Hugo Martínez Martín - Mar, 13/10/2015 - 09:20
Si en la anterior entrada sobre mobile learning se introdujo este nuevo concepto y se habló de algunos puntos fuertes del uso de dispositivos móviles para favorecer el aprendizaje, en este artículo se intentará concretar con el ejemplo del uso del teléfono móvil para leer libros digitales.
¿Qué ventajas y nuevas posibilidades ofrece el uso de libros digitales para favorecer el aprendizaje?
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Son una opción asequible, viable y real (materialmente hablando). Por ejemplo, la Unesco estima que un libro físico es de 300 a 500 veces más caro que su homólogo digital [1]. Por otra parte, si se compara con el uso de libros tradicionales, implica la reducción del impacto ambiental y de la contaminación que suponen la distribución y el transporte.
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Una vez descargado, permite disponer de contenidos sin necesidad de conexión a Internet. Lógicamente, pueden existir recursos que sí impliquen una conexión, pero generalmente solo serán de tipo secundario y/o complementario.
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Ofrecen materiales interactivos. Las opciones no solo se reducen a texto, sino que puede complementarse con imágenes, vídeos, audios, actividades… De esta forma, se refuerzan el contenido y el mensaje de los contenidos, además de ofrecer nuevos canales y vías de aprendizaje. Asimismo, también se pueden incluir hiperenlaces que ofrecen acceso a información adicional que brinda un abanico de nuevas posibilidades y opciones.
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Son un recurso cómodo, portable y de fácil almacenamiento. Acompañan al usuario en cualquier lugar y momento del día y solo es necesario contar con un dispositivo lector, generalmente el teléfono móvil. Físicamente no ocupan espacio, simplemente hace falta disponer de memoria para almacenarlos. El tamaño que ocupan estos recursos generalmente es muy pequeño comparado con la capacidad de almacenamiento, por lo que un dispositivo móvil puede contener una gran cantidad de libros digitales.
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Son fáciles de compartir y de presentar a los usuarios. En este sentido, solo es necesario disponer de una conexión a Internet para obtenerlos, evitando los costes y demoras que implica el transporte o el correo postal.
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Permiten el uso de tecnología DRM con el fin de garantizar determinados derechos de autor.
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Son fáciles de actualizar, lo que permite corregir errores y ofrecer versiones actualizadas con mayor frecuencia.
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Promueven la lectura. Hoy en día la gente cada vez usa más los dispositivos móviles y permanece en general más tiempo delante de pantallas.
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Si el dispositivo lo permite, pueden aprovecharse distintas herramientas que facilitan el aprendizaje: incluir anotaciones sin alterar el contenido original, redimensionar el tamaño de la tipografía utilizada, modificar las combinaciones de colores utilizada para favorecer la lectura…
Por supuesto, como cualquier otro recurso o tecnología, los libros electrónicos no deben entenderse como un recurso excluyente. Su uso es una opción, por supuesto que no la única, en la búsqueda de los materiales que mejor se adapten a las necesidades y retos educativos existentes.
[1] Unesco, Las TIC en la educación. Lectura móvil [en línea]. Consultado: 15 de agosto de 2015. Disponible en http://www.unesco.org/new/es/unesco/themes/icts/m4ed/mobile-reading/
Entrada publicada el 13/10/2015
Editor: Universidad Isabel I
Burgos, España
ISSN 2605-258X
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