El podcast ya no es un experimento (para el divulgador)

Despedida de un videopodcast.

Serie: 'Un Viaje por la Ciencia' (LII)

Hace 20 años, el periodista británico Ben Hammersley acuñó por primera vez el término podcasting. Lo hizo en el prestigioso diario The Guardian para referirse al boom de la radio de aficionados apoyada en los blogs, el reproductor iPod y el software gratuito para generar audio.

La industria del podcast ha madurado pasada su mayoría de edad. De hecho, el podcast ya es dominante en Estados Unidos. La escucha de audio en aquel país sigue -datos de Edison Reserch- por encima de las cuatro horas diarias. Lejos de los 15 minutos -estudio de Ipsos- que el 88 por ciento de los españoles dedica al día a la escucha.

Un tiempo que podría parecer escaso, pero no lo es en absoluto. Son minutos valiosos y por explotar en los próximos años. La Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC) en su última encuesta anual señala que 9 de cada 10 internautas españoles escucha audio en dispositivos conectados. El 21,2 por ciento son podcasts.

El éxito no está en el formato, sino en la narrativa. El podcast tiene una gramática propia y es aquí donde el divulgador científico puede encontrar la deseada fórmula para superar la dificultad de conectar con públicos no especializados. Hasta hace unos años, el podcast era una probeta en manos de los divulgadores de Ciencia. Hoy el audio digital debe ser para ellos un instrumento más del inventario del laboratorio si quieren realmente que el conocimiento trascienda.   

Los podcasts ofrecen nuevas vías de interpretación y reflexión sobre realidades que la radio convencional no alcanza a tratar en profundidad. El audio digital prefiere la especialización y los pequeños nichos de público. En su informe “Top tendencias digitales 2024” IAB apunta que los podcasts continuarán creciendo, pero centrados en la especialización y la creación de comunidades donde el oyente conectará a través de encuestas a tiempo real o preguntas por responder durante la escucha.

Los divulgadores pueden aprovechar la reciente experiencia atesorada en la televisión generalista, donde es cada vez más frecuente encontrar pequeños espacios en la parrilla que hacen la ciencia fácil. Porque el audio cada vez se escucha más con los ojos: videopodcast. Atraen a la llamada generación Z de la mano del todopoderoso YouTube Music. El videopodcast abre la puerta a la conversación y a la incorporación de experimentos.

La industria del podcast y del videopodcast tiene un horizonte repleto de oportunidades, aunque entre otros obstáculos, lidia con la falta de profesionalización. Científicos con formación en comunicación pueden recuperar el aspecto innovador que por tradición caracteriza al audio y que en ocasiones se diluye por la rapidez y el crecimiento exponencial del fenómeno podcast. Formatos que experimenten con la experiencia que ya tenemos y que sirvan de reclamo a más audiencias. En esto los científicos, los divulgadores científicos, llevan ventaja de serie.

Editor: Universidad Isabel I

ISSN 2792-1808

Burgos, España