Carlos Pérez Atanet - Vie, 03/02/2017 - 18:17
Escribir un blog es una experiencia más que recomendable. Desde el punto de vista personal puede ayudarnos, por ejemplo, a mejorar nuestra escritura, a adquirir nuevos conocimientos, a hacer contactos y conocer personas interesantes, a posicionarnos como expertos en un tema o, incluso, si se hace bien y se tiene suerte, el blog se puede convertir en un medio de vida, como ya ha ocurrido en bastantes ocasiones. Sin embargo, antes de empezar a hacerlo conviene seguir una serie de pasos y consideraciones.
Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de escribir un blog es saber cuál va a ser nuestro objetivo con él. Normalmente será uno de los siguientes:
- Ofrecer nuestro conocimiento y opinión al mundo sobre alguna materia en concreto.
- Posicionarnos en Internet como expertos en nuestro campo y convertirnos en influenciadores y líderes de opinión.
- Dotar de contenido y posicionar mejor una página web corporativa o personal.
Una vez elegido nuestro objetivo con el blog, hay que tener en cuenta algunos factores clave:
- Escribamos sobre lo que escribamos, debemos tener en cuenta que los artículos pueden ser leídos por cualquier persona, así que, por muy complicado que sea el tema, la escritura debe ser siempre lo más clara posible, aportando las explicaciones precisas. Para conseguirlo, puede ser útil que, al escribir el texto, pensemos en si lo que estamos escribiendo lo entendería alguna persona de nuestro círculo que no sea experta en la materia (nuestra pareja, nuestra madre o nuestro padre, etc.).
- Cuanto más escribamos, más nos leerán. Antes de empezar con el blog, es importante establecer una periodicidad y mantenerla a rajatabla. Lo aconsejable es publicar, al menos, una vez al día. De esta forma Google «sabrá» que nuestra publicación se actualiza a diario, lo cual nos beneficiará desde el punto de vista del posicionamiento. Además, nuestros lectores sabrán que encontrarán nuevo contenido si pasan a diario.
- Di quién eres. Crea una sección en la que cuentes quién eres, un resumen de tu experiencia vital y profesional.
- Hay vida fuera del blog. En Internet, la vida del artículo no termina en el momento de la publicación. La difusión en este caso es fundamental. Debemos ir donde está la gente. ¿Y dónde está la gente en Internet? En las redes sociales. Compartir el contenido, acercarlo a los posibles lectores, es algo obligado, especialmente al principio, cuando el posicionamiento de nuestro blog aún es limitado.
- Sentido del espectáculo. Aburrir no es una opción recomendable casi nunca, pero menos en Internet. Estamos ante un medio de comunicación de consumo ligero, donde los usuarios no suelen reproducir vídeos que duren más de cuatro o cinco minutos o leer posts que superen los diez párrafos. Más allá de la extensión, todo lo que sea sorprender y entretener (además, por supuesto, de informar y difundir conocimiento) será positivo. No debemos ser tímidos. Debemos desarrollar nuestra propia personalidad, nuestra propia forma de contar las cosas. Así será más fácil que los lectores conecten con nosotros.
- Internet no es papel. Texto sí, pero ¿por qué no con imágenes, vídeos, links a otros contenidos, gifs animados, infografías interactivas, plugins...? Internet permite hacerlo, así que debemos hacerlo. Si no, no estaremos aprovechando todas las posibilidades del medio y nuestro blog tendrá una clara desventaja competitiva con respecto a otros que sí lo hagan.
- Interactúa con tu audiencia. Responde a los comentarios que tus lectores te dejen en los artículos. No censures opiniones distintas a la que tú defiendas. Participa en otros blogs que te gusten o que sigas. Exprésate sobre lo que otros hacen, difunde y comparte el conocimiento de otros. Al fin y al cabo, Internet es eso, una gran red de mentes pensantes conectadas y en continuo movimiento.
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