Anna Sánchez Caballé - Mié, 07/07/2021 - 14:26
Serie: 'El chip del aprendizaje'.
Según el primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos todos nacemos con libertad e iguales en dignidad y derechos, pero… ¿es así la realidad? Lamentablemente creo que no. Por ejemplo, si se pone el foco de atención en el mercado laboral, instituciones como la Organización General del Trabajo (2019) muestran que siguen existiendo diferencias entre hombres y mujeres a la hora de ejercer cargos que conllevan altas responsabilidades, en otras palabras, las mujeres aun en el siglo XXI no se han incorporado a los equipos de dirección.
Si aún acotamos más el foco de atención y observamos qué sucede en el mercado laboral STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics), es decir, en los trabajos más técnico-científicos, el género femenino tampoco sale precisamente bien parado. Las mujeres representan una minoría que tiene perspectivas más sociales y comunitarias que los hombres. Ellos, en cambio sí tienen objetivos alineados con el éxito personal (Sáinz et al. 2017).
¿A qué se puede deber tal situación? Pues, parcialmente, la explicación de esto erradica en los roles de género y la influencia que estos tienen sobre la perspectiva que tenemos de nosotras mismas. Hay estudios que demuestran que ya a los 6 años los niños tienen una autopercepción mejor en los ámbitos tecnológicos que las niñas (Bian et al., 2017). Esto no se queda aquí, sino que lo mismo sucede en la educación secundaria (Vázquez y Blanco-Blanco, 2019) y permea a la educación superior (Flores-Lueg & Roig-Vila, 2017) y, en consecuencia, tal como hemos visto previamente, también se ve reflejado en el mercado laboral.
Para afrontar el reto de la desigualdad de género en el ámbito tecnológico es importante incidir en la educación para asegurar la igualdad de oportunidades de las mujeres y facilitarles oportunidades que les permitan romper esos estereotipos prefijados (OECD, 2017). No obstante, aunque en la actualidad esto es un paso importante, también hay que ampliar las miras hacia las otras posibilidades relativas a la identidad de género no binarias (Quinan y Hunt, 2021).
En definitiva, como profesionales de la educación, es sin duda importante formar a estudiantes con habilidades digitales, pero también hay que prestar especial atención a todos los colectivos que pueden quedarse excluidos por culpa de los roles de género construidos socialmente.
Bibliografía:
Bian, L., Leslie, S.-J., & Cimpian, A. (2017). Gender stereotypes about intellectual ability emerge early and influence children’s interests. Science, 355(6323), 389–391. doi:10.1126/science.aah6524
Flores-Lueg, C., & Roig-Vila, R. (2017). El género y su incidencia en el nivel de competencia digital autopercibido por estudiantes de Pedagogía.International Journal of Educational Research and Innovation (IJERI), 79 -96
OECD (2017). The Pursuit of Gender Equality.An Uphill Battle. OECD Publishing.
Organización Internacional del Trabajo (2019). Un paso decisivo hacia la igualdad de género. En pos de un mejor futuro del trabajo para todos. Departamento de Condiciones de Trabajo e Igualdad.
Quinan, C. L., & Hunt, M. (2021). Non-binary gender markers: Mobility, migration, and media reception in Europe and beyond. European Journal of Women's Studies.
Sáinz, M., Castaño Collado, C., Meneses, J., Fàbregues, S., Müller, J., Rodó, M., Martínez, J. L.; Romano, M. J., Arroyo, L., & Garrido, N. (2017). ¿Por qué no hay más mujeres STEM? Se buscan ingenieras, físicas y tecnólogas. Fundación Telefónica.
Vázquez, I. M. & Blanco-Blanco, A. (2019). Factores sociocognitivos asociados a la elección de estudios científico-matemáticos. Un análisis diferencial por sexo y curso en la Educación Secundaria. Revista de Investigación Educativa, 37(1), 269-286.
Editor: Universidad Isabel I
ISSN 2792-2340
Burgos, España
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