Alejandro Gónzalez - Jue, 28/09/2017 - 13:36
En una reciente entrevista realizada a Jesús Sanmartín , Presidente del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF- REGAF) y Director Académico del Máster en Asesoría Fiscal Online de la Universidad Isabel I y la Escuela de Negocios CDD , éste expresaba su visión sobre la evolución que la profesión de Asesor Fiscal ha sufrido a lo largo del tiempo , sobrevenida intrínsecamente por la compleja evolución del sistema tributario español y , como en otros sectores, por la propia disrupción provocada por la tecnología.
Nos remontamos a una profesión consolidada cuyo surgimiento nos conduce al año 1.964, con la entrada en vigor de la Ley General Tributaria por la que el contribuyente adquiere un mayor protagonismo en cuanto a la ejecución de las gestiones con la hacienda pública, y en la que transcurridos 53 años de ejercicio ha tornado en una figura profesional clave en el entorno socio económico con el que convivimos.
El Asesor Fiscal como mero contable y liquidador de impuestos, ha ido quedando relegado por un profesional con un perfil más asociado a la consultoría, o parafraseando a la propia denominación de la profesión, más “asesor”. Con ello a medida que la profesión se ha ido cualificando, exige en paralelo profesionales con una formación adecuada a la nueva realidad demandada por particulares, autónomos (cerca de 2 millones), emprendedores (cuya tasa de actividad se sitúa ya cerca del 6%) y empresas, es decir a todos los actores intervinientes en la economía del país.
Esa cualificación profesional diverge en dos líneas claves; por un lado el dominio sobre los procesos telemáticos y de control en nuestra relación con la Hacienda pública, y por otro en la adquisición de un profundo conocimiento de la actividad fiscal, siendo más técnicos y conociendo realmente la tributación desde un punto de vista teórico para su correcta aplicación práctica.
En este escenario las posibilidades laborales y de desarrollo profesional en el ámbito fiscal, viven su particular punto de inflexión, resultando el momento adecuado ya sea para iniciarse en una profesión clave en el entorno económico, para reciclarse laboralmente ante los cambios de paradigma intrínsecos a la misma, o para ampliar el área de conocimiento que nos permita un mayor desarrollo profesional.
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