamos en el Mac. Fue el primer ordenador con una bella tipografía. Si nunca hubiera asistido a ese único curso en la universidad, el Mac nunca habría tenido múltiples tipografías o fuentes proporcionalmente espaciadas. Y como Windows no hizo más que copiar a Mac, es probable que ningún PC la tuviese. Si nunca me hubiera retirado, nunca habría asistido a esa clase de caligrafía, y los ordenadores personales carecerían de la maravillosa tipografía que llevan”, explicó el mismo Steve Jobs.
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